Mirando fijamente a la mujer que se encontraba frente a él, Cecil notó que, en realidad, parecía ser una viva imagen de su amada Leona. Luego de ello, retiró sus brazos y la sostuvo por la barbilla con fuerza. Los ojos del hombre se entrecerraron un poco, lo que lo hacía lucir salvaje y amenazador, entonces, preguntó con total frialdad: "¿Quién eres tú?".
Linda se sintió absolutamente avergonzada, al verse expuesta tan de repente.
Además, la verdad era que no estaba para nada preparada para afrontar tal situación, por lo que no sabía si debía admitir que no era Leona.
Si el magnate llegara a tener conocimiento de que había sido engañado por la familia Ye, ¿qué clase de castigo caería sobre todos ellos?
La chica continuaba pensando en todo eso, mientras que su nuevo esposo apretaba más y más fuerte su barbilla, casi como queriendo destrozarla. Impaciente, mirándola con ferocidad, él exigió: "¡Respóndeme de una vez!".
Notando la mirada asesina en los ojos del hombre, la gemela mayor finalmente habló: "Se -Señor... Señor Bo, yo soy la hermana mayor de Leona. Mi nombre es Linda Ye", balbuceó la chica, apenas siendo capaz de hablar.
Finalmente, Cecil la soltó y extendió la mano para pellizcar el espacio que había entre sus cejas. Su voz seguía siendo fría, cuando preguntó:
"¿Dónde está Leona?".
Inconscientemente, la chica se llevó las rodillas al pecho y cruzó los brazos alrededor de estas, lucía como una presa acorralada. Al cabo de una respiración profunda, observó al hombre atractivo frente a ella, y susurró: "Ella... Escapó de casa".
"¿Por qué hizo algo así?", preguntó él.
"No lo sé", respondió ella.
La recién casada no quería mencionar la nota que su hermana había dejado, ni quería decirle lo que estaba escrito en ella, más bien, no se atrevía a contárselo.
De repente, el magnate tomó asiento en el sillón de la habitación, sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió. Envuelto en el humo, observó a la mujer en la cama y dijo en un tono dominante: "¿Quién te dijo que podías tener la valentía para hacerte pasar por ella y, además, casarte conmigo?".
Aturdida ante su pregunta, la mujer apretó aún más fuerte sus puños sobre la sábana de la cama. ¡No, eso no era así!
La realidad era que ella lo había visto por primera vez cuando apenas era una niña de siete años. Desde aquel momento, ella se enamoró de él, es por eso que estuvo dispuesta a ser su esposa.
La principal razón para ofrecerse a ocupar el lugar de su hermana no había sido otra que esa. Sin embargo, sabía perfectamente que, de revelarle la verdad al hombre, tan solo daría como resultado empeorar las cosas.
Intentando ser muy cuidadosa en lo que debería decir a continuación, ella lo miró por un momento y, finalmente, habló: "Mis padres dedicaron la mitad de sus vidas a la construcción del Ye Group, pero, si el matrimonio entre nuestras familias llegase a fracasar, todo su esfuerzo podría ser destruido en tan solo un segundo. Por ello, no puedo simplemente sentarme y ver cómo sucede".
Al escucharla, Cecil resopló. "¿Entonces, es eso? ¿Lo que me estás diciendo es que yo debería aceptar el engaño de tu familia sin más?".
Hizo esa pregunta en tono de burla.
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