¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 2081

Asier se arrodilló frente a Elia, sosteniendo un anillo de diamantes y elevándolo ante ella.

Su acción repentina no solo dejó a Maximiliano en shock, sino que también sorprendió a todos los presentes.

Todos abrieron los ojos de par en par, sin poder creer lo que veían.

Priscila estaba tan asombrada que su boca se quedó en forma de "o".

¡No puede ser! Asier, quien siempre había estado por encima de todos, al que todos miraban desde abajo, estaba arrodillado delante de todos, ¡y frente a una mujer!

¡Eso sí que era noticia!

Maximiliano y Alexander también estaban tan atónitos que se quedaron paralizados.e2

Y la que más sorprendida estaba era la misma Elia.

¡Jamás hubiera imaginado que Asier se arrodillaría ante ella!

Su primer instinto fue ayudarle a levantarse: "Asier, ¿qué estás haciendo? Levántate". Dijo ella.

Hablaba con urgencia, tratando de ayudarlo, pero Asier la detuvo, agarrándola con su mano grande. Él no se levantó, la miró seriamente con sus profundos ojos oscuros y dijo: "Elia, quiero contarte todo sobre mí".

Al escuchar las palabras serias de Asier, Elia se detuvo, no intentó levantarlo más y en cambio, lo miró fijamente, dispuesta a escuchar lo que él tenía que decir.

"Cuando tenía ocho años, mis padres se peleaban mucho por problemas de pareja y al final, un accidente de coche se los llevó. Desde entonces, perdí a mis padres. Mis abuelos me acogieron con amor, asumiendo la tarea de criarme y educarme. Mi abuelo me envió con Max, su hombre de confianza, para que me formara. La hija de Max, Aurora, siempre se ocupaba de mí, sabía que mi carácter se había vuelto difícil tras perder a mis padres, y cuando todos se alejaban de mí, fue ella quien no se asustó de mi mal genio y quiso ser mi amiga".

Asier hablaba de su vida antes de conocer a Elia.

Desde la muerte de sus padres, su carácter se había vuelto realmente impredecible.

Desde que en el cementerio escuchó a Cecilia decir que ella no era más que un reemplazo de Aurora en los ojos de Asier, había estado inquieta.

Ese sentimiento de inseguridad por no ser amada la rodeaba constantemente y por más que se decía a sí misma que no pensara en ello, no servía de nada.

Incluso temía mencionar a Aurora frente a Asier, mucho menos preguntarle sobre su pasado con ella.

Temía que la verdad fuera algo que no pudiera soportar, que en realidad fuera solo un reemplazo para Aurora en los ojos de Asier.

El miedo la hacía incapaz de preguntar.

"Hoy, frente a mi mejor amiga, le pido matrimonio a la mujer que más amo. Si Aurora me viera encontrar el verdadero amor, seguro que me bendeciría. Elia, si aceptas este anillo, serás mi esposa, mi compañera para toda la vida." Asier levantaba ligeramente la cabeza mientras hablaba, con sus ojos oscuros llenos de amor y pasión, y con voz magnética, pronunciaba las palabras más románticas del mundo.

Elia sintió un nudo en la garganta y las lágrimas calientes empezaron a rodar por sus mejillas.