Vladimir, se removió saliendo de la inconciencia en la que se encontraba, sintió como sus manos estaban privadas de la libertad de movimiento, recordándo la desgracia que lo cubría y sintiéndo la muerte descender sobre él, se negó a sucumbir ante el desespero de lo inevitable, sabiendose inmerecedor del perdón, debía encarar a su suerte; Mikhail Volkov, le había encontrado, había llegado en busca de Violeta, trayendo a su paso muerte y destrucción.
-Hasta que al fin abres los ojo, traidor- Vladimir, simuló depertar al escuchar la voz de quién sin lugar a dudas seria su verdugo.
-Tardabas en unirte a la fiesta, Volkov- intentó que sus palabras sonaran animadas. ¿Sería tentar demasiado a su suerte, usar el sarcasmo en aquel momento?
-Qué bueno que tengas tan buen animo- le respondió con una macabra sonrisa- dame la clave de acceso.
-No creeras que sera tan facil. ¿O si?- sonrió- sería decepcionaste si así lo creyeras.
-No tengo tiempo para juegos, Novikov, dame la clave y sacaré a Violeta, ahora mismo.
-Seguramente ella no tiene tanto deseo de irse, nos la hemos pasado muy bien juntos, hasta que tu llegaste. - sonrió.
-Tu y yo, sabemos que eso es falso.- Volkov, intentó tomar una postura relajada, no deseaba que Vladimir se gozara de alimentarse de su desespero.
-¿Por que lo seria?- le pregunto riendo- tú mismo viste en persona lo bien que nos la pasabamos.- Mikhail, se inclinó sobre él y tomándolo de la camisa lo acercó violentamente.
-No juegues con tu suerte, Vladimir- aquel tranquilo susurró hubiese helado la sangre de cualquiera, menos la de un condenado a muerte- Dame la clave.
-Juguemos un poco, ya sabes. . . es muy facil para ti, tu estas en esa posicion imponente, mientras yo estoy atado, y te miro desde mi vulnerable posición en el suelo- sonriò- si quieres la clave, tendrás que ganartela.- sonrió.
-¿Y qué propones?, porque no sé si te das cuenta, pero no estás en posición de exigir o proponer- le sonrió autosuficiente, con la victoriosa sonrisa de quien tiene asegurado su triunfo.
-Ciertamente, he estado en mejores posiciones, sin lugar a dudas, Violeta es testigo de ello- Mikhail, hubiese querido contenerse, pero siguiendo un impulso pateó con fuertza el rostro de Vladimir, quien gimió de dolor, al instante que el tibio liquido carmesí comenzaba a brotar de su boca.
-Creo que no eres conciente de nada, Vladimir, tu vida está en mis manos.
-Ha llegado la fecha de mi muerte, eso lo tengo claro, Volkov, y te juro que no me arrepiento de nada, ni de un minuto siquiera, todo éste tiempo junto a Violeta, ha sido maravilloso y me iré al otro mundo sabiendo que ella jamás te perdonará haber asesinado a su verdadero amor- Mikhail, colocó los ojos como rendijas, mientras lo escuchaba reir- descubrio que mi cama es más ardiente que la tuya.
-Desatenlo- dijo lentamente, mientras se deshacia de su chaqueta, su corbata, y abria los primeros botones de su camisa- haz jugado con fuego Vladimir, pero para que veas que puedo ser benevolente, te daré una oportunidad- cuándo se giró para verlo, sus ojos estaban inyectados en odio- has secuestrado y abusado de mi mujer, y es algo que jamás perdonaría, tengo el derecho a la satisfaccion de tu sangre, veremos que tan bueno eres con los puños.
-¡Oh, soy muy bueno, Volkov!- sonrió.
-Espero eso sea cierto y me des algo de pelea, porque yo soy el mejor- miró a sus hombres- eres un cádaver y aún no te has dado cuenta- sonrió- atras y que nadie interfiera, si alguén se acerca, es hombre muerto.
-Si, señor- se escuchó un coro, Jarvis no dijo nada, ni siquiera se movió, con los ojos fijos en lo que iba a suceder, ese pobre desgraciado de Novikov, habia llamado a la muerte y ahora, debía encararla. Mikhail, ni se movió, mientras Vladimir se colocaba en actitud de defensa. La ira, el odio y la sed de venganza, recorría el cuerpo de Mikhail, quién ansioso esperaba algo de acciòn. Vladimir se lanzó contra el, para descara un par de golpes que el logró esquivar sin mayor complicación.
-¿Es todo lo que tienes?- preguntó Mikhail burlón.
-Fue dificil traerla, Volkov, el primer ataque fue con intensión de secuestrarla, pero tus hermanas estaban de por medio- Mikhail sonrió.
-Eres un desgraciado.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ENTRÉGATE