—Define cliente, por favor —tenía los ojos cerrados y muy apretados y yo por mi parte,me recosté por la espalda en el lavabo y crucé los brazos bajo mi pecho,inspirando profundamente.
—Antes de conocerte trabajaba en un bar de mala muerte, lo sabes —abrió los ojos y me miró apretando los puños recién salidos de sus bolsillos de pantalones elegantes —sabes todo de mí, eso no finjas que no lo sabías cuando me cazaste desde el principio Alexander.
—No le quieras dar la vuelta a las cosas y dime si te has acostado con ese tipo —subrayaba cada palabra que decía porque no podía ocultar su ira —si lo supiera todo de ti vida ese hombre no estaría en mi despacho cerca de mi mujer y apunto de volver a entrar en tu vida, por mi propia mano, así que dime por lo que más quieras que tipo de cliente tuyo era.
Sus palabras podían haberme hecho sentir ofendida, pero sabía que más allá de que estuviese asumiendo la posibilidad de que hubiese sido una puta en algún momento de mi vida, él estaba aterrado de que Christian fuera alguien recuperable en mi vida y él solito le estuviese dando la posibilidad de recuperarme. Solo por eso, no me sentía ofendida.
—Era mesera Alexander, en ropa interior si, pero solo mesera. Él jamas me ha tomado, pero no puedo decir que no lo hubiese deseado o solicitado más de una vez y cuando podía me dejaba más dinero del que suponía una verdadera propina y le gustaba llamarme princesa. Salimos alguna vez,como amigos y sí —había hablado tan rápido que tuve que detenerme para controlar mi respiración antes de decir las palabras finales —insistía bastante en ser más que mi amigo, y le tenía cariño, pero poco más. No he sido suya, y soy enteramente tuya...¡Cálmate, por favor!
—Dijiste que es un ex —sabía que no lo iba a dejar pasar tan fácilmente y caminé hasta él, que sorprendenteme no se apartó y coloqué mis manos en sus hombros, las suyas fueron a mis caderas y las mías siguieron subiendo por su cuello hasta que tomé su rostro entre mis manos para concluir —lo intentamos en una ocasión, dos salidas, un par de besos y te conocí. Fin del cuento. Soy toda tuya.¿Acaso,no lo ves?
Gruñendo,apretó mi cuerpo, me alzó del suelo, me dió la vuelta y se prendió a mi boca. Me mordía los labios con furor, algo poco típico de él pero estaba demasiado alterado y tenerlo tan desesperado y descontrolado me puso muy cachonda y sentí la humedad llenar mi interior.
Me dió otra vuelta rápidamente y me subió a la encimera, se posicionó entre mis piernas y arrasó con mis labios, llegando a morderme con fuerza, haciéndome gritar bajito y tirar de su pelo.
Manipuló mi cuerpo y mi ropa, también la suya y nuestras ganas y en menos de lo que pensé, lo tenía embistiendo dentro de mí, jadeando de placer y tratando de llevarnos al éxtasis de manera apresurada, cosa poco habitual en él, pues Alexander no hacía el amor apurado y desde luego no en un baño público de su propia empresa.
Empellón tras empellón, mordida tras mordida y con mis manos pegadas al cristal de espejo corrido de atrás de mí, él encontró mi orgasmo tan rápido como consiguió el suyo.
—¿Estás más tranquilo ahora?—pregunté mientras lo veía acomodarse la ropa, y meter la arrugada camisa dentro de sus pantalones pues al parecer yo la había sacado de ahí y ni lo recordaba.
Me tomó de la cintura,calladamente y me bajó al suelo. Sin oírlo contestrame, busqué papel y lo humedecí para limpiarme la evidencia del placer y reparé como siempre en que jamás usábamos protección más allá de mis métodos privados que no eran los más efectivos. Pero finalmente cuando acabé mi labor,me dispuse a acomodar mi ropa y mi aspecto y lo ví detrás de mí en el espejo...
—Estaré más tranquilo cuando seas mi esposa y nadie tenga oportunidad de sacarte de mi vida —alzó una de mis manos y me besó los nudillos con ternura y sin dejar de mirarme a través del espejo —pero de momento eres mi mujer y ese tipo un empleado. Si lo voy a contratar es porque confío demasiado en la persona que me lo mandó y no creo que exista alguien mejor que él, para esto. Pero una sola intención contigo y lo mando a paseo.
Asentí y tomando su mano, salimos de allí directo a su despacho.
Pasar por delante de su secretaria fue el paseo de la vergüenza, era más que evidente que ella había entendido a la perfección lo que había sucedido antes y así como lo hizo antes, ella me mostró una actitud muy cercana y cálida, impropia de una secretaria de un jefe como el suyo. Un auténtico espécimen ideal para seducir y sin embargo, ella se limitaba a hacer su trabajo.
El rostro de Alexander me decía que estaba más que asombrado con lo que sea que estuviese viendo dentro de aquellos documentos y de pronto, como si no tuviera alternativa dijo...
—¿Puedes asegurar que serás lo tu cliente? —estaba más que apenada de ser el principal acuerdo para firmar o no un servicio tan importante como necesario para ambos.
—¡Sólo cliente!...
Mientras Alexander y él se estrechaban las manos asegurando su trato, yo no pude evitar preguntarme quien era la persona que nos había mandado el video y que hizo que el rumbo de las cosas dieran semejante giro en la decisión del comprador.
—¿Quién fue?...
Mi pregunta los hizo separar sus manos y mirarme ambos, con diferentes expresiones. Alexander un tanto molesto y el otro visiblemente resignado.
—Mi hermano Kyle.
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