DOS HERMANAS, UN ALFA romance Capítulo 70

CAPITULO 69

María Antonia se siente humillada, no quiere que el se burle de ella como lo ha hecho, lo que sucedió es un fracaso que quiere olvidar, los lobos la desean, ella siempre se sintió bella y hermosa pero sintió como una fatalidad el rechazó de Antonio.

La rabia se metió en su pecho como un escalofrío, lo único que necesitaba era convencerse que podía quitarle al Alfa su tan aclamada dignidad.

El padre de María Antonia le suplica, que no deje de insistir, siente que perder está oportunidad va a cambiar todo, el lobo decide hablar con Rogelio.

— Se las condiciones del Alfa para estar con mi hija, pero quiero que le des un empujón, algún tipo de cena o de reunión, para que ellos se sientan un poco más unidos, se que puede ser difícil, pero me gustaría contar con su apoyo — le pide el Alfa a Rogelio.

Rogelio no soporta la actitud de la loba, desde que ella llegó a la casa, ha sido muy difícil para el controlar la manera despectiva con la que se dirige a los empleados de la casa, pero Romeo la acepto y quiere que se case antes que el concejo o los ancianos tomen una mala decisión en su contra.

— Yo hablaré con el, organizaré un evento de bienvenida, ella es la futura reina y lo merece.

Rogelio decide preparar algo rápido, una cena con toda la manada, presentar a María Antonia ante todos y que ella vea el amor de la manada y la fidelidad que provoca en ellos.

Le informa a Romeo, este quiere aplazar la fiesta, no desea hacerle un desplante a Rogelio y a su futura esposa, pero solo el sabe que esto puede cambiar, que si Ana acepta ella será su reina.

— Te pido un poco de empeño, creeme que he hecho lo mejor para que no te saquen de aquí, solo un rato en la cena — Rogelio toma la mano de Romeo, le suplica que por favor intente hacerlo.

Romeo accede, no quiere pero accede, cree que es lo único que le queda en ese momento para mantener las cosas bajo control, pero está seguro de lo que hará.

Darío se da cuenta que Laura y Romeo se hablan a escondidas, que se ponen nerviosos cada vez que ellos están cerca.

—¿Que es lo que pasa entre Romeo

y tu?— pregunta Darío frunciendo el ceño

Laura niega con la cabeza nerviosa, no quiere confesar ese secreto por orden del Alfa Romeo, además por protección de Ana.

— Si no me dices que sucede, creo que tendré que averiguar que sucede contigo, es evidente que escondes un secreto y yo quiero saber que es — Darío no quería que en medio de su desesperación Romeo cayera en manos malvadas de algún espía o quien quisiera hacerle daño.

— Yo solo cumplo con ayudarle al Alfa, ustedes no le han querido escuchar, y yo si oí más que el ruido de sus labios — Laura enfrenta a Darío, la mirada de los dos es firme e impotente.

Laura toma el cuello de Dario y le da un beso, el corresponde por un momento, ella le atrae un poco, pero recuerda lo que ha pasado con Isabela, lo que ella ha hecho por el y considera infame besar a otra loba.

— No lo vuelvas a hacer.

Darío la empuja y se limpia los labios, no puede amar a nadie más, Isabela es su mundo.

— Perdón, no debí, se que Isabela me ha dado la mano, y que esto es una traición, pero soy sincera con lo que siento por ti — Laura sale corriendo, odia admitir que se enamoro de Dario, que el es ese lobo que le hizo vibrar su corazón y que lamentablemente es prohibido, no quiere traicionar a la única persona que vio luz en ella en medio de la oscuridad.

Noelia empaca sus cosas, le da algunas indicaciones a Aurora sobre el cuidado de la casa, le pide que se quede en su habitación y que la servidumbre le pasará la comida en la puerta, no debe tener contacto con nadie, ella obedece las órdenes de su madre, pero se siente prisionera como en aquel cuento que leyó hace un par de días de la princesa del cabello largo encerrado en una torre, la diferencia su príncipe es un desconocido que nunca verá más.

En la noche, Aurora pinta un cuadro, le gusta manejar los lienzos y la acuarelas, a veces siente que por un momento escapa de esa realidad confusa de su cabeza.

Para su sorpresa está oportunidad va más allá de un paisaje en el bosque, de una casa de madera, está vez dibuja el rostro de un bebé.

Algo en su corazón le dice que lo conoce, que ese bebé hace parte de su existencia y llora, es como si algo se le hubiese arrebatado de su arma partida en dos.

Escucha un ruido en el jardín, decide guardar el lienzo, sabe que Victor odia que ella haga este tipo de arte, casi como si fuera una maldición para el.

Victor se ha dado cuenta desde el inicio que lo que pinta Aurora son recuerdos de su pasado, los paisajes son la manada Luna azul, o el manantial que cubria su relación con Romeo, inclusive la casa del Alfa.

La empleada golpea la puerta

— Está es su cena señorita.

—¿Alguien vino?¿Victor?— pregunta al abrir la puerta, pero no tiene contacto, la loba que le atiende agacha la mirada.

— No, solo estamos toda la servidumbre cuidando de usted — se retira, tiene órdenes específicas de no tener ningún tipo de acercamiento con Aurora, después de lo sucedido con Laura, prefieren que no socialice con nadie, mantenerla en la burbuja de cristal.

Aurora recibe sus alimentos, ya está acostumbrada a la soledad, pero está un poco decepcionada, pensaba que podía salir un poco, la ausencia de Noelia solo le implica perder más de lo que ya habia ganado, es imposible no llorar al pensar esto.

De nuevo escucha un ruido, siente algo de miedo, cuando ve que algo fuerte suena en la ventana, se esconde en su closet y toma un cuchillo en su mano.

Ve la sombra de un lobo, tiene miedo, piensa que es quien la encontró, que es ese lobo que la llevará para matarla en frente de la manada Luna Azul.

Se abalanza en contra de el.

—¡¿que quiere?!— Exclama enojada mientras se lanza sobre el con el cuchillo de la mantequilla en la mano.

Cae sobre el lobo, en medio del forcejeo le clava en el hombro el cuchillo.

—¡No Ana!— exclama Laura que estaba subiendo detrás de el las escaleras.

Aurora abre los ojos, ve a su amiga y despierta de la adrenalina intensa de su cuerpo, es el desconocido.

— Ahhh — exclama ella al sentir la lengua de Romeo en su cavidad.

El el suave y delicado, tanto como lo fue con Aurora, el climax de la pasión debía ser para los dos.

Aurora lo besa, la toma de la cintura y lentamente la sienta sobre su dureza.

Ella entierra sus uñas en los hombros de Romeo mientras baja y siente la mejor sensación del mundo.

Es ella quien mueve la cadera, saltando sobre el, es como si su cuerpo reaccionará a lo que él quiere y lo que ella desea.

Romeo succiona los senos de Aurora que suben de arriba a abajo en el mismo Vaivén.

Imágenes cortas pasan por la cabeza de Aurora que la conectan con el desconocido, .pero que no tienen contexto.

Es como si los dos ya lo hubieran vivido, no sabe ni su nombre pero siente que conoce su alma.

Aurora acelera el ritmo de su cadera y besa a Romeo con mucha más libertad, mientras el sostiene un poco al cadera de Aurora para que el ritmo sea lo que él quiere.

— Te amo.

Aurora dice estás palabras mientras arquea la espalda.

Alucina, Alrededor cree ver bosque y manatial, es como si estuviera en un lugar que su mente recuerda pero ella parece no saber nada más que lo que sus ojos ven.

Siente un fuerte escalofrío que recorre su piel desde la punta de sus dedos hasta la coronilla de su cabeza.

Romeo sabe que esta cerca, siente como la cavidad de Aurora comprime su dureza, como ella sonríe y lanza un gemido que acalla con sus manos para no ser escuchada por la servidumbre.

El se derrama en ella y caen sobre la cama, es como si la magia siguiera entre los dos a pesar que Aurora no sabe quién es.

— Te amo Romeo..

—¿Cómo sabes mi nombre?— pregunta el Alfa sorprendido.

Aurora abre los ojos, ella no sabe que sucede, pero parece que poco a poco su mente quiere recordar

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