Enamorándome de ti romance Capítulo 128

Lin Xinyan le entregó un pañuelo húmedo; en vez de tomarlo, Zong Jinghao solo la miró con un semblante indiferente.

«Su hija hizo esto, ¿no debería ella hacer algo al respecto?»

Lin Xinyan comprendió el significado de su mirada, así que estiró su brazo para limpiarlo, pero Lin Ruixi la interrumpió al jalar su blusa.

-Mami, dámelo, quiero limpiar a papá.

Zong Jinghao las vio en silencio. Lin Xinyan bajó la cabeza para ver a su hija, cuyos grandes ojos le rogaban con desesperación. Lin Ruixi se aferró a su blusa y, en un tono adorable, le dijo:

-Mami, dámelo, yo limpiaré a papá.

Lin Xinyan no podía rechazarla, pero justo cuando le iba a dar el pañuelo, Zong Jinghao se lo arrebató y limpió su

propio rostro. Lin Xinyan lo miró en silencio.

-Mi hija no es un demonio —dijo en una voz sombría.

-Pues parece que sí. -Tras limpiarse, Zong Jinghao le devolvió el pañuelo a Lin Xinyan-. Ya me voy.

Lin Ruixi frunció las cejas, preguntándose qué significaban aquellas palabras; como no pudo entenderlas aun cuando se cerró la puerta, vio a Lin Xinyan y preguntó:

-Mami, ¿quién es un demonio?

-Nadie. Vamos a comer. -Lin Xinyan la cargó de regreso a su silla—. Obedece a la abuela.

Lin Ruixi volteó a ver a la puerta cerrada, preguntándose cuándo regresaría su papá. Aunque Zhuang Zijin la alimentaba, permaneció distraída durante toda la comida ya que su mente estaba concentrada en Zong Jinghao.

Lin Xinyan vio a su hija y suspiró. «¿Qué haré con esta niña?» No podía apartar a Lin Ruixi de inmediato y detener toda interacción entre su hija y Zong Jinghao, pues su

seguridad era su máxima prioridad. Solo podía improvisar.

Lin Xinyan le llevó comida a su hijo, una de sus manos sostenía la bandeja mientras la otra abrió la puerta. Li Xichen estaba parado junto a la ventana, su mano había apartado la cortina y veía cómo Zong Jinghao se iba en su auto.

—¿Qué estás viendo? —Lin Xinyan se acercó.

Lin Xichen soltó la cortina enseguida para cubrir la ventana y negó con la cabeza.

-Nada. He estado viendo el exterior porque es aburrido estar aquí.

-Si quieres salir, hazlo. La hinchazón de tu cara disminuyó bastante, así que nadie lo notaría -dijo ella en tanto ponía la comida en la mesa. Li Xichen se acercó, se subió a la silla y se sentó en ella.

-No, estoy muy feo. No puedo permitir que nadie me vea. —Aunque Lin Xichen era un niño pequeño, tenía un gran ego.

Lin Xinyan acercó la leche frente a él.

-¿Qué quieres comer? Lo prepararé mañana para ti.

Lin Xichen negó con la cabeza y bajó la mirada, metiendo la comida a su boca de forma mecánica con un aspecto deprimido. Lin Xinyan se acercó para abrazarlo.

-Xichen, ¿qué pasó? -le preguntó-. ¿Te duele la herida de la cabeza?

—No. —Sus heridas no eran la razón por la que estaba malhumorado, sino porque Lin Ruixi había llamado «papá» a ese hombre desalmado. Él no los había criado. «¿Por qué tenía que llamarlo "papá"?» Entonces tomó sus palillos. Cuando Lin Ruixi llamó a Zong Jinghao así, se había sentido incómodo.

-¿Qué pasa? -Lin Xinyan bajó la cabeza para ver a su hijo.

-Nada. Me siento mal porque estoy herido.

Lin Xinyan besó su cabeza.

—Lo siento, mami debió protegerte mejor.

-No es culpa de mami. -Para evitar que Lin Xinyan se preocupara más, Lin Xichen contuvo sus emociones y empezó a comer.

Zong Jinghao detuvo su auto en el Hotel Shanghuang; se quedó dentro mientras veía el video donde desnudaban a Lin Xinyan, el cual no tenía sonido, pero era obvio que He Ruize le decía algo al desvestirla. Sin embargo, Zong Jinghao no podía concentrarse en nada más que la mano de él. El rabillo de sus ojos se retorció.

El video se acabó cuando He Ruize desabrochó los pantalones de Lin Xinyan; entonces, cerró el video y llamó a Guan Jing. Cuando tomó la llamada, lo primero que dijo su asistente fue:

-¿Y qué hay de Lin Xinyan? ¿Es más pura que yo? ¿Acaso está en un altar? -Ella se sentó en la cama y rio-. Al menos yo renuncié a mi pureza por ti, ¿y ella que te dio? ¿Dos niños que ni siquiera son de tu sangre? —Luego, soltó una risa mordaz-. ¿Por qué? ¿Serás su padrastro?

Zong Jinghao no parecía molesto por sus palabras, pues sabía todo eso.; él extendió su mano, tomó la copa de vino y le dio vueltas, meciendo el líquido rojo. Entonces lo acercó a su nariz y lo olió, era fragante y ácido, sin un aroma alcohólico prominente.

-Este vino no es apropiado para ti.

He Ruilin caminó a él y puso su brazo sobre su hombro.

-Entonces, ¿qué sí sería apropiado?

Zong Jinghao no le respondió, sino que le dedicó una pequeña risa. En ese momento, el timbre sonó otra vez.

-¿Qué sucede? -preguntó mirándolo.

-Es para ti. Sabrás qué es hasta que lo veas.

He Ruilin se sorprendió gratamente.

-¿Me trajiste un regalo?

-Me diste un gran regalo -dijo con una tenue sonrisa, sosteniendo un mechón del cabello ajeno en su mano—.

¿No debería devolver el gesto?

He Ruilin palideció.

-¿Qué...? ¿Qué quieres decir?

Zong Jinghao acomodó el mechón tras una de las orejas de ella y le sonrió.

—¿A qué le temes? Te ves mejor con una sonrisa.

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