El Invitado de La Boda romance Capítulo 62

El mundo afuera no entendería porque ella y yo amamos tanto amarnos, y tampoco tengo intenciones de explicarlo porque sencillamente no hay palabras que puedan hacerlo. Amarla es toda una aventura, sobre todo cuando en estos instantes se presenta frente a mí con un conjunto de lencería color blanco que con solo verlo puesto en ella me pone a mil. Mi mirada la recorre detenidamente y no hay duda alguna que mi esposa es el paisaje más sensual que veré jamás… bustier, prenda interior haciendo juego y unos ligeros que hace que los espacios libres de su piel se vean extremadamente tentadores —¿te gusta lo que ves esposo mío? — me pregunta y escucharla llamarme así enciende otras alarmas, esas que son del corazón ante la alegría de saber que estamos unidos para siempre y no porque lo diga un papel, sino porque lo elegimos los dos.

—Mucho, pero mucho… tanto que uff…— intento decir, pero su sonrisa me distrae.

—No olvido que aún es tu cumpleaños— explica sensual y camina hacia mi acortando la distancia y yo no puedo más que aferrar mis manos al borde de la cama donde estoy sentado.

—Queda como media hora aun para que se termine mi cumpleaños— comento y sus manos se posicionan sobre mis hombros en un juego de seducción que me mata.

—Entonces, haremos un trato— propone obteniendo toda mi atención.

—Tu dirás mi amor—

—Ahora, hare que termines tu cumpleaños de la mejor manera y después, tú me harás pasar la mejor noche de bodas que nadie ha conocido jamás, ¿te parece? — negocia y asiento.

—Eso tenlo por seguro, pienso hacerte pasar una noche inolvidable… tengo muchos planes para nosotros dos— le advierto y su sonrisa lo dice todo. Las palabras parecen ir esfumándose cuando su boca se acerca a la mía de manera sensual y al llegar a su objetivo comienza a besarme de una manera sin precedentes, juega con mis labios a su antojo, me provoca de maneras infinitas con su lengua y la mía enredándose en un baile que sube la temperatura y ante la falta de aire, ella me libera para que podamos respirar, pero su juego toma un camino diferente cuando comienza a recorrer mi cuello y sus manos van abriendo mi camisa. Hace todo con una sensualidad tan única que mi pantalón se convierte en la prisión de mis ganas por ella —mi amor, me estas matando…— le digo cuando su boca ya va recorriendo mi pecho y sus manos terminan de quitar mi camisa para lanzarla al suelo.

—No te mueras, que aún queda mucho por vivir juntos…— me dice mirándome cuando su boca besa mi abdomen y sus dedos traviesos van dejando en claro cuáles son sus intenciones.

—Te ves tan sexy… es que no tienes idea— comento entre dientes y todo mi cuerpo se altera aún más cuando sus dedos van desabrochando mi pantalón con sensualidad.

—Levántate un poco— me pide arrodillándose en el suelo y sigo sus instrucciones para que sus manos quiten mi pantalón y bóxer todo de una vez liberando mi excitación y su sonrisa sensual hace de las suyas provocando la locura infinita en mí.

Ella me quita los zapatos, los calcetines y luego se despoja de mi pantalón y bóxer tirándolo a un lado y vuelve a concentrarse en mí, pero esta vez sus manos van hasta mi punto más sensible y dan comienzo a un juego que sabe que me encanta y me lleva a sitios inimaginables —joder… si este es tu regalo de cumpleaños, te juro que no me importa envejecer un año todos los días— consigo decir y mis manos se aferran más fuerte a la cama mientras que su boca hace maravillas conmigo.

El placer se quien domina este momento, pero es solo como consecuencia del amor que nos tenemos y que nos hace tener esta conexión tan única que hace que ella no se detenga hasta que consigue su objetivo y con el sabor de mi cuerpo en su boca, ella me besa de manera ardiente haciendo que la sujete de la nuca y la arrastre conmigo al centro de la cama —feliz cumpleaños mi amor— me dice sobre mis labios.

—Te amo esposa mía— digo aun agitado y la tomo de la cintura para hacer que giremos en esta cama hasta que ella queda debajo de mi —es mi turno ahora— advierto y me mira sensual.

—Soy toda tuya…— murmura y esa es la señal que bastaba para que ahora sea yo quien la bese con urgencia y vaya desnudándola lentamente mientras que mis manos y mis labios hacen una travesía por su cuerpo que la provocan una y otra vez generando un concierto de gemidos que me incita a ir por más hasta llegar a su intimidad y jugar con ella de la misma manera que lo hizo conmigo. Amo sentir sus dedos jalando mi cabello suavemente mientras que me ruega que no me detenga, muero de placer ante su placer y esta cama no podrá con tanto amor que hay entre nosotros dos, porque esta noche no tiene fin —así— dice incoherentemente y su cuerpo se convierte en víctima de mi boca haciendo que ahora sea yo quien con su sabor en mis labios vaya a los suyos.

—Tendremos que disculparnos con nuestro hijo por no dejarlo tranquilo esta noche— bromeo entre beso y beso y sonríe.

—Después lo haremos, ahora continua— me pide completamente excitada y enreda sus piernas en mi cuerpo aprisionándome.

—No tenía intenciones de detenerme— advierto y en un solo movimiento entro en ella sin dejar de mirarla a los ojos y es así como sé que la locura entre nosotros nunca tendrá fin y es que jamás tendremos suficiente del otro. Dicen que el sexo después del matrimonio no es lo mismo, pero sé que ese no será nuestro caso, ambos somos adictos al otro, nuestros cuerpos fueron hechos para encontrarse y nunca más dejarse ir… su boca sin la mía no encuentra un rumbo y los planes de vida se desvanecen si no son con el otro a su lado, por eso nos elegimos a pesar de todas las adversidades… estamos hechos el uno para el otro y contra eso no hay nada que se pueda hacer.

—Te amo— son las dos palabras que decimos al unísono en medio del placer y sé que podríamos decir muchas cosas más, pero la falta de aire solo nos permite pronunciar esas palabras mientras caemos rendidos en esta cama donde la noche aún no termina.

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