-¿Qué?
La comisura de la boca de Ellen se contrajo.
—No me digas que no los conoces.
De hecho, Lin Xinyan no había reconocido a las personas en la sección de la exhibición hasta que las observó. Eran Su Zhan y Shen Peichuan.
—¿Quién diseñó esto?
Su Zhuan estaba de pie sosteniendo un vestido largo que tenía una etiqueta visible indicando el diseñador, pero fingió no verla a propósito para preguntarle a Qin Ya.
-Fui yo.
Si ella no supiera que ese hombre no solo era rico, sino también poderoso, ella lo habría maldecido. Pero él no solo era un hombre mirando los vestidos, también seguía haciendo preguntas.
-Oh... -Su Zhan arrastró sus palabras e hizo sentir incómodos a los demás.
-¿Tiene alguna otra pregunta? -dijo Qin Ya impaciente-. Si no es así puede echar un vistazo usted mismo. Estoy ocupada.
-Tengo más preguntas. -Su Zhan jaló el delgado tirante de su vestido—, ¿En qué se inspiró para hacer esto? Este tirante es tan delgado, ¿acaso es para que se lo quite con facilidad y muestre más piel?
El rostro de Qin Ya se puso rojo y ella lo miró.
—Vino a arruinar las cosas, ¿verdad? —dijo ella en un tono serio.
-No, no, solo tengo curiosidad. -Su Zhan sonrió-. ¿Arruinar las cosas? No, yo quiero seguir vivo.
Ese era el lugar de Lin Xinyan, ¿y quién era ella? Era la luz de la vida de Zong Jinghao ahora, por lo que no se atrevería a pasarse de listo con ella.
-Si le gusta, puede comprarlo; después, le diré cuál fue mi inspiración. ¿Qué tal eso?
-No tengo novia. ¿Para qué compraría un vestido? -La boca de Su Zhuan se crispó.
Qin Ya sonrió y unos adorables hoyuelos aparecieron en sus mejillas.
—Si le interesa, puede comprarlo para usted mismo.
Su Zhan se quedó sin habla. ¡Ja! Junto a él, Shen Peichuan no pudo evitar reírse.
—Nada mal, él puede comprarlo para sí mismo. Déjenme decirles que está más que claro que él tiene este tipo de preferencias. -Shen Peichuan aprovechó la oportunidad de fastidiarlo.
Su Zhan lo miró.
—Nadie va a pensar que está mudo solo porque no hable.
—Por supuesto... ¿Qué estás viendo?
Shen Peichuan se dio cuenta de la expresión en el rostro de Su Zhan y de pronto cambió; cuando siguió la mirada de Su Zhan, vio a Yuxiu caminando hacia la entrada. Al ser amigos de Zong Jinghao, ambos sabían que ella era su madrastra. Debido a esa mujer, él se había mudado de casa y había vivido por su cuenta a temprana edad. Ella era la causante de que la relación entre Zong Jinghao y Zong Qifeng se había vuelto terrible.
Era natural que ellos no tuvieran una buena impresión de ella.
Sin embargo, todo eso solo era sobre su relación con Zong Jinghao. Aunque Yuxiu era la nueva señora, no se vestía tan elegante, dando la impresión a los otros de ser una persona gentil y pacífica.
-¿Qué está haciendo ella aquí? —Su Zhan entrecerró los ojos.
Shen Peichuan no dijo nada, pero él sabía que nada bueno resultaría si ella se apareciera aquí. La salud de Yuxiu no era buena y su rostro parecía pálido, sin mencionar que se tenía un maquillaje ligero para evitar que los demás la
reconocieran. Qin Ya se acercó a saludarla.
-Señora.
—Estoy buscando a...
En ese momento Lin Xinyan avanzó hacia ella. La última vez que ellas se habían visto, ella le había pedido asistir a la apertura de la tienda y Lin Xinyan le había dado una invitación. No se imaginaba que estuviera ahí tan temprano porque aún no era la cita.
-Pudo venir. -Lin Xinyan sonrió mientras la saludaba.
—Claro.
Ella no planeaba quedarse mucho tiempo, solo había asistido más temprano para evitar encontrarse con Zong Jinghao y sabía que si se lo encontraba ahí, él no estaría feliz.
-¿Puedo hablarte un minuto?
Aún le quedaba algo de tiempo, pero Lin Xinyan estuvo de
acuerdo.
-Claro, venga conmigo.
Lin Xinyan caminó frente a ella; mientras tanto, Yuxiu avanzó más lento a propósito para mirar su espalda. Era delgada y el vestido rosa le quedaba perfecto, se veía tan joven sin siquiera aparentar que había tenido un hijo.
«Mi hijo es sobresaliente y mi nuera no está nada mal», pensó ella.
A ella le agradaba incluso más desde que había descubierto que le había dado a luz a los gemelos de su hijo y, aunque los resultados de la prueba de paternidad aún no estaban listos, ella sabía que ambos eran hijos de Zong Jinghao.
Lin Xinyan empujó la puerta de la sala de juntas y se dio la vuelta para mirar a Yuxiu.
-Aquí habrá menos ruido.
Lin Xinyan no podía responderle en ese momento dado que ni siquiera sabía cuál era su relación con Zong Jinghao. ¿Acaso eran marido y mujer? ¿Eran amantes? ¿O eran amigos? Ninguno de estos términos podía describir su relación con Zong Jinghao.
Yuxiu miró el brazalete y lo colocó en la muñeca de Lin Xinyan, quien de inmediato retiró sus manos, pero Yuxiu la sujetó y la miró.
-No me rechaces.
Ella mantenía el tono bajo mientras hablaba, como si tratara de hacer su mejor intento por esconder palabras que no se pueden decir en voz alta. Lin Xinyan estaba atónita.
-Pero...
—De verdad me agradas. —Yuxiu la sujetó con más fuerza -. Me gustaría contarte una historia la próxima vez que tenga oportunidad. -Lin Xinyan miró la pena en sus ojos y dejó de luchar, así que Yuxiu deslizó el brazalete hacia su muñeca—. Mi suegra me lo dio y yo te lo doy ahora.
«¿Su suegra? ¿La abuela de Zong Jinghao? Pero... ¿No era ella la amante?» Lin Xinyan estaba confundida.
-Vas a estar muy ocupada, así que es mejor que me vaya -dijo mientras se levantaba.
Lin Xinyan salió tras de ella.
-Déjeme acompañarla.
—De acuerdo. -Yuxiu se sentía feliz.
Aunque Lin Xinyan se sentía ansiosa, no se sentía cómoda recibiendo ese regalo, así que se lo devolvería en cuando llegara el momento.
El auto de Yuxiu estaba estacionado justo a fuera. Lin Xinyan abrió la puerta del auto para ella y Yuxiu entró para después bajar el vidrio de la ventana para mirar a Lin Xinyan mientras la elogiaba sonriente.
-Luces muy hermosa hoy.
Lin Xinyan tenía una apariencia tensa en su rostro.
—Gracias.
Yuxiu miró hacia atrás donde estaba la tienda y después subió el vidrio de la ventana.
-Vamos —le indicó al conductor.
Lin Xinyan se paró en la calle y miró a auto alejarse, entrecerró los ojos por su desconfianza en Yuxiu. Aun así, pese a que no la había visto tantas veces, podía sentir que ella no era una mala persona. Había cosas ocultas en sus ojos que parecía que no podía decir. Lin Xinyan no sabía cómo describir ese tipo de represión, así que Yuxiu debía tener sus propios secretos.
Ella había estado sumergida en sus pensamientos y no había notado que un auto negro se había detenido junto a la acera.
El hombre iba vestido con un traje ajustado. Las líneas eran suaves y nadie veía ni una sola arruga en su traje, lo cual lo hacía lucir como un aristócrata. La luz del sol se desplegaba por toda la acera; el clima frío, combinado con el sol brillante, hacía que el aire tuviera una temperatura perfecta y fresca.
Su mirada se posó sobre el cuerpo delicado envuelto en la luz del día.
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