Lin Xinyan adoptó una dura actitud, dejando muy en claro que se ¡ría aunque Guan Jing no fuera. Ya estaba molesta con él porque la estaba investigando y encima de eso, Zong Jinghao la había amenazado con sus hijos, lo cual la hizo sentirse infeliz. No podía creer que ahora Guan Jing estuviera rechazándola, por lo que decidió que, desde luego, no sería amable con él.
Al escuchar estas palabras, Guan Jing no se atrevió a no ir, así que se apresuró y se presentó en la puerta en menos de diez minutos; quizás porque se estaba quedando en un lugar que no estaba muy lejos del hotel. Al escuchar que llamaban a la puerta, Lin Xinyan fue a abrir y vio que Guan Jing estaba allí de pie, con una sonrisa incómoda.
-Señorita Lin... -Ella lo ignoró, regresó a la habitación, le señaló el montón de medicamentos que estaba en la mesa, le dijo cómo se usaban, y le explicó las dosis indicadas—. ¿Qué dijo?
Guan Jing frunció el ceño. «¿Zong Jinghao está herido?
¿Cómo es posible?» Él no podía creerlo. Lin Xinyan no tenía tiempo para sus tonterías, así que le dijo: —Si no me crees, puedes ir y verlo tú mismo. Yo ya me voy.
Y dicho esto, abrió la puerta y se fue.
Guan Jing estaba de pie junto a la cama, dio unos pasos hacia adelante y hacia atrás un par de veces, sintiendo curiosidad. «¿Por qué se habrá herido?» Al final, la sensación de curiosidad se apoderó de él; entonces, se acercó para alzar el edredón que cubría el cuerpo de Zong Jinghao y revisar su herida. No obstante, antes de que pudiera hacerlo, el hombre que antes tenía los ojos cerrados, de pronto los abrió.
-¿Qué estás haciendo?
—Ejem... E... Escuché que está herido... —explicó Guan Jing.
Zong Jinghao le dio un golpe en la mano y miró a su alrededor, percatándose de que el único que estaba con él era Guan Jing, y frunció el ceño. «¿Dónde está esa mujer?»
—¿Está buscando a la señorita Lin? —preguntó Guan Jing, después de adivinar lo que Zong Jinghao estaba pensando; al no responder, parecía admitir lo que le había sugerido—. Se fue en la mañana, después de que me llamó para que viniera.
Guan Jing aún lo miraba con curiosidad después de que dijo esto. Le pareció obvio que Lin Xinyan había pasado la noche allí. «¿Será posible que Zong Jinghao quiso sobrepasarse con Lin Xinyan, ella se resistió y después lo apuñaló?» Entre más lo pensaba, más probable creía que ese había sido el caso. «¿Apuñalado por una mujer?» Guan Jing imaginó aquel escenario de la noche anterior, en el que Zong Jinghao había sido rechazado, y entonces, una leve sonrisa se formó en sus labios.
—¿Por qué sonríes? —preguntó Zong Jinghao, incorporándose.
-Por nada. —Zong Jinghao borró su sonrisa y luego dijo de manera solemne—: Señor Zong, ¿cómo se hirió? Ejem... ¿fue porque la señorita Lin se resistió a usted?
Zong Jinghao estaba mudo y puso una expresión lúgubre
en su rostro.
—¡Largo! Tráeme un cambio de ropa limpia.
«¿De verdad lo rechazaron?» Guan Jing pensó que aquello era gracioso y deseó poder haber visto el rostro de Zong Jinghao después de haber sido rechazado. «¿En serio hay una mujer que pueda hacerlo? Eso es maravilloso, ¡qué lástima que me lo perdí!»
Zong Jinghao se descubrió el edredón y salió de la cama. Lo único que llevaba puesto era un par de pantalones y el vendaje que envolvía su torso, caminó hacia Guan Jing con una expresión sombría.
-¿Te causa mucha gracia?
Guan Jing abrió la boca, respirando de manera entrecortada y sacudió la cabeza con firmeza.
-No, para nada. Le traeré su ropa.
Luego, se dio la vuelta y salió corriendo por miedo a que Zong Jinghao quisiera ajustar cuentas con él. Su jefe se sirvió un vaso de agua y lo engulló. Al mirar la silla que estaba al lado de la cama, le pareció haber visto que Lin Xinyan durmió allí la noche anterior y que incluso le había dicho algo, pero él no pudo escucharla bien. El hecho de que ella no se hubiera ido y se hubiera quedado con él para cuidarlo, lo hizo sentir mejor.
Lin Xinyan, quien no había podido dormir bien durante la noche, arrastró su cuerpo hasta su casa. Zhuang Zijin estaba cuidando a los niños, por lo que estaban bien; luego, tomó una ducha y se puso ropa limpia antes de ir a la habitación a ver a sus hijos. Lin Ruixi aún dormía profundamente mientras sus pequeños labios rosas hacían un puchero involuntario, tenía las mejillas sonrojadas y parecía una muñeca durmiente. Lin Xinyan le dio un beso en el rostro antes de salir de la habitación. Lin Xichen estaba despierto y se encontraba en el baño, lavándose.
Zhuang Zijin, quien llevaba un delantal puesto, salió de la cocina y miró a su hija.
—No volviste a casa anoche. ¿Fue por el trabajo?
Lin Xinyan se sentía culpable, así que sin atreverse a ver a su madre, apartó la mirada.
—Bueno, fue por algo de la tienda.
Zhuang Zijin se quedó mirándola, notando su sentimiento de culpa.
-Ayer que regresaste, vi que te subiste a otro auto.
Lin Xinyan abrió la boca para hablar, pero no sabía cómo explicarlo.
«¿Cómo pude olvidar que anoche Zong Jinghao trajo su auto hasta la puerta de mi casa? No me sorprende que mi madre lo haya visto.»
-1.9 metros es demasiado, será suficiente si creces hasta los 1.8 metros. -Zhuang Zijin soltó una risita.
—No, debo crecer hasta los 1.9 metros de alto —respondió con seriedad.
«Ese hombre desalmado mide 1.85, ¡así que yo debo ser más alto que él para poder hacerlo añicos con ferocidad!»
Zhuang Zijin consideró que lo que había dicho el niño era un chiste y no pensó que estuviera teniendo pensamientos tan oscuros. Después de terminar de beber su leche, Lin Xinyan se estiró para tocarle la cabeza a su hijo.
-Es bueno que quieras ser más alto, pero eso será posible solo si comes bien.
-Lo haré. -Lin Xichen asintió con la cabeza de manera firme.
-Mamá, voy a la tienda -dijo Lin Xinyan después de ponerse de pie.
—De acuerdo.
En un inicio, Zhuang Zijin quiso recordarle algo, pero cuando vio a Lin Xichen, lo contuvo. Ese niño era pequeño, pero sensible y ella temía que él pudiera averiguar algo si expresaba aquello que quería decir.
Lin Xinyan condujo hasta LEO. Debido a que no había leído el material que recogió la noche anterior, quería leerlo en su oficina y, en cuanto entró en la tienda, Qin Ya se acercó a ella con una mirada solemne en su rostro.
—La señora William la está esperando en la oficina.
—¿Pasó algo?
Lin Xinyan entendió lo que quería decirle la asistente, pues había estado con ella por un largo tiempo. Si no hubiera pasado nada, no tendría un semblante así.
-Lo sabrá cuando entre. -Qin Ya no sabía cómo explicarlo.
Lin Xinyan la miró, caminó hacia la oficina principal y al llegar a la puerta, levantó la mano para tocar; abrió cuando escuchó que alguien desde adentro le decía:
—Adelante.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Enamorándome de ti