El despertar del Dragón romance Capítulo 70

—¿Jaime?

En ese momento, una señora vestida muy elegante lo llamó desde la fila. Llevaba unas gafas de sol tan grandes que le cubrían la mitad del rostro.

—¿Y tú eres? —Jaime frunció un poco las cejas mientras escudriñaba a la dama.

—Soy yo, Daniela Landa. —La señora se quitó las gafas de sol.

—Oh, eres tú. Casi no te reconozco. —Él la recordó de repente.

Daniela era una compañera de clase de Jaime en el instituto. De hecho, ambos llegaron a compartir mesa. En aquel entonces, ella tenía un terrible sentido de la vestimenta y estaba muy lejos de su aspecto actual. Después de mirarlo de pies a cabeza, ella se mofó:

—Escuché que fuiste a prisión. ¿Cuándo saliste?

Daniela había sacado a relucir su sentencia de prisión a propósito, ya que buscaba denigrarlo en público. Cuando ambos se sentaban juntos en la escuela, ella incluso le había escrito una carta de amor. Después de todo, Jaime venía de un entorno decente, ya que su padre trabajaba para el gobierno. Por la misma razón, Jaime era popular entre las chicas. Sin embargo, él la había ignorado porque entonces no era nada atractiva.

—Han pasado un par de días desde mi liberación —respondió Jaime con franqueza.

—¿Estás retirando un millón a pesar de que acabas de salir? Debes ser rico —comentó ella con una sonrisa.

Sin dar más detalles, lo único que hizo Jaime fue sonreír. Luego cambió de tema y preguntó:

—¿Cuándo viniste a Ciudad Higuera? Escuché que dejaste de estudiar después del instituto.

—Así es, lo hice, pero ahora tengo más éxito que un universitario como tú. —Mientras hablaba, señaló a un hombre gordo sentado en una silla—: Ese es mi novio. Es dueño de una empresa y tiene decenas de millones en activos. Hoy me va a sacar una tarjeta y a partir de ahora me encargaré de su dinero.

Ignorándola, Jaime sacó su tarjeta y se la entregó al personal.

—Tengo diez millones dentro y solo quiero retirar un millón trescientos mil. ¿Puede hacer una excepción?

—¿Diez millones? ¿A quién quieres engañar? No eres más que un exconvicto. ¿Cómo es posible que tengas tanto dinero? —Ella continuó burlándose.

Al mismo tiempo, el personal del banco comenzó a impacientarse.

—Aunque tenga veinte millones, debe seguir el procedimiento del banco. No puede…

Antes de que el personal terminara su frase, vislumbró la tarjeta de Jaime y abrió los ojos con incredulidad. La tarjeta fue otorgada por Gonzalo, el hombre más rico de Ciudad Higuera. Las tarjetas de Gonzalo llevaban una marca especial impresa. Por lo tanto, el personal la reconoció de inmediato. Como Jaime tenía en sus manos una tarjeta de la Familia Serrano, el personal supo al instante que no era una persona común.

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