Elia se apuró a asearse y vio a Rosalinda en la cocina.
Echó un vistazo al reloj, ya eran las 12 del mediodía, si se iba a trabajar ahora, también sería hora de salida.
Después de pensarlo un poco, decidió ir después de almorzar.
Así que, se calmó y se unió al juego con Josefina y los niños, con una sonrisa cálida.
"¿Mami, quieres una galleta?" Iria levantó su gordita manita, sosteniendo una galleta de frutas en forma de osito, sus grandes ojos brillaban.
Elia sonrió y tomó la galleta de su mano: "Gracias, Iria."
"No hay de qué, si mami está feliz, yo también estoy feliz." Iria sonrió, dos pequeños hoyuelos aparecieron en su carita regordeta, luciendo adorable.
El corazón de Elia también se sintió cálido.
Rosalinda recordó su regreso al Pueblo Saurí el día anterior mientras cocinaba.
La casa de Vania Sofía Saurí era grandiosa y lujosa, bloqueando el sol de su casa.
Vania regresaba a casa en un auto lujoso, mientras ellos tenían que tomar el tren, cargando con paquetes grandes y pequeños, era como el cielo y la tierra.
Vania y su familia vestían ropa de marca, joyas de oro y plata, mientras ella vestía ropa vieja, y no lucía nada lujoso.
Su familia de siete personas vivía apretujada en una casa de solo 80 metros cuadrados, y además era alquilada.
Al pensar en todo esto, su corazón se llenó de dolor.
Rosalinda salió de la cocina, viendo esa escena alegre y cálida en la sala de estar.
Elia estaba sentada en una alfombra de espuma, con cuatro niños jugando alegremente con trenes de juguete alrededor de ella.
La adorable voz de Inés continuó diciendo: "Si abuela no le hace comida a mami, nosotros le daremos nuestras golosinas, mami es muy buena, abuela no debería estar regañándola siempre."
Elia se sintió conmovida hasta las lágrimas por las palabras de los niños.
Rosalinda suspiró, su voz se suavizó: "No dije que no le daría comida a su madre, solo que no debería comer en casa, debería ir a comer al restaurante."
Los ojos de Iria se iluminaron: "Yo también quiero ir al restaurante, ¿puedo ir?"
Rosalinda sonrió resignada: "Tu mamá va a una cita, ustedes niños no deberían ir a estorbarla."
Finalmente había logrado organizar una cita para Elia con un hombre, él sabía que ella tenía cuatro hijos, pero aun así estaba dispuesto a encontrarse con ella, así que Rosalinda no podía permitir que esta cita se arruinara.
Era muy difícil encontrar a un hombre dispuesto a tener una cita con Elia.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
excelente cada capítulo es mejor amo esta historia...
suban mas capitulos por favor es excelente la historia...
Suban más por favor 🙏🏼 muy buena historia 💝...
Suban más capítulos 🙏🏼...