'El hecho de que «pueda» decirlo, no significa que «deba» decirlo, su alteza' gruñó Dave. '¿Ni siquiera va a preguntarle a Amaris qué fue lo que pasó?'
Leopold se rio sombríamente mientras los miraba a ambos con desconfianza.
'¿Qué hay que preguntar? ¡He visto los resultados de sus actos con mis propios ojos! ¿Por qué debería preguntarle a Amaris lo que pasó? ¿Crees que quiero escuchar a mi propia hija, mentirme en la cara y poner excusas por su despreciable comportamiento?'
A pesar de que había estado esperando una reacción así, Amaris sintió que su corazón se hundía.
Pero no podía quedarse callada. Tenía que intentarlo, por lo menos.
'Padre, por favor...' Dijo suplicante, pero se dio cuenta de inmediato de que no serviría de nada.
'¿No es eso lo que te decía Jess cuando te suplicaba que dejaras de atacarla?' Su padre respondió con frialdad.
Amaris sintió los fuertes brazos de Dave rodeándola, e intento endurecer su expresión. No dejaría que su padre la viera llorar. El llanto no resolvería nada, y solo la haría parecer débil.
'Ella dijo esas palabras, sí. Pero puedo asegurarte que no le puse un solo dedo encima. Tienes que escucharme. ¡Ella planeó esto, todo esto! ¡No es más que un elaborado montaje diseñado para arrastrar mi reputación por el suelo!'
Leopold se burló ruidosamente del intento de explicación de su hija.
'¡No seas ridícula, Amaris! Nadie en su sano juicio haría jamás...' Protestó con incredulidad, pero Amaris lo interrumpió antes de que pudiera continuar.
'¡Pero ese es exactamente el punto, padre! ¡Ella no está en su sano juicio! ¡Nunca lo ha estado! ¡Es una p*rra maliciosa e intrigante que no se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere, sin importar a quién tenga que lastimar en el camino! ¡Es como su mald*ta madre!' Amaris gritó furiosa, mientras las lágrimas que intentaba contener amenazaban con salir en un torrente.
Los ojos de Leopold se entrecerraron de manera peligrosa, pero Amaris notó que ya no podía sentir ni la más mínima presencia del lobo de su padre. Ni el más minúsculo rastro de un olor a su alrededor que ella pudiera identificar como el de su lobo.
'¡No te atrevas a decir una palabra más contra mi esposa, Amaris! Si continúas...'
'¿Qué vas a hacer, padre? ¿Desheredarme?' Resopló desafiante: '¡No te has comportado como un padre conmigo desde que traicionaste a mi madre, tu pareja predestinada, y la cambiaste por esa vil mujer! Hay algo que tengo curiosidad por saber, sin embargo. Al menos en el caso de Fernando, su lobo estaba furioso con él cuando se acostó con Jess. ¿Pero qué hay de ti? ¿Qué hay de tu lobo? ¿No le importa? ¿No se aflige por la pérdida de su pareja, por la miseria de su propia cachorra? Maena me dice que no ha podido hablar con él desde Amanda y esa p*rra de hija llegaron a casa, así que tengo curiosidad por saber cómo se siente tu lobo acerca de todo esto'.
'¡Es suficiente, Amaris!' Leopold rugió furiosamente, y las venas de su cuello se hincharon cuando dio un paso hacia Amaris con una actitud amenazante.
'¡Tú! El poderoso Alfa Nocturne... ¡Tú estás detrás de esto!' Declaró en voz alta, con los ojos muy abiertos mientras se tambaleaba al borde de la histeria: 'Has codiciado mi trono durante años, y ahora que lograste poner tus sucias garras sobre mi hija, la has convertido en algo que no es', Amaris frunció el ceño al ver a su padre ceder ante esos delirios, y Maena también se quedó en silencio.
¿De verdad su padre había perdido tan completamente la percepción de la realidad? Parecía totalmente desquiciado en ese momento.
'Padre...' Dijo Amaris, vacilante, un millón de preguntas sin contestar resumidas en esa sola palabra, pero él levantó la mano para silenciarla, con una sonrisa desquiciada en su rostro.
'Está bien Amaris, no te preocupes. No te castigaré por tus crímenes de hoy. Pero ya no puedo tenerte cerca de mi familia'.
Amaris parpadeó, en estado de shock, mientras su boca colgaba ligeramente abierta.
'Padre... ¿Qué estás diciendo?' Ella casi susurró.
'Lo siento, Amaris, pero mientras estés bajo el control del Alfa Nocturne, sea lo que sea que te haya hecho, ya no puedo confiar en ti. A partir de este momento, te relevo de tu puesto dentro de la empresa, y solicitaré a los sabios la remoción de tu título. No puedo tener una heredera comprometida por malignas fuerzas externas.
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