DOS HERMANAS, UN ALFA romance Capítulo 89

CAPITULO 3

Joseph se va enojado al ver la celebración que se acaba de armar en la manada de Romeo.

Parece que los Alfa estaban esperando desde hace mucho la manera de deshacerse del concejo, lejos de ver qué esto es causal de su anticuada manera de manejar el concejo supremo.

Cree que es culpa de Romeo y de Lorenzo que han creado un complot para bajarlo del poder.

No está dispuesto a dejar atrás su poder, la manera en la que controlaba todo y sus órdenes la mayor ley.

No quería el bienestar de los lobos, quería ser el más poderoso y esperaba recibir el apoyo de otros.

Maria Antonia que se subía en su carruaje en compañía de su esposo que no opinaba, miro con el ceño fruncido a Joseph y se acercó a él.

— Nosotros seremos leales a tu concejo, si necesitas de nosotros no dudes en buscarnos — María Antonia veía una línea de oportunidad en lo que desde hace mucho había planeado en su cabeza, vengarse de Luna Azul la manada en la que pudo ser reina.

Lucius y Bianca se preparan en una habitación, se colocan ropajes de gala, todo pasó de manera tan rápidos que no han podido procesar que desde hoy serán los Alfa de la manada.

Lucius sabia que este día llegaría, se había preparado desde hace años para este fin, abraza a sus hijos, sabe que crea un mejor futuro para ellos.

Bianca siente que sus manos tiemblan.

— No soy digna de ser reina, no después de lo que pasó con Víctor — ese fantasma había estado en la cabeza de Bianca al igual que Aurora.

Siempre sintió que era indigna del privilegio de ser elegida como reina por Lucius.

El la toma de la mano

— Eres digna, no solo De ser reina, de ser mi Luna, de ser mi amor — Lucius le da un beso en los labios, la mira con los ojos llenos de amor.

— Pense que esa loba era más importante para ti — sonríe Bianca mientras hace una pequeña broma sobre sus celos por la presencia de Miranda.

Lucius sonrie, le da una suave caricia en las mejillas

— Tú eres la única loba que me roba el corazón, porque con barro en todo el cuerpo me enamoró — Lucius la besa de nuevo, recuerda cuando la vio por primera vez y supo que ella seria el amor de su vida.

Aurora besa a Romeo, los dos están preparados, desde hace años habían querido estar solos, vivir en el campo, ser libres.

Pero su sentido de ayudar, su sentido de ser útiles para su manada, para su familia les impedían buscar su propia paz.

Habían construido una casa en el campo, donde iban cada año una temporada, donde eran libres y ese sería su destino.

Como nuevo concejo supremo, quienes quisieran regirse bajo ellos, pues Romeo estaba dispuesto a dejar la carta libre a quienes quisieran seguir con el pasado.

La mayoría de las manadas, decidieron ser parte del concejo supremo Lunar, como fue nombrado pues sabían que Romeo era un gran líder.

Había mucho que hacer, pero Aurora y Romeo lo deseaban, partirían al amanecer a su recinto, aquella casa en el bosque donde estarían felices, su nuevo reino.

— Te amo en esta y en mil vidas — fueron las palabras con las que Romeo le dio un beso a su esposa.

— Si, estaba buscando a mi hija, estuve un tiempo en varias manadas, inclusive pase un tiempo en la suya, Luna Roja — le cuenta Darío en un intento de hacer plática.

— Lo se, mi madre lo conoció, era Kila, que después fue la esposa de mi padre — Miranda mira a Darío suspirando, con algo de altivez pero un desconcierto en su mirada.

—¿ Kila?— Darío abre los ojos, no podía creer que Miranda Fuers hija de esta loba, y es que el año en que se robaron a su hija y mataron a su esposa la conoció, no era más que una loba que le dio su auxilio y se entregó en una noche, pero él no podía quedarse, su misión estaba destinada a pasar.

— A ninguno de los dos nos conviene esa verdad, ante todos soy la hija de Alfa y ahora soy un Alfa, pero creo que mis palabras y los tiempos le dan las respuestas.

Miranda sabía que era hija de Darío, ella sabía porque su madre le hizo la confesión en su lecho de muerte, y su padre Alfa le dio todo de si por amor a Kila.

Darío abre los ojos, ella es su hija, es una noticia que no esperaba, que nunca imaginó.

— Tenemos que hablar — dijo tartamudeando.

Bianca se acerca — Padre, te necesita Lucius.

Bianca miro a Miranda con algo de rabia, Miranda quizás también lo había con envidia, su hermana había crecido junto al hombre que su madre amo.

Miranda se alejó, no tenía más que decir, en el camino se tropezó con Lucius que buscaba a su amada.

— No te he dado mis respetos, nuevo Alfa — Miranda tomo del cuello a Lucius y lo beso.

Quizas se repetiría la historia, Dos hermanas enamoradas del mismo Alfa.

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