La revelación de Amador como el esposo de Cristal dejó a todos por completo anonadados, Conrado y Joaquín se miraron sin poder creer las palabras del hombre, mientras Cristal observaba la escena con una mezcla de sorpresa y confusión.
Amador, permanecía con una sonrisa divertida en su rostro, se acercó lentamente hacia Joaquín y Conrado. Los dos hombres permanecieron inamovibles, como si se tratara de dos rocas fijas adheridas al suelo, la tensión en el ambiente era palpable.
—¿Quién eres? ¿Y por qué estás diciendo que eres el esposo de mi hermana? —señaló Conrado con una mezcla de preocupación y temor de que alguien se hubiera podido aprovechar de ella mientras estaba perdida y sin memoria.
—Soy Amador, Amador, Aetón… y soy el esposo de Claudette ¿Se puede saber por qué dice que son hermanos?
—Porque es así, su nombre no es Claudette, se llama Cristal Abad, ella tuvo un accidente hace dos años y la habíamos dado por muerta ¿Pero ahora explíqueme cómo llegó a su lado?
—Lea una de mis empleadas, la recomendó para trabajar como subcontratada para mi empresa, y comencé a encargarle postres y algunas comidas, ella trabajaba ofreciendo servicios de Cáterin —explicó el hombre en tono tranquilo.
—¿Y cómo fue que te aprovechaste de ella para casarte? ¿Acaso no te pusiste a pensar ante su falta de memoria que ella tenía un hombre en su vida antes de casarte? ¿No pensaste por un momento que era una mujer comprometida? —inquirió un molesto Joaquín acercándose de manera peligrosa a Amador—, y no vengas a decir que te casaste con ella con buena intención, porque no es así, no eres más que un aprovechado.
Amador no se inmutó por la reacción de Joaquín, se mantuvo firme frente a los dos hombres, levantó una ceja, divertido ante las acusaciones de Joaquín. Se acercó a Cristal y la tomó delicadamente de la mano, mientras le dirigía una sonrisa cómplice.
—No me aproveché de ella, Joaquín. Al contrario, fue ella quien se acercó a mí. Desde el primer día que nos conocimos, vi algo especial en ella. Algo que me hizo querer conocerla más a fondo. Y cuando me enteré de que había perdido la memoria, supe que debía protegerla y cuidarla. Me enamoré, lo que hice fue por amor, no por interés… Ella no recordaba nada sobre su vida antes del accidente, es cierto, pero… yo me enamoré de ella, así que decidí casarme porque era la mejor forma de protegerla.
—¡Qué caballeroso! Estoy sorprendido de lo buen samaritano que eres, —pronunció Joaquín a punto de lanzársele encima, pero Conrado lo sostuvo.
—La verdad fue ella misma que me pidió que nos casáramos, porque estaba locamente enamorada de mí, es que me seguía a todas partes totalmente embobadas por mí, lo que me hace pensar que tú pasaste sin pena ni gloria por su vida, porque ni siquiera inconscientemente te recordó —pronunció con burla.
Conrado frunció el ceño, incrédulo ante las palabras de Amador. Y aunque Cristal, primero estaba sorprendida al escucharlo, cuando su supuesto esposo se le acercó y le susurró algo al oído y al final ella terminó asintiendo, al mismo tiempo que le tomaba la mano “Creo que sería una buena idea no decirle de mis sospechas a Joaquín, que sufra el condenado por haberse metido con mi hermanita y negármelo”, pensó.
Entretanto, Joaquín estaba sumido en sus pensamientos, tenía una sensación de pérdida, y una opresión en su pecho, se sentía herido, triste, furioso y totalmente frustrado.
No sabía qué hacer, ni siquiera unos momentos antes estaba seguro de lo que sentía, hasta que la verdad fue abriéndose paso en su interior sin siquiera darse cuenta.
Cualquiera pensaría que quizás su posición no era entendible, sino absurda, una locura, pero lo cierto es que durante esos dos años, no había momento en que no se arrepintiera de lo que había pasado con Cristal.
Durante todo ese tiempo, se había imaginado miles de formas de hacer todo de manera diferente con Cristal, los remordimientos siempre fueron su peor verdugo, se preguntó una y otra vez ¿Qué hubiese pasado de haberla tratado diferente? ¿Qué en vez de juzgarlas le hubiese preguntado cómo se le había ocurrido esa idea? Y por mucho tiempo soñó con estar con ella de manera dulce, delicada, porque se arrepintió de haber tomado como lo hizo, esa era su peor culpa, y estaba también el hecho de haberla juzgado sin escucharla, y se dio cuenta de que no había aprendido la lección con Salomé.
Y ahora que había vuelto, que la tenía allí, y saber que estaba casada lo enloquecía.
—Ah, sí que con permiso, me llevo a mi esposa y a mi hijo —declaró Amador con seguridad.
Joaquín se sintió furioso con cada una de las palabras que pronunciaba, llegó un momento que no pudo soportar, se adelantó y agarró a Amador del cuello de la camisa.
—¡Ya basta! No es tu esposa porque su nombre no es Claudette, si te casaste con ella ese matrimonio no tiene ninguna validez porque su nombre es Cristal Abad —la joven estaba a punto de hablar para dejar las cosas claras, sin embargo, sus siguientes palabras la hicieron desistir de la idea—, su hijo es mío y ¡voy a pelear legalmente para tenerlo! —gritó Joaquín apretando el agarre.
Amador soltó una risa despectiva y, con una mano, apartó la mano de Joaquín de su cuello.
—¡Hazlo! Veremos quién gana, para ella eres tan insignificante que ni siquiera te recuerda, en cambio, a mí me tiene muy fresco en su mente —expresó Amador con seriedad, aunque por dentro se estaba gozando todo lo que estaba pasando.
—Y ve a donde quieras a reclamar tu paternidad, no te tengo miedo, yo ni sé quién eres y lo que he visto de ti no me agrada para nada, un hombre a quien su mamita le dice lo que tiene que hacer —le dijo Cristal con firmeza, para seguidamente tomar la mano de Amador y exclamar sin ningún titubeo — ¡Vámonos!
Joaquín solo observó cómo se marchaban, le dolía por dentro, pero no iba a rendirse. No iba a dejar que esta vez le quitaran lo que era suyo.
Se alejó de todos porque en ese momento quería estar solo, pero Conrado se fue detrás de él, al mismo tiempo que observaba como su hermana se alejaba.
—¡¿No piensas hacer nada?! —inquirió molesto Joaquín, girándose hacia Conrado y haciendo una mueca al ver la expresión divertida de su rostro.
—¿Por qué tengo que hacer yo algo? En dado caso eres tú quien debe hacerlo, a mí no me están quitando a la mujer de la que estoy enamorado… ¿Quieres un consejo?
—¿Qué me va a decir?
—Debes estar atento, porque como van las cosas vas a perder de nuevo a una mujer que te interesa. Y estaba pensando, aunque no creo en eso de que vuelan, vuelan con esa mamá bruja que tienes todo es posible, así que te aconsejo que te hagas una limpia, pero por la gravedad de la situación que sea con huevos de dinosaurios porque lo que tienes es una pava (*) macha —se burló Conrado mientras Joaquín lo veía con cara de pocos amigos.
—Ese es un golpe demasiado bajo… si he cometido errores, soy un hombre lleno de ellos, el más imperfecto de todos… te felicito por ser tan perfecto Conrado, espero que nunca cometas ningunos.
Conrado salió de allí hecho una furia, esperó que se subieran sus hijas y Salomé.
—¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan molesto? ¿Por qué saliste enojado de casa de Joaquín?
—A partir de este momento está prohibido hablar de ese hombre ¿Entendido? —inquirió y Salomé ni afirmó ni negó nada, solo esperaba llegar a la casa para aclarar esa situación que no le gustaba nada.
Así lo hicieron, luego de acostar a las niñas, se fueron a la habitación, era la casa nueva que había adquirido Conrado para Salomé.
—Ahora si me dirás ¿Qué fue esa explosión de que no se habla de Joaquín? —preguntó ella.
—¡Lo que escuchaste! De ese hombre ni se habla ni viene a esta casa más y nadie lo visita.
—¡No me parece bien!
—¿Por qué te duele lo que le pase? —inquirió.
—¡Idiota! Vas a venir con esa estupidez de siempre, Joaquín es mi amigo, y el padre de mi hija, y aunque no lo amo, no lo odio, le tengo aprecio y pienso que no tienes ningún derecho de tratarlo así y prohibirle ver a sus hijas.
—¡Fabiana no es nada de él! ¡Es mi hija! —exclamó molesto.
—¡Y Grecia es la suya! es su verdadero padre ¡Y no es nada tuyo! —respondió en el mismo tono, mientras ambos se miraban con rabia.
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(*) Pava (Vzla) origina su nombre de un ave nacional llamada "pavita", de la familia de las lechuzas, y como ésta última es un ave de mal agüero.
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