Enamorándome de ti romance Capítulo 190

En ese preciso momento, Lin Xinyan pudo sentir los arrítmicos latidos de su corazón y quería preguntarle por qué estaba ahí; sin embargo, se dio cuenta de que no podía emitir ninguna palabra aunque abriera la boca.

Al tomar las escaleras, Zong Jinghao volteó a ver a Shen Peichuan y le dijo:

-Puedes regresar.

Shen Peichuan comprendió de inmediato cuál era su intención al decir lo anterior, así que se dio la vuelta, y se marchó sin decir nada.

La luz de las escaleras era muy tenue. Lin Xinyan pudo escuchar con claridad el latido de su corazón, pero no podía diferenciar si el sonido procedía de su corazón o el de él.

-¿Por qué estás aquí?

Después de que Zong Jinghao subiera las escaleras durante dos pisos, se recompuso y encontró su propia voz. Él permaneció en silencio; entonces, Lin Xinyan lo miró cuando la luz recorrió su rostro y le preguntó:

—¿Viniste a buscarme? -Sin notarlo, se aferró a la parte trasera de su cuello, esperando que su respuesta fuera afirmativa; sin embargo, como tenía miedo de decepcionarse, agregó—: Viniste por negocios.

Pero Zong Jinghao seguía sin decir nada, lo cual la incomodaba. Cada vez se sentía más inquieta y más ansiosa, así que preguntó con cuidado:

-¿Qué pasa?

Después de un rato, llegó Zong Jinghao con Lin Xinyan en brazos al piso que habían reservado por completo para ellos. Shen Peichuan ya había subido a hacer los arreglos necesarios para despedir a todos los hombres que vigilaban el pasillo. A continuación, abrió la puerta y entró a la habitación de Lin Xichen y Lin Ruixi, cerró la puerta para llevar a Lin Xinyan al dormitorio y dejarla en la cama.

Ella no se atrevía a abrir la boca, pues su silencio le resultaba aterrador. Zong Jinghao, por su parte, se limitó a observarla en silencio. Como no le gusta mucho usar maquillaje, lucía tan simple e ¡nocente que si estuviera usando pantalones de mezclilla y una camiseta, algunos pensarían que es una estudiante universitaria, sin imaginarse que ya era madre de dos niños; sin embargo, en ese momento se veía muy encantadora, conservando a la vez su inocencia. Sentía que exudaba un aire de encanto cada vez que la miraba.

En ese momento, cuando estaba sentada en la cama, pudo ver con facilidad la curva debajo de su profundo escote en V y con solo bajar la mirada percibió que tenía la tez blanca, era redonda y suave. Mientras él y los niños perdían el apetito y no podían dormir bien por su culpa, ella se vestía de forma coqueta enfrente de otro hombre. ¿Qué pretendía? ¿Se enamoró del discapacitado?

-¿Qué hay entre el discapacitado y tú? —Se volvió loco cuando recordó que le estaba susurrando al oído.

«¿Está ciega? ¿Por qué se enamoraría de alguien minusválido?»

Lin Xinyan se desconcertó por un momento antes de que se diera cuenta de que se refería a Bai Yinning cuando dijo la palabra «discapacitado» y como nunca lo había visto ser tan grosero, no pudo evitar reírse y contestar:

-Fue muy complicado, por lo que no puedo explicarlo en pocas palabras.

Zong Jinghao vio cómo se movían sus labios rojos. Acto seguido, se acercó a ella y sostuvo con fuerza la parte posterior de su cabeza, acercándola hacia él; entonces, la besó y le impidió hablar, pues en ese momento no quería escuchar nada referente a ese hombre. No obstante, cuando recordó que ella y Bai Yinning eran bastante íntimos, su deseo de poseerla lo puso más violento. Los ojos de Lin Xinyan estaban muy abiertos a la vez que su rostro se tornaba rojo; quería empujarlo, pues se estaba sofocando, pero él no quería soltarla en lo absoluto. Parecía que quería devorar su cuerpo entero.

-¡Mmm! -No tuvo más opción que morderle el labio inferior.

Zong Jinghao se detuvo un momento al sentir el dolor, pero de inmediato se volvió a abalanzar sobre ella, aunque se podía sentir el olor a sangre en sus dientes y bocas.

-¿No quieres que te bese? -preguntó Zong Jinghao con voz apagada.

Lin Xinyan quería negarlo, pero estaba a punto de morir asfixiada, pues el beso era demasiado rudo. Cuando abrió la boca, no pudo evitar emitir un sonido.

-Mmm -gimió de manera seductiva.

Sin embargo, al escucharla, Zong Jinghao pensó que había admitido que no quería besarlo; entonces, le mordió la lengua y no la soltó, era como si quisiera castigarla. El olor de sangre dentro de sus dientes y bocas era cada vez más fuerte; además, era difícil diferenciar si la sangre era de él o de ella. Zong Jinghao chupó y saboreó su lengua mientras engullía toda su saliva y su sangre. No había palabras que pudieran describir de manera clara el erotismo que había entre ellos.

Lin Xinyan estaba consternada y se sentía agraviada, pues había sufrido mucho. ¿Por qué la trataba así cada vez que se encontraba con ella? ¿Por qué? ¿De verdad es despiadado?

-Hace seis años, en el país A, en el hotel MOEN, habitación 608...

De pronto, el cuerpo de Lin Xinyan se puso rígido. «¿Cómo...? ¿Cómo sabe eso?»

-¿Me investigaste? -preguntó con severidad tras empujarlo.

Solo un puñado de personas lo sabían, pero, ¿por qué lo sabía él? Este incidente era su dolor inexplicable y la humillación de la que nunca más quería hablar. Era un secreto que enterró en lo más profundo de su corazón.

Zong Jinghao dio un paso atrás cuando lo empujó. Estaba a solo dos pasos de ella mientras la observaba cubierta de nerviosismo, vergüenza y resistencia.

-Ese año, tu mamá y tu hermano tuvieron un accidente. Como necesitabas dinero, alguien recomendó...

-¡Detente! -Después de que Lin Xinyan lo interrumpiera, lo golpeó con intensidad y gritó-: ¡Vete! ¡Lárgate! ¡No quiero escuchar lo que tengas que decir!

Zong Jinghao la agarró de los brazos, los cuales movía, y continuó:

-Te vendiste a cambio de un pago para salvar a tu madre y a tu hermano.

Se sintió avergonzada, impotente y perdida. Incluso quiso esconderse, pues sentía que la desnudaban; era justo como el momento de la noche que nunca pudo olvidar, estaba desnuda y de pie frente a él, sintiendo que todo su cuerpo estaba al descubierto en ese momento, además de ser como un objeto que él podía observar y ridiculizar a su antojo.

Como todo su cuerpo se estaba estremeciendo, dijo con voz temblorosa:

—¿Estás feliz ahora? ¿Estás satisfecho? ¿Tienes la sensación de haber logrado algo cuando reabres las heridas de los demás?