Enamorándome de ti romance Capítulo 156

He Ruilin parecía saber cuál era la razón por la que estaban allí. Era consiente que ese día llegaría tarde o temprano, pero no sabía que sería tan pronto.

—No es de tu incumbencia —dijo ella y dejó de reírse.

Shen Peichuan de pronto sintió que esa mujer era una lunática.

—¿En dónde está Lin Xinyan? —Se escuchó un lúgubre sonido desde la oscuridad.

—¿Cómo podría yo saber eso? —He Ruilin sonrió con superioridad-. ¿Por qué? ¿No la encuentras? ¿Podría ser que se haya fugado con ese hombre...?

Pero antes de que pudiera terminar de hablar, sintió que un fuerte viento la recorría, al mismo tiempo que una mano la agarraba del cuello como si fuera una pinza de hierro que provocaba que sus inconclusas palabras se quedaran atoradas en su garganta. Apenas podía respirar y tenía el rostro ruborizado.

—¡Dilo! ¿En dónde está?

Los ojos del hombre estaban enrojecidos debido al dolor que sentía en el corazón por no haber logrado darse cuenta de que Lin Xinyan había desaparecido y por no haberla protegido. He Ruilin tuvo ganas de reír de nuevo al ver lo enfadado que estaba Zong Jinghao a causa de Lin Xinyan; no obstante, la risa que brotó de su garganta se escuchó como un bramido entrecortado, pues fue un sonido más bien desagradable y áspero.

Zong Jinghao apretó la mano con la que la estaba sujetando, casi obstruyendo toda su vía respiratoria; parecía que la ahorcaría casi hasta matarla si se rehusaba a decirle dónde estaba Lin Xinyan. Cuando Shen Peichuan vio aquello, se dio cuenta de que de verdad estaba a punto de matarla, así que se apresuró a persuadirlo:

-Es importante que ahora encontremos a la señorita Lin. He Ruilin es la persona clave para que lo logremos, ¿en dónde podríamos encontrarla si ella muere? —Shen Peichuan continuó convenciendo a Zong Jinghao al ver que se negaba a soltar a aquella mujer-. ¡Si He Ruilin muere, ya no podremos encontrar a la señorita Lin!

Zong Jinghao estaba perdiendo los estribos, pero también escuchaba lo que decía Shen Peichuan en aquel momento. Era verdad que lo importante era hallar primero a Lin Xinyan. Entonces, soltó a He Ruilin con fuerza, causando que cayera en los escalones después de lanzarla por el aire en una parábola. Ella se golpeó en la frente con los peldaños y después de un momento de sentir un punzante dolor, sintió que un líquido tibio recorría su frente. Mientras recuperaba el aliento, abrió la boca, jadeando en busca de aire.

Shen Peichuan no le concedió más tiempo para recuperarse del dolor causado por la asfixia, acercándose a ella para levantarla y arrojarla adentro del auto.

-Veamos qué es lo que predomina más, tu necedad o mis habilidades.

Shen Peichuan ya había interrogado a toda clase de criminales, por lo que creía que lograría hacer que esa mujer hablara. Esa vez, Shen Peichuan se subió al auto a toda prisa.

-Yo conduzco -dijo él.

No se atrevía a ir en un vehículo que Zong Jinghao condujera, puesto que era demasiado aterrador. El rostro de este último era sombrío y no pronunciaba palabra. Lo único que él quería, era saber del paradero de Lin Xinyan lo más pronto posible.

-Comandante Shen. —Justo cuando Shen Peichuan estaba a punto de llevarse a He Ruilin, He Wenhuai salió de la casa-. ¿No le parece inapropiado llevarse a mi hija de esta manera? ¿Cuál fue la ley que quebrantó?

Muéstreme la evidencia.

He Wenhuai estaba molesto porque su hija siempre se metía en problemas, pero el hecho de ver que se la llevaran así, fue como si hubieran abofeteado a la familia He en el rostro. Él salió, no por la seguridad de He Ruilin, sino por el orgullo de su familia.

-Director He, le aseguro que no cometería el error de arrestar a una buena persona, ni mucho menos permitiría que un malhechor se saliera con la suya. Así que, si resulta que ella es ¡nocente, regresaré hasta su puerta para disculparme.

Y entonces, Shen Peichuan pisó a fondo el pedal del acelerador mientras el auto pasaba por enfrente de He Wenhuai como una fuerte ráfaga de viento, desapareciendo a toda prisa de su vista.

He Ruixing estaba de pie junto a He Wenhuai y le dijo:

-¿Va a estar bien esta vez?

No estaba seguro, su padre tampoco.

-Ve a averiguar qué es lo que va a pasar esta vez. -He Wenhuai no parecía tener la fuerza para estar enojado.

-De acuerdo, lo averiguaré lo más pronto posible.

Entonces, He Ruixing entró en la casa para cambiarse.

Mientras tanto, llevaron a He Ruilin a la sala de interrogación. Dentro de la pequeña habitación, había un foco encendido colgado del techo que tenía una luz fluorescente. He Ruilin estaba sentada en un lado de la mesa. Shen Peichuan le mostró un video en donde aparecía ella visitando a Shen Xiuqing.

-Dime, ¿por qué fuiste a verla?

La persona de ese video tiene puesto un cubrebocas, ¿por qué dice que soy yo? —De manera sorpresiva, He Ruilin estaba tranquila.

Es obvio que primero estuviste con Jinghao, así que, ¿por qué terminaste así?

«Sí, es obvio que primero conocí a Zong Jinghao, ¿por qué habría de llegar a este punto?»

—¿Alguna vez has escuchado ese dicho? —preguntó Shen Peichuan.

—¿Cuál? —respondió ella.

—El que dice «al final todo se sabe». Pudiste haberte quedado con él, pero seguiste con tus pequeños trucos. Él pudo tolerarte una, dos, o hasta tres veces, pero su paciencia también tiene un límite y cuando cruzaste la línea, te dejó sin dudarlo un momento.

-¿Qué diablos está tratando de decir? -El rostro de He Ruilin cambió.

-Quiero decirte que seas amable. No importa lo hermosa que te veas, nadie apreciará tu belleza externa si tienes un corazón perverso.

-¡Ay, basta ya, Shen Peichuan! Está dando rodeos solo para hacer que le diga algo sobre el paradero de Lin Xinyan, ¿no es verdad? -He Ruilin soltó una risa salvaje.

Luego, levantó la mirada hacia las cámaras de seguridad que estaban instaladas en la pared. Sabía que Zong Jinghao debía estar monitoreando la sala y, por tanto, debía estar escuchándola, así que clavó la mirada en el monitor.

—No sé dónde está, y aunque lo supiera, no se los diría. Odio a esa mujer y no puedo esperar a que se muera, ¡quizás ya está muerta ahora! —dijo con claridad.

—Quieres obligarme a que me ponga rudo contigo, ¿verdad? -Shen Peichuan frunció el ceño.

—No tienen evidencia. Si se atreven a lastimarme, ¡los demandaré! —He Ruilin sonrió.

—He Ruilin, no sabes lo que puedo hacer. —El rostro de Shen Peichuan se nubló.

De pronto, se escuchó un gran estruendo que fue provocado porque la puerta de la sala de abrió con una repentina patada.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Enamorándome de ti