FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 4

Los puños de Charlie se cerraron con fiereza en torno a los documentos, estrujándolos un poco en el proceso de contener aquella impotencia que ni siquiera sabía por qué sentía. No era un idiota, pero desde que eran niños todo era igual con Faith, lo sacaba de sus cabales, lo hacía perder los estribos y tomar malas decisiones, tanto si lo provocaba como si no.

Y en aquel momento era más que evidente que no lo estaba provocando. ¡Y el maldito proyecto realmente era muy bueno!

Se levantó de su silla y caminó con determinación hacia la oficina de Pequeñas Inversiones, pero antes de que alcanzara la puerta, un par de voces conocidas lo detuvieron.

—¡Esto es un error, Faith, ese proyecto es espectacular! ¡Trabajamos tanto en él! ¡Tú misma dijiste que era excelente! —exclamaba el hombre con frustración.

—Lo sé, Greg, y sigo creyendo lo mismo, pero la decisión es de Charlie —sentenció ella con paciencia.

—¡Es que no es justo! Este proyecto estaba casi aprobado por ti, incluso firmamos el precontrato con el cliente. ¿Ahora qué va a pasar? —la increpó Greg.

—Yo voy a asumir la penalización —respondió Faith con cansancio—. Me reuniré con el cliente esta noche y trataré de conseguirle un buen contrato en otra corporación.

—¿Con la competencia?

—Es la única opción.

—¡No, hay otra opción, que defiendas el proyecto! —la increpó Greg—. ¡Charlie no tiene la razón y lo sabes, quien se quede con esa inversión será millonario, por dios!

Faith respiró profundamente y una tormenta de pensamientos pasaron por su cabeza. Ella solía ser así, impulsiva, demandante, lista para pelear por todo lo que quería... hasta que algo la había hecho cuestionarse por lo que realmente valía la pena luchar.

—Escucha, sé que esta era tu forma de conseguir un ascenso y sé que te lo mereces, así que voy a ayudarte a que tu siguiente proyecto sea el mejor —le dijo—. Pero Charlie es el gerente ahora y no voy a pelearme con él. Tengo que respetar su decisión y tú tienes que hacer lo mismo, porque eso es lo correcto.

—¡Jamás te había visto tan sumisa! —espetó Greg sin poder contenerse—. ¿Basta que regrese y ya olvidas lo fuerte que eres? ¡También tienes que pedirle ahora permiso para respirar!

Detrás de la puerta Charlie apretó los puños sin entender nada porque también se hacía las mismas preguntas, Faith estaba irreconocible para él.

—¿Sabes para qué todavía no tengo que pedirle permiso? —siseó ella con voz gélida—. Para despedir personal de esta empresa. Así que más te vale cuidar tu tono conmigo, porque a estas alturas ya deberías saber que es mejor estar a la sombra de mi lado amable.

Le dio la espalda para salir de allí, pero antes de llegar a la puerta la voz potente de Greg la detuvo.

—¡Faith!... Esa noche… entraste a la habitación con el hombre equivocado. Lo sabes ¿verdad? —le dijo y los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas, pero no se volvió para contestar.

—Sí... lo sé.

Para cuando cruzó el umbral no había nadie ya junto a él, pero a la vuelta de la esquina Charlie apoyaba la cabeza en la pared y apretaba los labios en un intento por controlarse.

"¡Maldit@ sea, no debí regresar!", pensó con impaciencia antes de volver a su despacho y mesarse los cabellos con impaciencia.

Revisó de nuevo el proyecto, era bueno y él ya no era un niño consentido, no era justo que Greg se quedara sin el puñetero ascenso solo porque aquella actitud de Faith lo traía de cabeza. Lo puso en la lista de proyectos aprobados y se pasó el resto de la tarde organizando todo el trabajo que tendría por delante en la próxima semana.

Cuando casi dio la hora de salida, apretó el botón del telefonillo y le pidió a su asistente que llamara al señor Hunan a su oficina. Cinco minutos después Greg aparecía, intentando guardarse su cara de pocos amigos.

—Señor, usted dirá —murmuró sin mirarlo.

—Greg, volví a revisar el proyecto y... me quedaron más claros algunos aspectos, así que creo que tienes razón, no es bueno desaprovechar la oportunidad. Lo aprobé y puedes comenzar a trabajar en su expansión apenas salga el presupuesto. —Alargó la mano y Greg la estrechó, mirándolo impresionado, como si le hubiera salido otra cabeza o un par de tentáculos.

—¿Es...? ¿Es en serio?

—La estoy llamando y no me contesta —dijo Greg mostrándole su teléfono y Charlie salió para buscar con la mirada a su asistente.

—¡La señora Black! ¿A dónde fue? —preguntó porque si alguien podía saber era ella.

La mujer lo miro azorada pero negó al instante.

—No sé, señor...

—¿Alguna reservación que le hayas hecho, algo que te haya dicho...? —insistió Charlie pero la asistente volvió a negar.

Él maldijo entre dientes y se mesó los cabellos mientras caminaba en círculos.

—¡Espera, la tarjeta! —recordó Greg—. ¡La tarjeta con que trabajamos es corporativa! ¿Puedes rastrearla? —preguntó a la asistente y esta asintió apresurada, tecleando el número en el sistema.

Los segundos se hicieron infinitos para Charlie mientras esperaba aquella respuesta, hasta que la mujer despegó los labios.

—¡Acaban de usarla, le cargaron unos tragos en un restaurante cerca de aquí! Se llama Mikos...

—¡Yo sé cuál es, lo usamos para llevar clientes! —exclamó Greg con ansiedad.

—¡Vamos a buscarla! —gruñó Charlie lanzándole las llaves de su coche porque no estaban para perder tiempo—. Tú conduces y yo me cabreo. ¡Buena combinación!

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