CAPITULO 4
Darío le pide a Bianca que siga su camino, el debe quedarse un momento para reflexionar, para pensar.
Kila era una hermosa loba, fue solo una aventura, algo de una noche, estaba ebrio, sentía la soledad de la falta de Isabela.
Ella se entregó a el, jamás la forzó, mucho menos le prometió un futuro, pues en ese momento su futuro estaba incierto.
Miranda fue contundente y clara en sus palabras, ella es su hija, una no reconocida, quiere estar cerca de ella, pero a la vez sabe que esto ocasionará problemas con Laura.
No sabe si Laura perdonará que en aquella época donde ella daba por el y este la rechazaba, si pudo fijarse aunque fuera por una noche en otra loba, Laura era bastante celosa.
—¿Te pasa algo amor? Bianca me dijo que estás muy pálido y que te nota nervioso — Laura era esa esposa incondicional, la loba que amaba y su segunda oportunidad de ser feliz.
Darío le dio un beso en los labios, negó las afirmaciones de su hija, y le pidió que regresarán a la fiesta, tendrían que despedir a Romeo y Aurora que tenían todo listo para partir.
Lucius alejo a Miranda con sutileza, la tomo de los brazos con delicadeza como todo un caballero.
—¿Porque haces esto? Sabes que soy un lobo casado — le recrimina frunciendo el ceño.
— Tu eres quien tiene el compromiso, no yo — muerde el labio Miranda mientras se aleja de un desconcertado Lucius que no sabe cómo reaccionar, solo se toca los labios sin saber que sentir.
Romeo se despide de su gente junto a Aurora, pero decide tener una plática con su hijo.
— Nunca olvides quien eres, lo importante de tu misión, y la familia que tienes — Romeo le recuerda que tiene unos hijos maravillosos, una esposa excepcional.
—¿Porque me recalcas eso?— Lucius se siente incómodo, es como si su padre leyera dentro de sus ojos lo que pasa, y se avergüenza de sentir algo por otra loba que no es Bianca.
— Hace años yo estuve a punto de perder todo, incluida mi identidad por una baja pasión, no es lo mismo la llama de la pasión a la llama del amor.
Romeo dice estás palabras con sabiduría, lejos de imagínarse la guerra dentro de la cabeza de su hijo, Lucius lo abraza esas palabras eran necesarias pero no significa que deje de sentir esa llama de pasión que explica su padre.
Romeo y Aurora se suben al carruaje, los dos se dirigen a su nueva vida en la montaña, tendrán muchas más responsabilidades que antes, son conscientes que ser los líderes de un concejo supremo les traerá más tareas que paz.
Pero sienten que estarán juntos, con la vida de campo que siempre soñaron y con el mundo en sus manos.
— Te amo mi preciosa Luna — Romeo toma el mentón de Aurora mientras ella sonríe recibiendo un beso.
—¿Crees que Lucius y Bianca puedan con lo que viene? Son muchas cosas y... — Aurora está ansiosa pero es interrumpida de nuevo por un beso de Romeo.
— Nuestro deber como padres fue enseñarle todo, pero es momento que Lucius sea un Lobo completo.
Bianca baila con Lucius, en su rostro se nota la Alegría de estar con el lobo que ama, el mismo que está para ella todo el tiempo.
La tensión entre los dos lobos es evidente, y se hace presente en medio de la conversación.
— ¿Que es lo que quieres?— Pregunta Lucius en un tono defensivo.
— Respeto a tu padre, y a pesar que creo eres un Alfa sin visión, se que necesito de Luna Azul para que mi manada empiece a avanzar, así que quiero negociar mis cultivos contigo — Lorenzo debía bajar la cabeza solo por el bienestar de los suyos, el concejo le había cerrado muchas puertas y el debia abrirlas.
— Creo que es claro que los dos no hicimos química, que hay una rivalidad, pero mi padre me enseñó a separar las cosas, en una semana regresa, mientras asumo mis responsabilidades y llegaremos a un acuerdo.
Lucius y Lorenzo se dan la mano, tendrán tratos comerciales, lo mejor para sus manadas, pero no serán amigos, su rivalidad está declarada.
Bianca suspira mirando a la luna, odia sentirse fea, menos, las palabras de Victor durante años le hicieron mucho daño creando inseguridades que parecían extintas, pero que la presencia de Miranda parece avivar.
Ella lo noto como lo noto otros lobos, Lucius la ve con deseo, quiere creer en su amor y en lo que han construido como pareja, pero está situación se le hace dificil de sobrellevar, debe admitir que Miranda es joven, no ha tenido hijos y es una Alfa.
Alguien toma su brazo por la espalda y tapa su boca, Bianca se quiere soltar, pero esa persona que no reconoce la empuja por la colina haciendo que ruede y quede inconciente al final de la colina.
Miranda mira su hazaña desde la cima de la colina
— Me quítaste a mi papá, no me quitarás a mi lobo.
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