El Invitado de La Boda romance Capítulo 38

Al día siguiente: 26 de septiembre, 2018

Amanecer con ella enredada a mi cuerpo es una sensación distinta el día de hoy. Nuestros amaneceres anteriores estuvieron llenos de prisas, nervios y miedo a ser descubiertos, pero hoy la historia cambio. No hay que ocultarnos más, no hay que correr en contra del reloj para cumplir con nuestros compromisos, hoy somos solo ella, yo, y este amor.

Soy consciente de que la circunstancia no es la idónea, que el estar aquí es una consecuencia de todo lo ocurrido y que el ver su mano vendada, me va a recordar todo el tiempo lo que ese imbécil intento hacer, pero decido sacudir los pensamientos negativos y convencerme de que, a pesar de todo, no hay mejor lugar que esta cama donde su cuerpo y el mío se confunden entre sí a causa de la manera que ella se abraza a mí.

Sus preciosos ojos aun están cerrados y no me atrevo a despertarla, se perfectamente lo mucho que le costó conciliar el sueño y ni hablar de la cantidad de veces que se despertó durante la noche, estuvo muy asustada y no la culpo, después de todo, ese hombre la amenazo con una navaja…

Suavemente acaricio su brazo con la yema de mis dedos y sin motivo alguno sonrió, aunque yo sé que mi sonrisa se debe en que después de años divagando solo por este mundo, finalmente encontré esa famosa “mitad” de la que tanto hablan muchos. Alai es perfecta para mí y a pesar de que llevamos poco tiempo juntos en esto que hasta hace poco no era una relación oficial, tengo la certeza de que no podría pasar mi vida con nadie más que no fuera ella. Nuestro nivel de complicidad es muy fuerte, la manera que nos entendemos con tan solo mirarnos lo es mucho más, pero estoy seguro que nada de todo esto se compara con lo que sentimos el uno por el otro.

«¿Quién diría que encontrarías el amor de tu vida caminando hacia el altar el día de su boda?» me pregunto y de repente, la veo abriendo sus ojos lentamente.

—Buenos días preciosa. — digo mirándola y puedo notar lo mucho que le cuesta abrir sus ojos por completo.

—Buenos días… estoy agotada, es como si no hubiera dormido nada. — se queja.

—Es normal, pasaste una mala noche… ¿quieres quedarte en la cama e intentar seguir durmiendo? — propongo y niega.

—No, vayamos a desayunar y después voy a llamar a mi abogado. — explica y la miro un poco confundido.

—¿A tu abogado? — cuestiono.

Ella rápidamente se separa de mí y se acomoda en la cama apoyándose contra el respaldar —Quiero que empiece a tramitar el divorcio, me niego a seguir casada con un canalla como él. — explica con determinación y sospecho que esto es lo que hizo que pasara una mala noche… no pudo dejar de pensar en todo lo que vivió.

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