El Invitado de La Boda romance Capítulo 37

La tengo sentada frente a mi mientras curo su mano con los elementos que encontré en el botiquín de primeros auxilios que había en el baño. De vez en cuando mi mirada y la suya se cruzan y puedo notar el miedo tan atroz que siente.

—¿Había sido violento anteriormente? — me atrevo a preguntarle y ella niega con la cabeza.

—Jamás, supongo que no le convenía serlo, después de todo yo fui su víctima para poder conseguir toda la información que necesitaba. — responde e inmediatamente esquiva mi mirada —me siento tan estúpida… ¿Cómo es que no me di cuenta antes? — se pregunta y de inmediato llevo mi mano libre a su rostro y hago que me mire.

—No es tu culpa y tú no eres ninguna estúpida. El estúpido es él por hacer todo lo que hizo. — le aclaro.

—¿Crees que vaya a hacer algo más? — me cuestiona.

—Lo dudo, además, mientras iba por el botiquín llame a tu padre y le explique lo sucedido, ira a hacer la denuncia a la policía y de seguro Fernando ira preso en un dos por tres, no te preocupes. — le explico intentando que se sienta mejor, pero es casi imposible, el dolor que siente va un poco más allá de lo que ocurrió hacer un rato. —¿Esta muy ajustada o así esta bien? — le pregunto cuando termino de vendar su mano para que la herida no este expuesta.

—Esta perfecta. — responde desanimada.

La veo tan triste que me duele, pero ¿Qué puedo decirle para que se sienta mejor? Lo ocurrido con Fernando va mucho más allá de una discusión de pareja o una conversación de divorcio, ella se siente una víctima de su juego y de sus mentiras y contra eso no hay mucho que yo pueda hacer más que estar a su lado.

—¿Quieres que te traiga algo o haga algo por ti? — propongo.

—Solo quiero acostarme en la cama y no despertar hasta mañana. — indica.

—Si eso es lo que quieres hacer, por mí no te preocupes, yo te alcanzo en un rato, ¿sí? — le informo.

—Tranquilo, tu disfruta. — responde y me da un corto beso para luego levantarse e irse a la habitación.

Una vez que ella entra al cuarto, yo voy a la cocina para ordenar un poco todo el desastre que quedo de mi fallida cena y mientras ordeno todo, mi celular suena. Lo quito del bolsillo del pantalón y cuando miro la pantalla respondo de inmediato.

—David, dime por favor que ya lo denunciaste. — digo sin siquiera decir “hola.”

—Estoy saliendo de la estación de policía en este preciso momento. —

—¿Y? — presiono.

—Acabo de entregar las fotos, los videos y todas las pruebas que tenía, también les dije lo que le hizo a mi hija, pero me informaron que debería ser ella quien lo denuncie, aunque no sé si sea conveniente ya que ella y tu estaban juntos y tranquilamente él podría usar eso a su favor, ¿me explico? — expresa.

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