—¿Primera vez? —En sus oídos resonaba una voz con tono casual, pero insistente. El hombre se detuvo por un momento. El cálido pecho en su espalda parecía como si fuera a sobrecalentarse; con rápidos movimientos, sus fríos labios besaron su piel. Era obvio que él deseaba esa mujer ahora, pero se estaba conteniendo—. Todavía puedes detenerte antes de que te arrepientas de esto.
—No lo haré.
El momento en el que terminó de hablar, el hombre detrás de ella la tomó por la cintura y la empujó contra la cama. En la oscuridad, ella no podía ver su rostro; solo sabía que él estaba impaciente y su cuerpo hirviendo. Parecía que había magia en sus manos, pues cada parte de su piel que él tocaba se sentía como si estuviera en llamas.
Tenía miedo y estaba nerviosa. Quería alejarlo, pero cuando pensó en su madre y su hermano en el hospital, se aferró a las sábanas bajo ella en su lugar. De pronto, era como si desgarraran su cuerpo, sufriendo así un dolor físico y mental; entonces, mordió sus labios mordió sus labios y se quedó en silencio para evitar gemir de manera vergonzosa bajo el hombre. Él era fuerte y hubo pocas ocasiones en las que ella no podía aguantarlo y quería empujarlo.
-No...
De repente, Lin Xinyan se despertó de una pesadilla. Sus ojos estaban abiertos y miraron la habitación antes de fijar la mirada en los ojos del hombre. Estaba tan sorprendida que se sacudió para sentarse y sonó incoherente al hablar.
—¿Quién es usted?
-Debería ser yo el que pregunte -La voz del hombre era baja; tenía el cabello corto y ordenado, un par de ojos cafés y una hermosa sonrisa. Él notó los rastros de lágrimas en el rostro de Lin Xinyan-, ¿Tuviste una pesadilla?
Lin Xinyan se aferró a la cobija. Decir que era una pesadilla era quedarse corto, pues no había soñado con esa noche por muchos años y el sueño había sido muy realista. Era todo lo que ella nunca quería recordar. Soñar con ello era como si alguien hubiera arrancado con brusquedad el coágulo de sangre de su vieja herida.
—¿Me salvó? —Recordó sofocarse en el agua y perder la consciencia, así que no tenía ¡dea de que sucedió después.
-Sí, para ser más exactos, le pedí a alguien que te salvara.
El hombre mantenía una leve sonrisa en el rostro; sin embargo, no parecía una sonrisa alegre. Fue solo entonces que Lin Xinyan se dio cuenta que el hombre estaba en silla de ruedas, vestía ropa sencilla y una cobija cubría sus piernas. La mirada del hombre sobre Lin Xinyan se intensificó; no veía asco en sus ojos, solo conmoción y eso lo relajó.
-Regresaba a casa anoche y vi una persona saltar al río, así que le pedí a alguien que te salvara. -La voz del hombre era gentil-, ¿Alguien intenta lastimarte?
Si él la había visto saltar al río, también había visto a alguien seguirla. Lin Xinyan no le respondió, sino que se hizo un ovillo y frunció el ceño cuando se dio cuenta que le dolía el pie. El hombre sintió que Lin Xinyan recelosa y él lo entendía; después de todo, eran desconocidos. No insistió en la pregunta.
-No te preocupes, él no te encontrará aquí. Un doctor revisó la herida en tu pierna, necesitarás descansar por mucho tiempo.
Lin Xinyan sabía que tenía una herida en la pierna, pero estaba sorprendida que él hubiera mandado a que alguien la revisara.
—Gracias.
-No tienes que agradecerme, es normal que alguien ayude a quien lo necesite; incluso si era alguien más esa noche, estoy seguro que harían lo mismo... Al fin y al cabo, estarían salvando a una belleza.
El hombre se detuvo antes a propósito para tomarle el pelo; Lin Xinyan lo sabía, pero él era su salvador, así que no dijo nada incluso si no le habían gustado sus palabras.
-¿Qué es este lugar? ¿Puedo usar su teléfono?
Ahora que había escapado de las garras de He Ruize, quería llamar a Lin Xichen y decirle que estaba a salvo. No sabía cómo estuvieron Lin Xichen y Lin Ruixi en el par de días que estuvo desaparecida.
La mirada del hombre aterrizó en la delgada muñeca de Lin Xinyan, donde había un brazalete de jade. «Ese brazalete...» Miró hacia otro lado y la rechazó.
-No. Ella cuidará de ti de ahora en adelante; si necesitas algo, puedes llamarla. -Él empezó a mover la silla hacia la salida de la habitación y cuando llegó a la puerta, se detuvo y se giró—. ¿Cómo te llamas?
-Lin Van -mintió Lin Xinyan tras ensanchar los ojos.
Sentía que ese hombre no era alguien común y corriente.
-¿Lin Van? ¿Van? -El hombre rio-. Suena bien. Soy Bai Yinning.
Se escucharon sonidos suaves viniendo de la silla de ruedas mientras salía de la habitación que, poco a poco, se desvanecieron. Una chica, que había estado de pie en la puerta, entró y saludó a Lin Xinyan.
En secreto, miró al hombre que estaba sentado derecho en la silla de ruedas y sentía que el destino había sido muy cruel con él, aun siendo tan amable. ¿Por qué el destino tenía que llevarse su habilidad de caminar?
—Dale todo lo que pida —dijo Bai Yinning con gentileza.
No podía entender la razón, así que preguntó:
—Señor, ¿la conoce? ¿Por qué es tan bueno con ella después de salvarla?
Bai Yinning miró por la ventana; ahí, había un pájaro en la rama que no paraba de cantar y también había hojas que se balanceaban en el viento. Al final, todas caerían al suelo, justo como el destino.
—Es destino —respondió en voz baja.
«¿Destino?» Liu no pensaba que fuera una buena explicación. ¿No era también destino que ella hubiera conocido al señor? La habían vendido a la familia Bai desde una joven edad y había cuidado de él desde que alcanzó una edad con suficiente madurez. ¿Eso era también el destino del que hablaba?
—¿Entonces lo de nosotros es destino? -preguntó Liu con un tono de esperanza.
Bai Yinning giró su silla para darle la cara a la chica de pie en la luz.
—¿Qué es destino? -dijo con una sonrisa débil, a lo que Liu sacudió la cabeza-. Ve y haz tus deberes.
Bai Yinning agitó su mano.
Liu quería preguntarle que explicara lo que quería decir con «destino», pero no se atrevió a contradecirlo y se fue en señal de obediencia.
Mientras tanto, Bai Yinning vio hacia la habitación de Lin Xinyan; su mirada se oscureció cuando pensó en el brazalete de jade en su muñeca y apretó su agarre.
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