Enamorándome de ti romance Capítulo 140

Zong Jinghao no le respondió. Por consiguiente, Lin Xinyan no pudo ser paciente y permaneció callada. Poco después, se detuvo en el hotel al que ella había ido antes; entonces, se paralizó y dijo:

-¿Por qué me traes aquí? -Zong Jinghao abrió la puerta del asiento del copiloto y, después, la tomó de la muñeca para sacarla del auto y se dirigieron hacia el vestíbulo—, ¿Qué estás haciendo?

Lin Xinyan trató de zafarse, pero su mano tenía tanta fuerza como un cepo.

En el vestíbulo, tomaron el ascensor y Jinghao la llevó hasta la puerta de una habitación; a continuación, escuchó cómo se abrió la puerta.

—¿Qué es lo que en verdad quieres hacer? Tengo que regresar. Xi no se ha recuperado de su lesión, así que tengo que ir a cuidarlo.

Sin haber terminado de hablar, Zong Jinghao la arrastró a la habitación y cerró la puerta. Lin Xinyan se asustó y se puso ansiosa, pues a pesar de que ya lo había visto enojarse antes, esta era la primera vez que lo veía tan enfadado. El ambiente en la habitación era depresivo, en particular y, después de un buen rato, él dijo en voz baja:

-Dime, ¿qué te pasa?

Lin Xinyan estaba recargada en la puerta con las manos sudorosas. No dijo nada y solo lo miró fijo a los ojos, como si tratara de descubrir si detrás de ese apuesto rostro, se escondía la crueldad.

-¿Por qué no dices nada? -Su fría voz la estaba estresando.

—Vi a He Ruilin. —Tenía las manos empuñadas y sudadas colgando a los lados.

-¿Y? -dijo Zong Jinghao, frunciendo el ceño.

-Me dijo algo. -Zong Jinghao permaneció callado y esperó a que continuara hablando; entonces, Lin Xinyan se armó de valor y dijo-: Me dijo que le ordenaste a alguien que... la violara. —Lo miró fijo a los ojos y le preguntó—: ¿Es cierto?

Esperaba que su respuesta fuera negativa y no fuera el hombre despiadado que le habían hecho creer, que no era tan retorcido como para ordenarle a alguien que la violara; sin embargo, su respuesta la decepcionó.

-Sí.

Los oídos le zumbaban tras escuchar su respuesta; se sobresaltó tanto que no podía ni hablar, pues era como si tuviera la boca rellena con una enorme bola de algodón. Después de un rato, se recompuso y preguntó:

-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué no la amabas antes? ¿Por qué querrías hacerlo?

Lin Xinyan no podía entenderlo ni podía aceptar en absoluto que fuera un hombre así, pues estaba acostumbrada a su amabilidad, tanto que su corazón se derritió un poco por él. Pero su comportamiento la tomó completamente desprevenida.

-¿Solo por esto estás enojada? -Zong Jinghao calmó su ira poco a poco cuando vio que Xinyan estaba petrificada.

-¿Te parece un asunto sin importancia? ¿Acaso tienes un corazón de piedra? —Zong Jinghao quería tocar el cabello que le cubría la frente, pero Lin Xinyan se dio la vuelta para evitarlo-. No me toques.

-¿Por qué estás tan enojada? -Zong Jinghao toco su nariz con suavidad y le preguntó—: ¿Por qué estás tan enfadada?

-Nunca pensé que fueras un hombre tan despiadado -espetó lo que tenía en mente.

Solo después de haberlo dicho, Xinyan se dio cuenta de lo perturbada que estaba. Para ella, era muy difícil aceptar que era ese tipo de hombre. Por su parte, Zong Jinghao pensó en lo atractiva y sensual que era cuando miró su rostro.

Aunque ahora no repelía la intimidad de Jinghao, siempre había contenido sus propios sentimientos para sí misma y nunca había abierto su corazón enfrente de él. Le acarició el rostro y detuvo el dedo en su ceja por un rato. Poco a poco, su pequeña sonrisa cambió a una amplia.

-¿Por qué no quieres que sea un hombre despiadado? -dijo.

Ansiosa, Lin Xinyan evitó su mirada. No podía mantener la compostura mientras sus palabras resonaban en su mente. «¿Por qué no esperaba que fuera un hombre despiadado? Porque ahora parece que lo quiero.»

Aún seguía sonriendo cuando la miró con una mirada penetrante y le dijo:

-Te preocupa que algún día te haga lo mismo, ¿cierto?

Lin Xinyan permaneció callada, asintiendo a lo que él decía. Sí, tenía miedo de que algún día la tratara de manera despiadada.

-Jamás te haría eso. -Zong Jinghao la tomó en sus brazos; por instinto, Lin Xinyan intentó zafarse, pero en cuanto quiso escapar, Zong Jinghao le agarró las manos en movimiento y bastó un poco de su energía para

Lin Xinyan no sabía qué debía hacer con él. ¿Debería dejarlo? Sin embargo, él conocía a todas las personas que Lin Xinyan quería; además, sería demasiado irreal si ella tratara de escapar de él en secreto. Una vez más, Jinghao estaba arrojando su destino al caos. Nunca pensó que regresaría a ese país donde no tenía ningún recuerdo maravilloso, pero todo cambió por él. ¿Es su

predestinación?

De pronto, vibró el celular que Lin Xinyan tenía en su bolsillo, se limpió las lágrimas del rostro y revisó quién llamaba. Era el número de Lin Xichen, así que contestó la llamada:

—Hola, Xi.

-Mami, no soy mi hermano. Soy Ruixi. ¿Cuándo vuelves a casa? ¿Papi está contigo? ¿Cuándo vuelve papi a casa? -Lin Xinyan pudo escuchar a través del celular la emoción que había en su dulce voz—. Papi no ha venido a casa en todo el día y lo extraño mucho.

Lin Ruixi estaba sentada con las piernas cruzadas cuando llamó a escondidas a su mamá, usando el reloj inteligente de su hermano cuando no estaba él.

—Mami, ¿papi nos va a abandonar?

Apretó el celular con fuerza, miró a Zong Jinghao, y le contestó:

-No. -Trató de consolar a su hija.

-¿Es en serio? -Su emoción y alegría se pudo sentir claramente cuando dijo-: Mami, estoy muy feliz. No soy una niña sin papá. ¡Tendré un papá! Mami, en serio estoy muy, muy feliz. Nunca nadie volverá a decir que mi hermano y yo somos unos bastardos sin padre...

—Ruixi, ¿con quién hablas?... No, dámelo. -Era la voz de Lin Xichen.

La llamada se cortó de manera abrupta tras escuchar algo de ruido en el teléfono. Lin Xinyan seguía sosteniendo el celular en su oído, pues las palabras de su hija tocaron una fibra sensible. Como tuvo que criar a sus dos hijos sola, de seguro la gente hablaría mal de ellos, diciendo que los había tenido sin estar casada o que era una mujer indecente; todos y cada uno de esos comentarios era negativo, sin excepción alguna. Por lo tanto, Lin Ruixi debió haber escuchado lo que las personas decían de ellos, pues no habría dicho tales cosas de no ser así. Lin Xinyan siempre pensó que los había protegido muy bien; sin embargo, los lastimaron las palabras de otros.

-Vayamos a casa -dijo Zong Jinghao rodeando sus hombros con sus brazos.

Lin Xinyan asintió. Ahora no podía dejarlo por su hija, pero si en verdad llega el día, su predestinación sería inevitable.

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