En una vida pasada, Belmira sólo sentía que había perdido su honor y había hecho algo imperdonable para Nico. Cuando escuchó sus duras palabras, no refutó ni una sola, y cuando se enteró de que él había venido a llevarla lejos, se sintió profundamente conmovida, pensaba que todavía ocupaba un lugar en su corazón.
Qué ingenua era.-
No sabía que todo era producto del orgullo masculino.
Después de todo, ella había sido la prometida de Nico, pero ahora era la amante de Lorenzo. Si eso se difundiera, ¿dónde quedaría el honor de Nico?
En el momento que Nico le pidió que se fuera con él, Belmira sintió cómo la temperatura a su alrededor cayó repentinamente.
Desde un rincón oscuro a pocos pasos de distancia.
La presencia del hombre se mezclaba con la oscuridad de la noche, su aura hostil se desataba sin control, como si en el siguiente segundo fuera a despedazar a alguien para devorarlo hasta no dejar ni los huesos.
Víctor, la mano derecha de Lorenzo, estaba empapado en sudor y temblaba sin cesar.
¡En esta maldita vida le había tocado presenciar cómo la mujer de su amo intentó escaparse en medio de la noche con otro hombre para ponerle los cuernos!
Desde que Belmira había aparecido en la vida de su amo, ellos, sus subordinados, no habían tenido ni un sólo día de paz. Cada vez que Lorenzo se enojaba, todos pagaban las consecuencias.
Y esa mujer tenía un talento especial para enfurecerlo.
¡Esta vez, la ira de Lorenzo era suficiente para reducir toda Poza Dorada!
Víctor cerró los ojos en desesperación, no necesitaba mirar para saber cuán grande sería el cuerno que adornaría la cabeza de su amo...
Al ver que Belmira no se movía, Nico mostró impaciencia y extendió su mano para llevarla consigo.
Belmira dio un paso atrás con agilidad para evitar su contacto.
Con un rostro que reflejaba haber sobrevivido a un desastre, Víctor miró sorprendido en dirección a Belmira.
¿Por qué ese día la Srta. Belmira estaba actuando tan diferente?
Eso no se parecía en nada a lo que ella diría, ¿no estaba locamente enamorada de Nico?
¡Se suponía que debía escaparse ansiosamente con Nico!
¿O era sólo un juego de seducción?
La paciencia de Nico se agotó y advirtió con severidad, "Belmira, basta de comportarte como una niña pequeña, Lorenzo es siniestro y violento, disfruta matando, ¿no sabes cuántas vidas ha tomado? ¿Acaso no te importa tu vida al quedarte a su lado?".
Ante las ardientes advertencias de Nico, Belmira sólo bostezó perezosamente y dijo con una mirada socarrona, "¿Y qué si es así? Más vale morir bajo las flores de peonía, así al menos mi fantasma será encantador".
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