El Hijo Del Millonario © romance Capítulo 52

Dedicado a todas esas personitas que leyeron la novela de principio a fin! Os quiero ?✨

Epílogo

1 mes después.

Si alguna vez me hubiesen dicho que mi vida sería tan llena de drama, peleas, romance, seres sobrenaturales; no lo creería.

Lo juro que no.

Es más, hubiese pensado que la persona que me contase eso estaría sumamente loca.

Pero aquí estoy, viva y coleando.

¿Es fenomenal?

No lo sé, pero de lo único que estoy segura es que amo a Amir y mis hijos.

De eso no hay duda.

El sol ya no quema mucho mi piel debido a que son las cinco de la tarde, pero la brisa fresca de la playa me hace aspirar fuerte, bajo mis lentes de sol que he tenido todo el día puestos solo para ver a tal espécimen caminar con su cuerpo de infarto hacia mí.

Muerdo mis labios. Un mes después de todo lo que ha pasado y sigue conservando su cuerpo al máximo.

Bien, no me desviaré más. Como decía, amo a Amir y mis hijos, también creo que se preguntaran.

¿Qué pasó esa vez? ¿Cómo estás viva? ¿Tina? ¿El Señor Wade? ¿La señora Sara? ¿Omar y Brianna? ¿Kurt? ¿Los niños? ¿La ex-mate de Omar? ¿Rene murió? ¿Qué sucedió con los pocos vampiros que quedaron?

Haré un breve resumen.

Después de que prácticamente muriera en los brazos de ojos azules la señora Sara me asistió y según Amir enterró una de sus garras en mi pecho para sacar la bala de plata que estaba quemando parte de mi corazón lo que hizo que reaccionara, pero como había un poco de daño cerebral volví a caer esta vez inconsciente y desperté dos días después nuevamente con un montón de cables colocados en todas partes de mi cuerpo.

Tina... Me duele decirlo, pero no está.

Intento no pensar en eso ya que lloré casi toda una semana y a punta de helados y mimos por parte de Amir es que he salido un poco de mi recaída, en este momento intento disfrutar un poco, porque en ese tiempo me tiré la culpa de su muerte y pues... Ya sabrán el resto.

El señor Wade, él está en silla de ruedas ahorita mismo, la bala perforó su estómago y casi muere, prácticamente estaba más del otro lado que de este, pero por suerte está bien.

La madre de ojos azules está perfectamente bien, pero a veces tiene ataques de enojo y ansiedad, ya que su esposo es muy terco o es lo que ella me platica cada vez que revisaba mi herida.

Omar y Brianna están en su mundo reinando como los grandes que son y se llevaron a los vampiros que juraron lealtad fielmente a nosotros por matar a Rene quien mató a su líder.

Kurt, Kurt. Mi querido Kurt no está, al parecer se perdió todo esto gracias a que su mate se iba del estado y decidió irse con él y formar una vida.

Mis hijos... Pues ellos están bien, sumamente bien diría yo, siempre son los que todos quieren tocar, pero al final nadie lo hace. Sonrío y miro a las chicas jugar con ellos en la arena a mi lado.

La pelirroja murió en manos de Brianna, no queda más que decir, y Rene también, Amir esta vez se aseguró de haber terminado de matarla, o eso fue lo que entendí cuando me contó lo de las mazmorras y su método de tortura.

Y eso es todo prácticamente.

—¿En qué piensas tanto? —observo detalladamente su rostro, algunos mechones de cabello rubio se pegan a su frente y su piel ahora luce bronceada dándole un toque super sexy —deberías dejar de comerme con la mirada, todo el día lo has estado haciendo —mis mejillas toman un intenso color rojo y subo mis gafas intentando ocultar lo que es sumamente obvio a vista de todos.

Es increíble como él hace sonrojarme, parezco una niña hormonal cada vez que estoy a su lado.

—No sé de qué me hablas —me hago la tonta y sonríe de lado.

—Ya —muerde su labio inferior —si quieres puedo describir como te mordidas los labios cuando yo... —tapo su boca con mis manos y le doy una rápida sonrisa a las chicas a mi lado quienes nos miran con curiosidad.

—Amir, que estamos en la playa —susurro y él posa sus manos sobre las mías para bajarlas.

—Te voy a raptar —se levanta de la parte baja de la silla y me jala de un tirón, su vista se va a las chicas y hace una seña con sus manos —ustedes ya saben que hacer con los niños —todas asienten y sus pies dan una caminata al hotel.

Otra cosa que no conté es que ojos azules decidió traer a un resort a todas las personas afectadas en la manada del sur por una semana con todos los gastos pagos, lo hizo prácticamente para que el grupo de trabajadores terminen de arreglar algunas cosas en las casas y determinen que todo esté en perfectas condiciones antes de volver. Asique como se imaginarán el resort de playa esta abarrotado de gente como nosotros o, mejor dicho, cambia formas.

Llevo mis manos a la parte trasera de mi vestido de baño negro e intento disimular la incomodidad que mi cuerpo siente al mostrar mi cuerpo al mundo.

Que Amir me vea es distinto a que cientos de ojos estén sobre mí.

—¿Nuevamente divagando? —muerdo mi labio superior con nerviosismo.

—¿Por qué insististe en qué me pusiese un vestido de baño? —sus ojos revolotean por mi cuerpo y el elevador emite su típico sonido —¿estás consiente de que muchos hombres me pudieron ver, cierto? Además, no me gusta que me vean, así pues, ya sabes —posa su mano izquierda en mi espalda y me empuja levemente hacia adentro consigo, se cierran las puertas, toca el botón de nuestra habitación y su cuerpo me aprisiona contra el pasamanos.

—Primero —toma mi barbilla —eres jodidamente hermosa, bella, apetecible o irresistible como te digo yo —su pulgar delinea mis labios y sus ojos van a estos —segundo —susurra — porque quería mostrarte como un trofeo —se acerca lentamente —y tercero —muerde ligeramente el lóbulo de mi oreja y cierro mis ojos disfrutando toda la calor que su cuerpo me brinda—porque quería apreciar tu cuerpo tanto como fuera posible e imaginarme cosas que tú mente ni siquiera piensa —sus manos ágiles se deslizan por mi espalda hacia abajo y me aprieta fuerte.

Dejo salir un jadeo y las puertas se abren repentinamente, me despego de su cuerpo lo más rápido que puedo y mis ojos viajan a la pequeña cámara en una de las esquinas del ascensor.

Menudo espectáculo estamos dando.

Carraspeo —Amir, nos estaba viendo todo el mundo —señalo disimuladamente la cámara y él se encoge de hombros desinteresado, me lleva fuera y abre la puerta de la habitación con un difícil código de números.

—SORPRESA —la señora Elizabeth me da la bienvenida y observo la cantidad de cosas que hay sobre el sofá —vengo a ponerte guapa —camina en mi dirección y me empuja hasta la cama —órdenes de tu macho —señala a ojos azules y este giña.

Cruza sus brazos —recuerda que accedí, porque dijiste que no será mucho maquillaje —toma el pomo de la puerta —confío en ti, abuela —rueda sus ojos y cierra la puerta rápidamente.

—CHIQUILLO MOCOSO, QUE NO SOY ABUELA, ESTOY JOVEN AÚN — me topo con sus ojos y me da una sonrisa tímida —bueno, soy su abuela, pero... En fin, a lo que venía. Ve a tomar una ducha y sal con la bata puesta —garabatea con sus manos y me encierra en el baño, me encojo de hombros y hago lo que me dice, vuelvo a la habitación y me asienta nuevamente sobre la cama—cierra los ojos y yo te diré cuando los abras —asiento y me dejo llevar, siento la cantidad de cosas en mi cara y junto mis cejas escuchando como habla sola con el maquillaje.

Sinceramente la mamá de mi suegra está loca.

Alza mi barbilla con la yema de sus dedos y da un chasquido —¿estoy lista?

—espera, espera que falta el fijador —rocía mi cara y achurro la nariz al contacto de las mini gotas en mi piel —lista —abro los ojos y lo primero que noto son las pestañas en mis ojos, parpadeo varias veces tratando de acostumbrarme, pero cada vez que lo hago siento que doy un abanicazo —no lo hagas, se van a despegar.

—Sí, pero es que...

—Olvídate de ellas, haz como que son tuyas.

Asiento no muy convencida y me levanto —¿Al menos sabe a dónde voy?

—No te puedo decir. Si él no te dijo fue por algo —alzo una ceja incrédula y me cruzo de brazos —no me mires así muchachita, ve a vestirte —me señala el vestido rosa detrás de mí —los zapatos están en la caja debajo del vestido, cuando termines de vestirte baja al restaurante —no me da tiempo de abrir mi boca y sale de la habitación como alma que lleva el diablo.

Bueno, aquí voy.

...

La recepcionista del restaurante me mira con mala cara y junto mis cejas, ¿qué hice para estar en esta situación?

—Esta confirmado señorita Irina de Dhall, puede pasar cuando desee —una de las camareras sonríe en mi dirección con amabilidad y me indica el camino detrás de unas grandes cortinas rojas.

Juro que el corazón en mi pecho se quiere salir y ni siquiera he visto que es, camino con paso seguro y antes de tocar el cortinaje este se abre dejándome ver el lugar.

Madre santa.

Hay arreglos de rosas por todo el lugar, música suave, la luz es sumamente tenue haciendo notar las velas en el suelo que hacen un camino hasta la mesa donde un Amir sonríe en mi dirección con sus manos metidas en los bolsillos de su costoso traje negro.

Intento suprimir mi gran sonrisa, pero es imposible, camino sin despegar mi mirada de sus hermosos ojos y llego a su lado, corre la silla para mí y tomo asiento.

Observo la mesa con lujos y detalles, están nuestros platos, vino, velas, pétalos.

Todo lo que un cliché de libro tiene.

Levanto la mirada y él me da una rápida mirada —¿te gusta?

—¿En serio te atreves a preguntar eso? ¿No vez la sonrisa en mi rostro?, esto es perfecto —señalo el lugar y vuelvo a él —aunque más perfecto te vez tú.

—Vaya, señora Dhall, ¿Dónde usted aprendió a ser tan franca y directa?

—Lo aprendí del mejor —giño. Y así pasamos toda la noche, comiendo entre risas, habladurías de los dos y uno que otro comentario salido de tono.

Limpia la comisura de sus labios, se levanta y me tiende la mano —vamos, falta otra cosa por ver.

—¿Aún hay más?

—Sí, ¿crees que solo tendría un solo detalle con la chica que amo como un loco? —dejo la servilleta de tela a un lado y tomo su mano gustosa, me guía afuera por el balcón y las luces se apagan repentinamente.

El cielo estrellado nos da la bienvenida y sonrío. Nunca antes las había visto tan brillosas y hermosas, solo las miraba porque sí, sin ningún motivo concreto.

Me abrazo a mi misma sintiendo la brisa y sus manos tocan mi hombro —¿tienes frío? —se quita el saco negro y lo coloca sobre mis hombros, sus brazos me rodean y a mis fosas nasales llega su colonia costosa con su típico olor, recuesto mi cabeza de su pecho y cierro los ojos sintiéndome como en una nube.

—Tal vez esté soñando —digo sin más y sus manos me presionan contra él, da un sonoro respiro y susurra por lo bajo algo que no logro oír.

—No, no estás soñando —se despega y queda frente a mí —yo soy real, tú eres real, nuestro mundo es real —su mano va directo a mi mejilla y cierro los ojos ante su tacto cálido —realmente no tengo palabras para decir lo mucho que te quiero, cada vez que estás a mi lado solo existes tú y solo tú. Eres mi irresistible, la única persona que me hace temblar bajo su tacto, reír a carcajadas, calmarme cuando estoy enojado e incluso otras cosas que no diré, ya que no quiero arruinar el momento —sonrío y dejo que mis ojos cristalizados encuentren los suyos —pero no solo tienes ese efecto en mí, tienes más que eso, lo que yo siento por ti es amor puro y juro por la luna que si no fueses mi mate igual me hubiese enamorado de ti, Irina Warren —dejo caer un par de lágrimas y abanico mi rostro para no arruinar el maquillaje totalmente, sus dos manos toman mi cara y suavemente planta un beso en mis labios.

Un par de luces debajo de nosotros se prenden y llaman mi atención totalmente, la oración que hay escrita en grande con velas me deja con la boca abierta y lo vuelvo a mirar.

¿Es en serio?

“¿Quieres aceptar casarte conmigo otra vez?”

Sus manos rebuscan en los bolsillos del saco y toma una cajita negra, da dos pasos hacia atrás y bajo mi vista hacia sus manos, abre la caja y me deja ver el anillo de compromiso en todo su esplendor.

Esto no está pasando de nuevo. Llevo mis manos al rabillo mis ojos y quito las lágrimas grandes que salen.

¿Cómo no note todas las señales?

—¡YA DILE QUE SÍ, NIÑA! —giro hacia la voz de la señora Elizabeth y veo a nuestra familia reunida, todos los ojos están esperando mi respuesta y más el que está de rodilla ante mí.

—Sí —susurro —Sí, claro que sí —vuelvo a decir y Amir toma mi mano izquierda —SÍ, TODOS LOS SÍ —chillo de alegría y siento el anillo deslizarse por mi dedo anular, ojos azules finalmente se levanta y escucho el sonido de los fuegos artificiales sonar por todo el lugar, alzo mi vista al cielo y contemplo el grandioso espectáculo —¡whoa!

Sus manos me rodean por la espalda —¿y? ¿Qué tal la segunda sorpresa?

—Espectacular, no falta más de un millonario —escucho su risa y recibo un pequeño beso en mi cabeza, veo mi anillo reluciente —hasta el anillo deja decir mucho de ti.

—Está vez si lo hice bien, como debe ser un millonario con lo que quiere.

—Bueno, pensándolo bien eres el hijo de un millonario y por eso tu también eres millonario.

—Corrección mi amada irresistible, soy el hijo del millonario, pero no precisamente soy millonario por eso, en realidad lo soy porque tú estás a mi lado.

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Fin

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