El Hijo Del Millonario © romance Capítulo 53

Capítulo extra uno

Diecinueve años más tarde...

-Pov Elián

Me remuevo incómodo en la cama y siento un brazo envolver mi cintura, junto mis cejas y abro los ojos poco a poco acostumbrándome a la luz que se cuela por las ventanas.

Un momento, los ventanales de mi cuarto tienen papel polarizado y unas enormes cortinas negras que no dejan filtrar la luz solar.

Si no estoy en mi casa, entonces, ¿Dónde estoy?

Lamo mis labios y me levanto ligeramente, mis ojos recorren el cuerpo de la morena acostada a mi lado y trato de separarme sin despertarla.

Necesito salir de aquí.

Necesito salir o soy hombre muerto por mi madre si esta loca llega a la casa a formar un escándalo. Tomo mis pantalones del suelo y agarro mi suéter negro, salgo de la habitación y lucho por ponerme mi ropa antes de llegar a las escaleras, bajo con cuidado y al momento de abrir la puerta escucho su voz ronca llamarme.

—¿Elián? ¿Qué estás haciendo? ¿No te vas a quedar conmigo todo el día de hoy —hace pequeño puchero con sus labios y sus manos interceptan mi cuello —¿me vas a dejar solita?

Paso una de mis manos por mi cabello negro —Mira... —escaneo su rostro y muerdo mis labios al no acordarme de su nombre.

Tatiana, idiota.

Gracias, Ameth.

Doy una tos falsa y ella se separa de mí —No sabes mi nombre, ¿es eso?

—Tatiana, ese es tu nombre —digo con un tono frío —sinceramente no puedo estar con alguien así, o sea, ni siquiera me dejaste contestar bien o formular la oración que iba a decir y ya estabas reclamándome —alzo mis manos —lo siento, pero así no podemos, eso es tóxico, además —busco sus ojos —no vayas a mi casa a hacer el ridículo para pedir perdón. A mi madre no le gusta eso y posiblemente te odie toda su vida —salgo y cierro la puerta detrás de mí, dejo que el aire fresco llene mis pulmones y estiro mi entumecido cuerpo.

Escucho los sollozos de su parte dentro de la casa y me alejo considerablemente.

No me culpen por ser como soy, en realidad me gustaría decir que soy un chico con problemas de familia y por eso lo hago, pero no es así.

Creo que es cosa de naturaleza de Alpha.

Desbloqueo mi auto y camino hasta la acera, a unos pocos metros de mí camina una chica de delgadas piernas y pequeño cuerpo sin forma, carga unos libros en sus manos que son presionados contra su cuerpo y su cabello castaño alborotado no me deja ver con precisión su rostro que mira en todo momento al suelo.

La brisa vuelve a soplar y un olor a galletas recién horneadas pega directo en mi nariz, ella levanta su cabeza finalmente en mi dirección y puedo apreciar sus ojos marrones detrás de esas grandes gafas.

Hace una mueca con sus labios que me parece sumamente sexy y junta sus cejas en desaprobación, su rostro toma uno molesto y sigue su camino como si nada hubiese pasado.

Creo que encontré a mi mate, pero a juzgar por su expresión no me quiere.

-Pov Kayla

Sonrío nuevamente al leer el mismo párrafo del libro nuevo que compré.

El regalo del viajero.

De todos en esta familia, a mi abuela Sara y a mí nos gustan las mismas cosas y es por esa razón que ampliaron más nuestra casa, mi abuelo y ella se vinieron a vivir con nosotros solo porque ella quería estar cerca mío y no la culpo, a veces es aburrido tener que hablar con alguien que el cerebro no le da para resolver una simple ecuación.

Con ecuación me refiero a problema.

Y tal vez me refiero también un poco a mi bisabuela, la cual solo piensa en maquillaje y más maquillaje.

—Kayla, ¿has visto a Zuani? —la voz de mi madre me saca de mi libro y levanto mis ojos mieles hacia ella.

—No, señora Dhall. Puede que este en su cuarto leyendo cuentos de hadas en su aplicación móvil o afuera en el patio recolectando bichos—vuelvo a mi libro y escucho el crujir de la puerta de la biblioteca.

—SOY TU MADRE, KAYLA. RECUERDALO —grita y sonrío para mi misma, acomodo mi cabello dorado sobre un costado de mi hombro y mi cuerpo se forma una bolita al trepar las piernas en el pequeño sillón.

Sabía que diría eso.

-Pov Yannick

Mis dedos se mueven ágiles sobre los botones del mando en mi mano y termino la partida. Doy un sorbo a la gaseosa en mi vaso y hago una mueca de desagrado al sentir lo mala que esta.

La puerta del cuarto "solo para chicos" es azotada y veo a Elián entrar hecho un desastre, se tira en sofá cama y alzo una ceja viendo su deplorable estado —cuenta, ¿Qué sucede?

—Encontré a mi mate, pero no me quiere y me lo dijo francamente.

Alzo una de mis cejas y me cruzo de brazos —¿Y? ¿No te dijo por qué te odia?

—Menciono algo de ser un pica flor y tal.

—Y es cierto lo que dice. Cada semana viene una chica gritando obscenidades a la puerta por culpa tuya.

—Ya, pero tú también eres un cabrón y nadie te viene a joder.

Me levanto de la silla gamer y camino hacia él —Hermano, hermanito —toco su hombro —la diferencia entre tú y yo es que yo si le dejo claro lo que quiero a las mujeres, no soy tan estúpido como para involucrarme sentimentalmente en una relación —remojo mis secos labios y camino a la puerta —otra cosa... Dúchate, porque hueles a huevo podrido y aunque ya me haya acostumbrado al olor lobuno hay ciertas cosas que no tolero aún —cierro la puerta y camino directo a mi habitación analizando su situación.

¿Y si algún día encuentro a alguien?

Sacudo mi cabeza ante ese pensamiento y lo descarto por completo. Hasta el momento no hay y no habrá ninguna mujer que me pueda dominar.

-Pov Zuani

Le doy un sorbo a mi café humeante y me acurruco más en la cama, el aire acondicionado de mi cuarto está puesto lo más bajo posible y es domingo, lo que hace un día perfecto para leer en wattpad.

Deslizo mi dedo por la pantalla de mi móvil leyendo como uno de los protagonistas es un asesino temerario y la chica de tonta va y empieza a tratar con él.

Cosas que solo pasan en libros electrónicos, pero ya te digo yo que es entretenido, no como los libros de psicología, ciencia y cultura que lee mi hermana la sabelotodo.

Ella no es normal.

Otros que no son normales son mis hermanos, porque a juzgar por sus aspectos físicos parecen detalladamente un actor o un protagonista chulo de una novela, y como no serlo si Elián es un muro de músculos con cabello negro y ojos iguales a los de mi padre, en cambio Yannick es de cabello castaño y unos ojos tan verdes como los de mi madre. Menuda suerte para ellos y también para mi hermana, ella es de cabello rubio y sus ojos mieles parecen dos almendras, tiene unas largas piernas y una figura espectacular.

Y luego estoy yo, una chica se podría decir que media alta, con unos ojos grises, un cabello negro y aunque puedo decir que no soy la maravilla del mundo siento que me veo bien a pesar de no hacer tanto ejercicio como ellos.

En fin.

La puerta de mi cuarto es abierta y mi madre me saca de mi maravilloso mundo mágico —Zuani, necesito que reúnas a tus hermanos. Eres la única que puede lograrlo sin que se quejen completamente por todo, te espero abajo en la cocina —cierra la puerta antes de que proteste y soplo un mechón de pelo caído por mi frente.

¡Que difícil es ser la hermana pequeña de estos pendejos!

Me levanto de mi cama y mis pies tocan el piso frío, observo mi pijama de unicornio y salgo del cuarto, toco la puerta del cuarto de Elián y este me contesta con un "pasa".

—Sígueme, código uno-tres —posa sus ojos sobre mí y me dirijo a la biblioteca, Kayla lee sonriente su libro y carraspeo —uno-tres — cierra el libro y baja de la silla, doy unos pasos más y toco la puerta de Yannick —Idiota, baja a la cocina, hay código uno-tres y si no lo haces me encargaré personalmente de decirle a todo el mundo que te gusta ver anime —la puerta se abre rápidamente haciendo que mi cabello se espeluque y me topo con sus ojos verdes.

—Ni se te ocurra —habla entre dientes y me encojo de hombros.

—Si me haces algo le diré a papá y él si que no tendrá piedad de ti —doy vuelta y llego a las escaleras.

—no puedo creer que le hagamos caso a esta pequeña traidora —susurra.

—Es lo normal, ella tiene secretos de ustedes, en cambio yo recibo beneficios por el código uno-tres.

—Sí, tus preciados libros.

Abro la puerta de la cocina y lo primero que veo es un gran pastel de cumpleaños.

Cierto, hoy en nuestro cumpleaños.

—¡Feliz cumpleaños! —toda nuestra familia grita y mi madre rápidamente se posiciona en frente y mira hacia arriba —aún no puedo creer que todos sean más altos que yo, pero aún así siguen siendo mis niños pequeños —corre detrás del mostrador y sujeta el brazo de mi padre con fuerza —a probar el pastel. Está hecho de cinco diferentes sabores divididos por pisos para que a ninguno se queje.

—Y ya están servidos —mi abuela se quita el delantal y lo deja sobre la isla, hago una mueca de desagrado y pienso detenidamente en si probarlo o no, después de todo mi abuela no es la mejor cocinera —no lo hice yo, si es lo que piensan, fue su madre —relajo mis hombros y doy un suspiro de alivio —que mal me sabe que a nadie le gusta lo que hago —las risas se extienden y todos tomamos asiento en los taburetes.

—Padre, ¿No hay regalos? —Elián bromea.

—El regalo que te voy a dar es que te vayas al campo de entrenamiento a hacerme quinientas pechadas y doscientas vueltas por salir otra vez en las revistas de chismes.

Yannick le da una fuerte palmada en la espalda y sonríe en su dirección —Quisiste hacer el gracioso y te salió mal —sonríe —últimamente nada te está saliendo como quieres, verdad hermanito —los ojos de ambos dan un choque eléctrico y separan sus miradas.

—Yannick, tú no deberías hablar mucho —advierte mi padre —pero debo reconocer que eres el mas serio y franco de los dos y es por eso que tienes lo que tanto has querido —lanza unas llaves en su dirección y él las toma en el aire, examina la marca y queda perplejo.

—¿Es en serio? —mi padre asiente y él desaparece de nuestra vista, corro hacia la puerta principal al escuchar su grito y mis ojos recorren el jeep negro aparcado en la entrada de los estacionamientos subterráneos.

—Ahora es el turno de Kayla —mi abuela la toma de los brazos y corro detrás de ellas hasta la biblioteca, una de las estanterías de libros se mueve automáticamente hacia un lado y revela otra habitación repleta de libros —esta vez añadí novelas de romance clásicas, es bueno para que amplíes tu vocabulario —da un beso en su frente y está la aprieta contra sus brazos.

—En serio ellos tienen esto y yo sin nada —habla Elián, mi madre toma su rostro y lo palmea ligeramente.

—Eres el más... Tremendo, pero eso no significa que te dejemos sin regalos.

—Aunque tu madre me convenció para dártelo siento que deberías tener algo menos que eso por los líos que formas, pero confío en ti y juro que si vuelvas a hacer algo malo te mandaré con los guerreros a entrenar todo lo que debes. Ahora anda al garaje, ahí encontrarás la sorpresa —los ojos de mi hermano brillan y se abalanza contra ellos.

—Los quiero —dice y sale de nuestra vista en un santiamén.

No me sorprendería que fuese un coche ya que él es fanático de ellos al igual que Yannick.

—Y finalmente nuestra pequeña Zuani —los brazos de ambos me rodean y caminan conmigo hasta mi cuarto —sabemos lo mucho que has querido tener este regalo y lo hemos hecho realidad para ti —la puerta es abierta y observo con detalles la cantidad de cosas regadas en mi cama.

¿Cuándo hicieron todo esto?

Corro y examino los libros, plumones, chocolates, cuadernos, laptop, trazas de unicornios, una caja de móvil, aretes y collares pequeños que es lo que a mi me encanta, maquillaje y un oso de peluche enorme.

—Y aún hay más —mi madre abre la puerta hacia mi closet y lo primero que veo es la gran lámpara en forma de gotitas iluminando el lugar, la alfombra rosa palo yace debajo de esta y observo la gran estantería de zapatos y la extensión nueva de ropa darks para cuando me dan mis ataques de oscuridad profunda.

Esto es fenomenal.

Muerdo mis labios suprimiendo mi sonrisa y los agarro a los dos con mis brazos, limpio mis lágrimas con sus ropas y siento las manos de ambos enredarse en mi cabello —Ya, anda a disfrutar de tus cosas.

Asiento y los suelto, entro al armario y miro todo lo nuevo que hay.

Mi vida es lo más fenomenal que hay, no me quejo, ya que tengo a unos padres amorosos, unos hermanos locos y una vida plena.

-Pov Irina

—¿Estás seguro que a todos les gustó su regalo? —abro la puerta de nuestro cuarto, Amir pasa y la cierro.

—Espero que sí, me gaste más de un millón de dólares por todo—desabrocha su camisa blanca y toma asiento en la cama —estoy sumamente cansado, creo que ya es hora de enseñarle a Elián y Yannick como manejar las empresas para que cada uno maneje una cuando yo quiera tomarme un día libre—me coloco en frente de él y sus manos toman mi cintura, subo mis piernas al rededor de su cuerpo y caigo a la cama.

—Si tu quieres y piensas que ellos tan solo con diecinueve años pueden hacerse cargo—me encojo de hombros—aunque yo diría que deberían recibir algunos consejos y estudios de tu parte.

—Tienes razón —sus ojos azules brillan con intensidad y me suelta, un leve destello rojo pasa por estos y su cuerpo rápidamente está arriba mío, humedece sus labios—ya cumplí mi parte del trato, los regalos que ellos querían, ahora te toca a ti complacerme —levanto una de mis piernas hacia su cadera y sus manos viajan por la parte externa de la misma.

—Claro que sí, Alpha.

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