Enamorándome de ti romance Capítulo 188

El banquete anual del Grupo Bai estaba muy concurrido. Asistieron personalidades muy importantes al evento; entre ellos estaba el alcalde de la ciudad, pues, como emprendedor, Bai Yinning ha generado un gran impulso económico en la ciudad. Lin Xinyan vio un enorme cartel en la entrada del hotel cuando el auto se estacionó; había muchos autos estacionados a un lado del hotel, la mayoría pertenecientes a los empleados del Grupo Bai.

El asistente de Bai Yinning, Gao Yuan, corrió a abrirles la puerta y, con la ayuda del conductor, sacaron del auto a Bai Yinning.

-El alcalde de la ciudad está aquí -dijo.

Bai Yinning le respondió de forma afirmativa y con calma. Cuando miró hacia atrás, Lin Xinyan iba caminando hacia él al mismo tiempo que Gao Yuan se hizo a un lado con consideración para cederle el lugar. Lin Xinyan tomó los mangos de empuje y lo llevó hasta el hotel. El candelabro que se encontraba en el techo del vestíbulo era tan cristalino que iluminada todo el lugar.

Los otros líderes del grupo estaban hablando con el alcalde cuando lo vieron llegar, así que le abrieron paso. Como suele ocurrir en este tipo de eventos, después de que se acercó a ellos, se vio obligado a decir con cortesía:

-Me disculpo por el retraso. —Bai Yinning detuvo al camarero que pasaba por ahí, tomó una copa de vino de la bandeja, y le indicó-: Beberé tres copas de vino como castigo.

Después de engullir la primera copa, la rellenó, y así fue como se terminó la segunda; cuando estaba a punto de beber la tercera, por fin habló el alcalde:

—A pesar de que debería beber las tres copas como castigo por llegar tarde, todos aceptamos su retraso. -Miró las piernas de Bai Yinning, pareciendo insinuar algo.

-Cuando la tortuga compite contra la liebre, ¿por qué siempre gana la tortuga? —dijo Bai Yinning sonriente, manteniendo la compostura—. Creo que yo podría ser la tortuga diligente y como llegué tarde, debo beber tres copas de vino como castigo.

Era un comentario con doble significado, pues a pesar de que no pudiera caminar, era una persona exitosa. Más allá de su clase social, la persona diligente gana siempre que tenga éxito; por otro lado, si una «liebre» nace para ser superior, pero se rehúsa a trabajar duro debido a su arrogancia, ¿qué le pasaría al final?

Entonces engulló la tercera copa de vino sin hacer el más mínimo gesto. El alcalde, quien vestía un traje Mao negro, tenía algunas arrugas en el rostro de la risa; de esa forma, se deshizo de su descontento por la tardanza de Bai Yinning, admirando su sabiduría. Por casualidad, su mirada se posó en la persona que estaba detrás de él, Lin Xinyan, se sorprendió un poco al verla.

-¿Ella es... su novia? -preguntó, mirándolo de nuevo.

Todo el mundo sabe que Bai Yinning está soltero y que nunca ha tenido novia. Si no estuviera discapacitado, incluso el alcalde querría que se casara con su hija, pues siendo sincero y dejando de lado el hecho de que era discapacitado, reconocía su apariencia y sus capacidades. Al estar acompañado por una belleza como ella, pensó por instinto que ella era su «mujer».

Además, debe apreciarla mucho, considerando que es el banquete anual del Grupo Bai y que se deja ver con ella frente a todos los empleados de la compañía. Asimismo, a excepción de ser minusválido, no tenía otro trastorno psicológico; por lo tanto, era un hombre normal que también necesitaría a una mujer.

Bai Yinning volteó a verla y dijo, sonriendo:

-Es mi...

-Amiga. —Lin Xinyan lo interrumpió antes de que pudiera terminar la oración. No quería establecer una relación complicada con él; sin embargo, tampoco quería dejarlo en vergüenza enfrente de todos, así que le dio unas palmaditas en el hombro y fingió que eran mejores amigos y dijo-: Como la buena amiga que soy, no podía negarme a venir después de que me dijera que no tenía un acompañante y siguiera persuadiéndome para que viniera con él.

El alcalde se rio de nuevo.

-Fue mi error. Pensé que el presidente Bai por fin tenía

novia, ya que siempre ha estado soltero.

Bai Yinning se rio y le echó una mirada a Lin Xinyan, quien fingió no haber notado que la estaba viendo. Aunque aceptó ir con él, jamás lo dejaría controlar todo, por lo que el poder debía yacer con firmeza en las manos de ella.

Después de saludarse y platicar por un rato, el alcalde le pidió a su secretaria que le entregara un documento a Bai Yinning, quien lo tomó y se dio cuenta de que se trataba de la carta de aprobación para la aplicación de suelos que había solicitado. Quería construir una fábrica fuera de Baicheng; entonces, eligió la ciudad directamente administrada de Baicheng y presentó su solicitud.

Sin duda, el alcalde de la ciudad deseaba poder construir en el área que él administraba para impulsar la economía de la ciudad y retener a los inmigrantes. Desde luego, una fábrica necesita contratar trabajadores y, por consiguiente, el desarrollo económico de la ciudad dependería mucho de las compañías locales. Como alcalde, tenía grandes responsabilidades para asegurarse de que el futuro de la ciudad fuera brillante, por lo que no quería perder ningún talento.

Dos furgonetas se estacionaron enfrente del hotel.

Cuando Shen Peichuan salió de una de ellas, notó que en el jardín había un auto estacionado con un número de matrícula que tenía cinco ceros.

-El grupo Bai es muy poderoso -dijo tras ver hacia el vestíbulo.

Era bien sabido que quienquiera que tuviera un número de matrícula como ese, no era una persona común y corriente ya que para aspirar a una matrícula de ese tipo, tenías que ser, al menos, un alcalde.

De pronto, sonó el celular que Zong Jinghao traía en su bolsillo; él lo sacó, presionó el botón para contestar la llamada, y se escuchó la clara y dulce voz de un niño.

-¿Cuándo regresas, papi?

-Pronto.

—¿Qué tan pronto?

Zong Jinghao hablaba con su hija mientras subía las escaleras.

—Significa que estaré frente a ti en un abrir y cerrar de ojos.

La pequeña parpadeó en serio. ¿Por qué todavía no está papi enfrente de ella?

—Papi...

-Miren al frente. -El fotógrafo estaba sosteniendo una cámara y con ella apuntaba al centro del vestíbulo.

Como era el banquete anual del Grupo Bai, se había seleccionado a varios directivos y trabajadores destacados, por lo que Bai Yinning tenía que tomar una foto de todos ellos. Lin Xinyan estaba reacia a unirse a la diversión; no obstante, Bai Yinning la miró, y le dijo:

—Prometiste que me acompañarías y aun así no quieres estar junto a mí; entonces, ¿esto en verdad cuenta como ser un acompañante?

Lin Xinyan no tuvo más opción que pararse a su lado, puesto que no pudo encontrar una buena justificación para refutar. ¡Clic! El haz de luz siguió el sonido de la cámara y se refractó a través del candelabro hasta los ojos de Zong Jinghao. A continuación, entrecerró los ojos por instinto y continuó diciéndole a su hija: —Estaré ahí a la cuenta de tres.

Por casualidad, miró a la multitud que estaba abajo mientras hablaba.

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