El despertar del Dragón romance Capítulo 71

—Por favor, tome asiento primero, señor. Iré a buscar al gerente de inmediato.

El personal cambió por completo su actitud cuando vio la tarjeta bancaria en su mano.

—De acuerdo.

Asintiendo, Jaime tomó asiento a un lado mientras el personal se apresuraba a buscar al gerente. Daniela estaba desconcertada ante aquel giro de los acontecimientos, y no acababa de entender por qué el personal del banco se mostraba tan cortés con Jaime de la nada.

—¿De verdad tienes diez millones, Jaime? —preguntó a Jaime con escepticismo tras ver el repentino cambio de actitud del personal.

—¿Qué tiene eso que ver contigo? —se burló Jaime.

—¡Jaime, déjame decirte que falsificar una tarjeta bancaria es un delito! ¿Cómo es posible que tengas diez millones si eres un exconvicto? No creas que ignoro que tu familia sigue viviendo en ese antiguo barrio, ¡y que tu padre se dedica a barrer las calles! ¿Cómo puedes tener diez millones?

Por supuesto, ella no creía que en verdad tuviera diez millones.

«Si en verdad tuviera tanto dinero, ¿seguiría viviendo en ese barrio tan espantoso? Además, acababa de salir de prisión. ¡Es imposible que haya ganado diez millones en pocos días! ¡Ja! Debe de estar montando un espectáculo a propósito delante de mí, lo hace para engañarme».

Cuando los demás clientes del banco escucharon su comentario, todos lanzaron miradas curiosas a Jaime.

«Hoy en día, todas las extracciones de efectivo se hacen a través de tarjetas bancarias, y una simple comprobación dirá si hay dinero en la tarjeta. No puede haber alguien tan tonto como para falsificar una tarjeta bancaria, ¿no?».

Poco después, el personal del banco que acababa de salir regresó con un hombre de mediana edad. El hombre de mediana edad llevaba gafas y parecía tener prisa.

—Hola, señor. Soy el gerente del banco. ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó amable el hombre tras acercarse a Jaime.

—Me gustaría retirar más de un millón, pero no tengo cita. ¿Puedo retirar el dinero de todos modos?

Esa respuesta hizo que Daniela se molestara.

«¡Argh! ¡Está claro que hay algo mal aquí! Jaime puede sacar dinero sin previa cita cuando tiene diez millones en su tarjeta bancaria. Nuestra tarjeta también tiene diez millones, ¿y tenemos que pedir cita?».

—¿Qué clase de banco es este? Quiero presentar una queja. ¿Por qué necesitamos una cita si él no la necesita? ¡También tenemos diez millones en la tarjeta bancaria! ¿No lo ha oído? —espetó al gerente del banco.

—Este señor es cliente VIP supremo de este banco, así que no necesita una cita. Ustedes, en cambio, son clientes ordinarios. Como tales, no hay comparación —explicó el gerente con indiferencia.

Al oír eso, a Daniela casi explota del coraje.

—¿Es un cliente VIP supremo? ¿No se está equivocando? No es más que un exconvicto que acaba de salir de prisión.

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