CAPITULO 44
Florencia entro a la habitación de manera sigilosa, ver a Romeo acostado sobre la cama era un deleite para sus ojos que aún lo deseaban.
No podía olvidar lo que los dos habían vivido, la manera en la que aquel Alfa rudo la tomó y la hizo suya, desde el primer momento la intensidad de los dos se mezclo en un frenesi de pasiones que ninguno de los dos supo controlar.
Ahora, su Alfa tenía el corazón dirigido a Aurora, la odiaba porque siempre la envidio, a pesar que Aurora nunca tuvo los mismos privilegios de Florencia, su belleza y mucho menos su seguridad, Florencia envidiaba las pocas cosas en las que la superaba.
Que le quitará a Romeo, fue el golpe que marco una estocada en su pecho, y recuperar a Romeo era una obsesión que se propuso al quedarse en este lugar, pensaba que con una noche de pasión era suficiente.
Romeo se quedó dormido, estaba cansado después de un largo día de trabajo, y de acompañar a Isabela, de lo que pasó con Aurora, era imposible no pensar en todo como si se tratara de una bomba de tiempo que en cualquier momento le iba a pasar factura a su cabeza.
Ella era lo más importante para él, Aurora tenía que recuperar la sonrisa de su alma, pero no sabía cómo, su única esperanza era que aún lo amaba, ella se lo había demostrado y esa era la única arma que tenía en sus manos.
Florencia se metió entre las sábanas, bajo el pantalón de Romeo y empezó a saciar con su lengua y boca el deseo intenso del Alfa.
La dureza del lobo empezó a crecer tocando la cabeza de aquella loba que lo hizo despertar, pensando que Aurora lo había perdonado y quería estar con el.
Gruñía, sentía que aquella garganta aterciopelada era lo que necesitaba en ese momento
— Sigue preciosa.
El lobo estaba extasiado, sentía que todo lo que quería era tenerla.
Quitó la sábana, la necesitaba encima suyo, necesitaba sentir de cerca su deseo, pero se sorprendió de manera desagradable al ver a Florencia que sonriente quiso besarlo.
—¡¿que haces aquí?!— Romeo de inmediato salto de la cama alejándose de ella, mientras Florencia se quitaba la ropa, llamandolo a la cama, quería tenerlo a su lado.
— Tu y yo sabemos que lo deseamos, se que Aurora no está cumpliendo como la reina que mereces, y yo quiero hacerlo — Florencia en verdad pensaba que Romeo aún la deseaba, que aún había ese fuego intenso que un día los unio a los dos.
Romeo la jaló del brazo y le pasó una bata de Florencia, la quería lejos de su vida y de la habitación.
—¡Te odio!— grito lleno de rabia mientras la miraba a los ojos, confirmando que sus palabras eran verdad y ciertas
Aurora entra a la habitación, después d tomar un poco de aire y de visitar a Isabela con un poco más de calma en su pecho, quería conseguir el perdón y la sanación que su corazón necesitaba.
La escena era clara, Florencia casi desnuda, Romeo acomodándose la ropa.
— Mi amor, no es lo que crees — Romeo mando saliva, esto no le favorecía.
— El me invitó a pasar, me dijo que no estarías aquí y me dijo que me desnudara, Tu sabes que Romeo aún me ama y me desea — Florencia era un experta en lanzar su veneno y fingir ser la víctima de cada situación en la que se veía involucrada.
Aurora tomó un poco de aire por la nariz
— Lo que veo es claro, no necesito una explicación — Camino hacia la pareja.
— Nunca, escúchame bien, nunca le haría a nadie que amo lo que tú hiciste conmigo, mis ojos vieron algo pero mi corazón No, quizás si hubieras escuchado ese día a tu corazón y no a Florencia, nuestra historia hoy sería diferente — Aurora se suelta de las manos de Romeo y se sienta en la cama, una lágrima baja por su mejilla.
Romeo se postra delante de ella, lo que le acaba de demostrar es que no está a su nivel, que ella es mucho mejor de lo que él fue y que no merece su amor.
— Yo te amo y te falle, lo que hiciste hoy solo me demostró que no estoy a tu altura, y por el amor que te tengo, te doy la libertad — Romeo quería devolver un poco de lo que le quitó.
— Cuando te la pedí, quería escapar, huir de el dolor que siento por mi bebe, del dolor de tu desconfianza, pero hoy no se si es la mejor opción, no te puedo perdonar aún, pero te daré una respuesta después de que empiece la temporada de cosecha — Aurora se acuesta en la cama y Romeo se queda arrodillado ante sus pies toda la noche con la cabeza sobre la cama.
Aurora se levanta al escuchar los caballos, se asoma y ve a los Omega acomodar las pertenencias de Florencia.
La loba enojada se acerca a Noelia — Tienes que estar atenta de mis órdenes, pronto sabrás de mi — Florencia no va a dejar que la pelea termine con ella derrotada.
Aurora ve como se llevan al pequeño Lucius, y su corazón siente un terrible escalofrío que la hace sentir lo mismo de la noche del incendio, como si se le partiera el corazón.
Mientras tanto...
Armando recibe la correspondencia como cada Lunes en su casa, pero una carta lo deja emocionado, tanto que de inmediato busca a Inés en la cocina.
La toma de la cintura y la eleva, mientras la loba le pide que la deje, Armando la besa y ella lo aleja — Está prohibido — le recuerda asqueada por el acoso.
— Ya no, llegó la carta del concejo de lobos, admiten que los dos no somos hermanos, que con nuestra insistencia hemos demostrado nuestro amor y que a partir de hoy eres mi prometida y futura esposa — Armando la besa, mientras Inés abre los ojos asustada a esa posibilidad que siempre temió
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