El despertar del Dragón romance Capítulo 75

Al notar la duda, Hilda se rio.

—No importa si no quieres responder a eso. Está bien.

Jaime se limitó a dedicarle una sonrisa sin decir nada. Después de caminar un rato, ambos volvieron para almorzar. Mientras tanto, Lucas estaba recostado con pereza en la cama del hospital de Ciudad Higuera. Quería irse a casa en lugar de quedarse en el hospital, pero su padre no estaba de acuerdo e insistía en que se recuperara en el hospital. Después de todo, no era un problema que se quedara en el hospital durante un año, teniendo en cuenta la capacidad financiera de la Familia Sabina. Mientras expiraba de aburrimiento, la puerta de la habitación del hospital se abrió de un empujón y Sandra entró con un recipiente de comida en la mano.

—¡Tengo buenas noticias para ti, Luc! —gritó Sandra nada más entrar en la habitación.

—¿De qué se trata? —preguntó Lucas.

—¡Jaime ha sido expulsado de Bahía Dragón! Tal vez se peleó con Josefina —anunció con entusiasmo.

—¿Por qué? —Lucas también estaba extasiado.

«Si pierde la protección de la Familia Serrano, ¡no será nadie! Entonces, ¡puedo aplastarlo en cualquier momento!».

—¿Por qué otra cosa podría ser? Supongo que Josefina se ha cansado de él. Ella debe haber estado jugando con él. ¿Cómo podría haberse enamorado de él cuando no tienen la misma posición después de todo? Esta mañana, la seguridad de Bahía Dragón anunció que sus padres se fueron con su equipaje y que volvieron a su antiguo barrio —declaró Sandra.

Al oír eso, Lucas soltó una carcajada.

—¡Ja! ¡Qué bien! ¡Me encargaré de él cuando me haya recuperado! Haré de su vida un infierno.

A primera hora de la mañana siguiente, Francisco llamó para informar que ya le había dado instrucciones a María de recoger a Jaime para ir juntos a la oficina. Al oírlo, Gustavo instó a Jaime a que se levantara de la cama.

Hablando de eso, se apresuró a cerrar la boca. Jaime iba a una entrevista ese día, y no quería sacar a relucir el pasado. Pronto, se puso el traje que había comprado hace tres años. Aunque había pasado tiempo, seguía como nuevo, ya que nunca se lo había puesto.

—Mi hijo se ve muy guapo con el traje. ¡Esplendido! —Gustavo le dio una palmadita en el hombro a Jaime.

—Jaime, ven aquí y deja que te toque...

Como Elena no podía ver, solo podía usar sus manos para percibir el aspecto de Jaime cuando llevaba el traje. Debajo de su casa, justo en ese momento, un BMW rojo estaba aparcado enfrente. De pie en la parte delantera del auto, María observó los edificios en ruinas con repugnancia.

—¿Qué clase de sitio cutre es éste? ¡Apesta hasta el cielo! ¿Es en verdad un lugar apto para una residencia? —Frunció el ceño y se pellizcó la nariz mientras se quejaba—: No sé en qué estaba pensando papá cuando me pidió que viniera a recogerlo...

Mientras murmuraba, miraba su reloj de vez en cuando. En ese momento, estaba vestida elegante con sus largas y bellas piernas a la vista, llamando la atención de muchos. Sin embargo, miraba a todos con una expresión de desprecio. Después de esperar un rato sin ninguna señal de Jaime, llamó a Gustavo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El despertar del Dragón