En ese momento, Hilda se acercó a Jaime y se inclinó muy cerca de él. Notando que ellos parecían muy cercanos, Javier preguntó con el ceño fruncido:
—Señor Cano, ¿quién es esa joven?
Santiago, con rapidez, buscó con la mirada. Cuando comprendió que el hombre se refería a Hilda, él se apresuró a contestarle:
—Esa es la novia de Jaime, Señor Llano. Su nombre es Hilda Valbuena, y apenas comenzó a trabajar aquí hoy.
—¿La novia de Jaime? —Javier se sorprendió mucho.
Conmocionado ante la reacción del hombre, Santiago asintió:
—Sí, ella es su novia.
En ese momento, el desprecio se reflejó en el rostro de Javier.
—Encuentra una oportunidad, y tómales algunas fotografías íntimas. Recuerda hacerlo con total discreción y envíamelas.
—¡Así lo haré! —asintió Santiago.
Entonces, Javier salió muy animado, mientras que Santiago se quedó desconcertado.
«No supe cuando adquirió tal manía».
—Jaime, la persona que en este momento le debe a nuestro equipo más dinero, es Diego Munguía. Él debe cerca de un millón y no ha hecho ningún pago después de dos años. Muchos representantes de ventas fueron a cobrarle la deuda, pero ninguno tuvo éxito. ¡Escuché que algunos incluso fueron golpeados!
Tadeo le estaba informando, mientras se sentaba en su escritorio y le señalaba una página entera de atrasos en su computadora.
Jaime la miró antes de asentir y anunciarle:
—Entonces, empezaremos con él. Si vamos ahora, ¡estaremos de regreso para la hora del almuerzo!
—¿Solo nosotros dos? —exclamó Tadeo sorprendido.
—¡Por supuesto! ¿Estabas pensando que fuéramos en grupo? —Jaime se sobresaltó.
Aterrado, Tadeo le explicó con una expresión contrariada:
—Jaime… Jaime, se rumora que ese hombre solía ser un mafioso. Ahora él está limpio de todos los crímenes que cometió y comenzó una compañía, peor aún tiene bastantes lacayos. Con toda seguridad, seremos golpeados si vamos solos. Muchos de los representantes de ventas terminaron con contusiones, y además escuché, que una representante femenina, quien fue ahí, terminó embarazada.
—Entonces, ¿tienes miedo? —le preguntó Jaime con el rostro serio, mientras sus ojos lo miraban con atención.
—Jaime, me temo que esta deuda se ha vuelto un problema. Esta persona no ha realizado ningún pago desde hace dos años. Además, muchos representantes de ventas fueron a cobrar la deuda, pero no tuvieron éxito.
Hilda tenía el ceño fruncido, mientras revisaba la información.
—Esta es la deuda más grande, así que haré mi mejor esfuerzo sin importar lo difícil que sea —contestó Jaime con una sonrisa.
—Está bien, en ese caso, iré contigo —asintió la joven.
—Iré por mi cuenta. No necesitas ir conmigo —dijo a prisa, moviendo las manos.
—Eres muy imprudente, así que será mejor que vaya contigo. Además, las mujeres tienen una ventaja cuando se trata de cobrar deudas.
Mientras decía esto, ella sujeto el brazo de él y camino a grandes pasos.
Al ver todo esto, Santiago, de inmediato, tomó algunas fotografías más y se las envió a Javier.
Tan pronto como ambos salían del edificio, Tadeo los alcanzó.
—Jaime, somos un equipo. Así que no puedo quedarme, mientras ustedes dos toman todo el riesgo. Lo peor que puede suceder, es que nos den una paliza, así que iré con ustedes.
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