El Invitado de La Boda romance Capítulo 59

Al día siguiente: 9 de noviembre

—¡Feliz cumpleaños! — escucho que me grita mientras que mueve la sabana destapándome y al voltearme aun un poco dormido, la veo parada frente al pie de la cama con un pastel de chocolate y fresas que tiene una vela en el centro.

—Preciosa… gracias…— digo sorprendido y ella se sube a la cama con la ayuda de sus rodillas y se acerca a mi dejándome apreciar ese corto camisón de seda color blanco más de cerca.

—Tu primer cumpleaños juntos— murmura y acerca el pastel —tienes que pedir tres deseos— advierte sonriente.

—Uno ya se cumplió, el otro se cumplirá hoy, y el otro ya veremos…— explico con un tono de misterio y su sonrisa lo ilumina todo.

—Entonces no me lo digas para que se cumpla— propone y mirándola a los ojos, soplo la solitaria vela que está en el centro del pastel y tengo la certeza de que este es el mejor cumpleaños que pasare en mi vida.

—Yeiii— dice y se inclina hacia mí para darme un beso me deja con ganas de más —felicidades mi amor— dice sobre mis labios y vuelvo a besarla.

—Te amo preciosa— le digo tomándola por la cintura.

—¡Amor, me voy a caer con el pastel! — me advierte entre risas y rápidamente tomo el pastel, lo dejo sobre la mesita de noche y vuelvo a tomarla por la cintura.

—Ya está resuelto— bromeo cuando hago que giremos en la cama hasta que ella queda debajo de mí y ríe.

—¿Adelantaras la noche de bodas? — pregunta divertida.

La beso lentamente y sonrió sobre su boca —creo que eso ya lo hemos hecho hace tiempo, ¿no? — cuestiono divertido y ríe —además… anoche no pude quitarte ese vestido y me quede con las ganas— explico llevando mis manos hacia su trasero por encima de la tela de su camiseta.

—Sí que eres misteriosa cuando quieres eh…— bromeo — pero, que sepas que te amo, tú y nuestro hijo son el mejor regalo de mi vida— le digo con toda honestidad y es ella ahora quien me vuelve a besar, pero el molesto ruido de mi celular nos interrumpe haciéndonos reír.

—Hasta que no haya pasado la boda no tendremos paz… prepárate— me advierte entre risas que me contagian.

—Ya veo… sabes, no veo la hora de estar solos tú y yo en Hawái— confieso y sonríe.

—Contesta antes de que vengan aquí— me pide y se levanta de la cama.

—¿Dónde vas? —

—A ducharme amor, tengo que prepararme para casarme con un hombre guapísimo esta noche— me dice guiñándome un ojo mientras que se aleja de la cama haciéndome reír y sin más remedio, respondo la llamada.

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