El Invitado de La Boda romance Capítulo 44

Al día siguiente

Anoche me di cuenta de lo que no es poder dormir bien por estar pendiente de la persona que tienes durmiendo a tu lado, se perfectamente que el doctor dijo que no era nada grave, que solo debía descansar y que todo estaría bien, pero mi mente parece no haberlo entendido. Gran parte de la noche me la pase mirándola, asegurándome de que respirara tal y como si hubiera estado al borde de la muerte, vele su sueño en un intento por evitar que pudiera tener pesadillas, y por si fuera poco abrazándola como si en cualquier momento pudiera levantarse de la cama y huir. La otra parte de la noche, me desvele pensando en nuestro futuro. Ayer, por primera vez en mi vida supe que quiero ser padre, es una sensación demasiado extraña porque hasta ahora esa posibilidad me aterraba. Recuerdo la única vez que algo así pudo ocurrir y no me sentí como ahora.

“Martin, puede que este embarazada.” Me dijo María sin rodeos parada bajo el marco de mi puerta.

“¿Qué? No… si solo estuvimos una sola vez juntos…además… nos cuidamos…” Solo con recordar el miedo que sentí de que algo así fuera posible, me hace dar cuenta que no era convertirme en papá lo que me hacía temblar de nervios, era que no quería ser padre con ella… pero ahora todo parece haber cobrado un rumbo diferente. Veo a Alai abrazada a mí y en ella veo todo lo que antes me daba “miedo”, hijos, una casa, y hasta mascota si quiere. Quizás siempre se trató de no estar con la mujer “indicada” y no de que le tenía “miedo” a esas cosas…

Su cabello castaño se desliza por mi piel a medida que ella se mueve y cuando finalmente abre sus ojos, su mirada se encuentra con la mía y sonríe —buenos días. — dice acomodándose un poco mejor sobre mi pecho.

—Buenos días preciosa. — digo y me las ingenio para acercarme a su boca y besarla suavemente —¿descansaste? — pregunto volviéndome a acomodar.

—Sí, pero al parecer tu no… te ves muy cansado. — comenta llevando sus dedos a mi parece que notorias ojeras. —¿Qué paso? — pregunta preocupada.

—Nada… solo me quede mirándote toda la noche y velando tu sueño. — respondo restándole toda la importancia y sonríe.

—¿Velando mi sueño? Pero que romántico. — comenta sonriente.

—Para que veas que por ti me convierto en el más cursi de todos. — bromeo.

Ella ríe, pero al instante me mira un poco preocupada —ahora enserio, tienes que descansar, no puedes quedarte toda la noche en vela. — me regaña robándome una sonrisa.

—Sí, mi amor. — respondo sarcásticamente.

—¡Oye, que es enserio! — se queja.

—Lo sé, pero no te preocupes que ayer hablé con tu padre y le dije que hoy no iríamos a la oficina, así que, podemos quedarnos todo el día en la cama recuperándonos… tú de tu episodio de ayer y yo de mi desvelo. — propongo.

—Suena interesante. —

—Lo es, además, pediremos el almuerzo, la cena… en fin, ni tu ni yo haremos nada el día de hoy. — le dejo saber y me mira extrañada.

—¿Nada? — se asegura.

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