Colgué la llamada y, después de haberlo hecho, llamé un taxi y me apresuré a llegar a la casa de Natalia.
Llegué a su casa media hora después y, para entonces, ella ya estaba en casa. Tan pronto como abrí la puerta y entré, fui recibida por la imagen de Natalia lavando frutas con felicidad, y de Jaime, quien estaba sentado en el sofá de la sala de estar. En el momento que vi a ese pedazo de basura, mi ira se encendió.
«¿Cómo se atreve a mostrar su cara aquí?»
Estaba a punto de antagonizarlo, pero Natalia me impidió hacerlo y pidió que entrara.
—¿Ya regresaste, Andrea? Ven rápido y toma la fruta que quieras, las compré camino a casa.
Natalia se acercó a mí y me tomó del brazo para meterme a la casa. Para ese momento, Jaime también se había percatado de mi presencia; el aspecto de su mirada cuando me veía era de burla y de desafío. Mientras que ella me llevaba dentro de la casa, le apunté a Jaime sentado en el sofá y volteé a verla a punto de estallar del enojo.
—¿Por qué él está aquí? ¿No recuerdas que te dije que tenía algo importante qué decirte? ¿Por qué lo trajiste a casa?
Le quería contar que él era un pedazo de escoria al inicio, pero ahora que él estaba aquí, me encontré en una posición difícil.
—Andrea, Jaime y yo ya somos la persona más íntima del otro, así que puedes decir lo que quieras decir enfrente de él. No hay problema.
En ese entonces, Natalia ya había abierto su corazón a Jaime y le había confiado toda su persona a él. Fui absorbida por mi frustración en ese momento, pues no sabía cómo le iba a decir todas las cosas que le tenía que decir; por otra parte, puede que ella ya no me creería incluso si le dijera todo en ese momento.
—Nati, por favor no seas tan ingenua, ¿quieres? ¿No sabes que él es un pedazo de basura? —declaré en voz alta mientras apuntaba hacia Jaime cuando las riendas de mi furia empezaban a romperse.
Natalia estaba muy impactada en ese instante y puede que haya sido tomada por sorpresa por mi repentino estallido; cuando ella por fin salió de su estado de estupor, me miró con disgusto.
—¿Qué quieres decir, Andrea? ¿Cómo puedes decir eso de Jaime? ¡Él es mi novio ahora!
Esa también fue la primera vez que Natalia me había alzado la voz.
—Natalia, él no es una buena persona, ¡así que no dejes que te controle! ¿Sabías que él tiene a otra mujer además de ti y que incluso han estado en la misma cama?
No me importaba si ella se enojaba conmigo, yo estaba decida en hablarle al respecto. Ella lo iba a descubrir tarde o temprano, y el dolor solo sería aún peor entre más pase el tiempo.
Natalia frunció el ceño cuando me escuchó y empezó a dirigirse hacia mí con enojo. A pesar de lo ridículo que era mi argumento, eso levantó sus sospechas debido a que habíamos sido amigas por muchos años.
Con el ceño fruncido, volteó a ver a Jaime con la sospecha nublando su juicio.
Jaime se percató que mis palabras estaban funcionando en Natalia, así que se puso de pie y explicó tan rápido como pudo:
—¡No sé nada de lo que tu amiga está diciendo, Nati! ¿Por qué me estaría calumniando de esta manera? Yo te amo con todo el corazón y tú deberías saber eso mejor que nadie.
Su mirada estaba fija sobre Natalia mientras que la veía con todo el afecto del mundo. Sería de esperar que Natalia confiara en él en ese entonces debido a lo enamorada que estaba por él, pero yo podía ver el pánico en los ojos de Jaime.
Fruncí y lo miré fijo con amargura.
«¡Ja, ja, qué ridículo! Él es quien traicionó a Natalia, ¡pero está distorsionando la verdad y echándome la culpa a mí! ¡Él es la peor basura de entre toda la basura!»
—Nati, lo único que quiero es que no sufras la misma traición que yo viví. Él es un verdadero pedazo de basura, no le creas.
Yo ya no quería seguir discutiendo con Jaime, así que dirigí mi mirada hacia Natalia después de haberlo visto con una mirada iracunda. Natalia se veía en aprietos, pues no sabía en quién creer entre Jaime y yo. La miré con seriedad cuando el miedo me invadió, pues estaba preocupada de que siguiera hechizada por Jaime, y un pedazo de escoria como él iría tan lejos como fuera posible para alcanzar sus metas.
—No le creas, Nati. En verdad te amo y quiero estar contigo.
Jaime tenía miedo de que Natalia fuera a creerme a mí sobre él, así que la tomó con fuerza de las manos y la miró con seriedad. Natalia lo miraba fijamente a los ojos y los dos permanecieron en silencio. Yo sabía que una mujer, por lo general, iba a decidir creerle al hombre cuando ella estuviera sumamente enamorada de él, sin importar si sabía que él solo la estaba tirando de las cuerdas.
Una vez me sentí de la misma manera, y pensé que lo mismo aplicaría en Natalia; en ese entonces, la única manera que pude aceptar la realidad que fui traicionada fue porque vi a Josué y a Mayra en la cama con mis propios ojos. Sin embargo, la situación de Natalia era diferente, pues ella lo estaba escuchando gracias a mí, por lo que ella aún iba a decidir creerle a Jaime sin importar de sus recelos. Cuando una mujer invierte sus sentimientos en una relación, ella nunca se rinde; incluso si la posibilidad de que la certeza que la palabra del hombre era insignificante, ella decidiría creerle a él sin siquiera pensarlo dos veces. Lo que Natalia hizo después, confirmó que mi conjetura era correcta.
Natalia me volteó a ver con fastidio en su mirada y con un ceño fruncido en su rostro.
—Andrea, entiendo que tengas un trauma debido a que sufriste una traición y sientas que todos los hombres en el mundo son personas infieles; pero, Jaime no es Josué. Yo confío en que él no hará nada para traicionarme.
Al final del asunto, decidió creerle a Jaime. Yo esperaba que lo hiciera, pero el hecho que abrió mi herida en tal momento me hizo sentir como si una ola de dolor y tristeza me arrasara.
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