El amor leal del mal CEO romance Capítulo 12

—Chicos, ustedes están pensando de más; es solo que no puedo soportar ver la infidelidad de Mario -respondió Samuel con tranquilidad.

Héctor y Heriberto se miraron y se echaron a reír al mismo tiempo. «Bueno, lo consideraremos un acuerdo no verbal».

Un hogar debe ser el lugar más acogedor para cualquier persona. Sin embargo, para Delia, su hogar era todo lo contrario. Cuando la Señora Lima vio que Delia regresó de Ciudad Ribera con una maleta después de su largo viaje, ella no mostró ni un ápice de preocupación por la chica e incluso se burló de ella.

-¡Ja! ¿Tú no querías ir y hacer tu vida en la ciudad con ese título tuyo que no sirve para nada? ¡De verdad te creiste que podías hacer mucho!

-Mamá, aún no me he graduado, así que no tengo título todavía. Por eso es que me es tan difícil encontrar un

trabajo -rebatió Delia.

La Señora Lima mantuvo su expresión desdeñosa.

—Yo creo que deberías dejar de estudiar en tu segundo año. ¿Qué tiene que ver que no obtengas tu título? Es solo un título de una universidad comunitaria; ¿qué empresa del área metropolitana va a estar interesada en contratarte?

Cada palabra que salía de la boca de la Señora Lima se clavaba como un puñal más en el corazón ya herido de Delia. Ella no quería discutir con su madre, así que la ignoró y subió las escaleras con su maleta. La chica se dio cuenta de que no debió haber regresado a su casa.

—¡Deja de hacerte la importante, si no eres ni la mitad de buena que María! ¡También deja de soñar que tu padre y yo continuaremos pagando el costo de tu matrícula en tu segundo año! -La Señora Lima siguió molestándola y tirándole baldes de agua fría mientras la chica se marchaba.

¿Quién era María? Ella era la prima de Delia y también era una señorita adinerada. La Señora Lima la quería tanto, que Delia incluso se preguntaba si María Torres era la hija biológica de su madre, mientras que ella era solo una niña que la Señora Lima recogió de algún lado.

Delia cerró la puerta de su habitación con fuerza y comenzó a llorar angustiada. Ella no quiso salir del dormitorio ni siquiera para comer a la hora de la cena.

Mientras tanto, la Señora Lima se quejaba con el Señor Lima tan alto que Delia podía escucharla fuera de su puerta.

»¡Esa mocosa de Delia es realmente una inútil! ¡Mira lo bien que le va a María; ella asiste a una universidad muy prestigiosa en el extranjero y cada semestre le otorgan un gran reconocimiento! ¡Ella es muy buena y digna de respetar! ¡Esa malcriada de Delia ni siquiera le llega a los talones a María!

—Delia también recibe un gran reconocimiento al final de cada semestre, querida, así que deja ya de quejarte, por favor. Después de todo, María es la prima biológica de Delia, y tu hermana se casó con alguien mejor, así que su familia tiene una mejor situación económica que nosotros. Por tanto, ¿cómo puedes compararlas con justicia? -El Señor Lima estaba un poco resentido.

Sin embargo, la señora le respondió:

-¿Por qué no puedo compararlas con justicia? Los reconocimientos que recibe Delia son de una universidad de tercer nivel, así que no se pueden comparar con los de la universidad prestigiosa de María. No lo entiendo; ellas dos nacieron el mismo día del mismo mes y el mismo año, al mismo tiempo y en la misma sala de parto. ¿Por qué son tan diferentes?

«Sin embargo, tiene sentido que sean tan diferentes, pues esa mocosa de Delia no es...».

De pronto, cuando escuchó que mencionaban a Mario, Delia arrojó sus cubiertos y su tazón sobre la mesa en un arranque de rabia, lo que asustó a sus padres.

-Ya he terminado con él, así que ahí tienes. ¿Ya estás feliz? -gritó la chica afligida y con lágrimas en los ojos.

El temperamento de la Señora Lima empeoró al momento y volvió a enfocar su ira en la chica.

—¡Eres una malcriada! ¿Por qué estás gritando? ¡Eso fue muy descortés de tu parte! ¿Por qué me importaría que ustedes dos hayan terminado? Además, ¿qué derecho tienes para levantarme la voz?

-Querida, olvídalo, ¿sí? -El señor suspiró y trató de disuadir a su esposa con sequedad.

En realidad, si la comparábamos con la familia de Mario, la familia de Delia no era nada mejor. Su madre solo era la encargada de la farmacia que la familia tenía en el primer piso de la casa y que medía poco más de doce metros cuadrados, mientras que la situación de movilidad de su padre lo obligaba a quedarse en casa y ayudar con tareas como sentarse a la caja en la farmacia para recoger los pagos y entregar el cambio. Además, debido a la condición de su padre, la familia tenía varias deudas con otros familiares y amigos. Su hermano, por otro lado..., a pesar de estar trabajando en algún lugar, él seguía pidiéndole dinero a su familia todos los meses.

Cuando llegaron a este tema, el tono de la Señora Lima se suavizó y su voz se volvió un poco más dulce. Entonces, mientras le echaba un vistazo a Delia, le dijo: -¿Tú no eras la mejor amiga de Mariana? Ve a hablar con ella y pídele que te dé un poco de dinero para que puedas terminar tus estudios.

—Mamá, ¿de qué estás hablando? —Delia se molestó al momento.

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