La Chica Dhall © romance Capítulo 17

Capítulo dieciséis

Pov Zuani

La brisa de media noche pega directamente en mi cara mientras me llevan cargada hacia la manada.

Primer gran error que cometen y él lo sabe, pero no puede dejar las cosas pasar cuando se trata de un futuro Alpha lastimado. Toco la sangre seca de mi frente y dejo salir un suspiro ante la insensatez de Yannick en golpearme con una roca en la sien.

La neblina baja me avisa que ya casi estamos llegando a la manada y cierro mis ojos tratando de buscar la mejor excusa para explicarle a ellos sobre esto, ya que no puedo decirles la verdad.

Eso solo lo podemos saber él y yo, a menos que él decida contarlo, pero teniendo en cuenta la situación no creo que lo haga y lo peor aún es que al no decir nada me tendrán encerrada en mi habitación, es lo más seguro y ahí viene el segundo gran error, si a Len le da la gana de venir a buscarme y ve que no estoy en la mazmorra, ¿qué tipo de excusa debería darle? Ninguna funcionaría porque básicamente no tendría bases para una mentira tipo: se apiadaron de mí por ser una humana.

Los cojones. Por más humana que seas una manada poderosa no te perdona la vida así por así y he ahí el tercer gran error, una manada no le perdona la vida a una humana y mucho menos a una que ayudo a alguien a casi matar a un Alpha.

Necesito inventar dos mentiras, pero no unas mentiras cualquieras, no, necesito unas mentiras con peso y magnitud donde pueda probarle a ambos bandos que estoy de su lado.

Es curioso porque yo solo busco mi beneficio.

Finalmente pisamos tierras de la manada y examino el bosque en el que estamos con la poca iluminación que me da la luna. Los pinos gigantes, árboles quebrados, arbustos abundantes y sobre todo ese lago característico de la parte norte de la manada.

Lo sabía, me van a dejar encerrada en la mansión de mis abuelos.

El lobo negro se detiene y bajo cuidadosamente de su lomo, camino sin cuidado alguno a la entrada trasera de la casa y antes de poner mi pie dentro Yannick me toma del brazo —¿Qué fue eso que pasó allá atrás?

Me suelto bruscamente —No voy a hablar contigo de eso —observo a los demás de reojo hasta que doy con sus ojos azules —estaré en el despacho para explicar lo que está sucediendo.

Es lo único que me resigno a decir y muevo mi cuerpo por la casa. Sin tener alguna idea en que mentir solo me queda poner mi mejor cara con el silencio abrumador de fondo hacia mi padre, creo que es lo único que puedo hacer en este caso. Bajo la mirada a la planta baja al llegar al segundo piso y todos me miran expectante a la situación, sobre todo porque esperan una explicación de mí y el porqué ayude a otra persona a casi matar a Elián.

Mis ojos van al elevador donde él es cargado por dos guerreros de la manada y mi abuela, quien solo me dedica una mirada filosa, la verdad tampoco culpo el hecho de que me gane el odio de todos porque soy una sucia rata manipuladora, pero eso me hace pensar en que solo han visto un poquito de lo que realmente puedo llegar a ser, y, ¿qué podría pasar si realmente le muestro mi verdadero yo?

No me lo quiero ni imaginar.

Entro en el despacho y tomo asiento al frente del escritorio, la puerta es cerrada y al abrir mis ojos lo veo de pie al frente mío —¿qué está pasando? —me exige con voz autoritaria y vuelvo a cerrar mis ojos —contéstame, Zuani —solo el sonido de nuestra respiración se escucha y de la nada mis orejas captan pasos cerca.

Al menos lo usaré para ganar tiempo —No voy a decir nada hasta que los que estén detrás de la puerta como inmaduros se vayan a otro lado —digo y mi padre en un acto reflejo usa su velocidad, abre la puerta haciendo que Kayla, Yannick, mi madre y otra chica que no conozco caigan al piso de golpe.

—Lo sentimos —se excusan y sus pasos ahora suenan lejos de la habitación, las puertas se vuelven a cerrar y abro mis ojos.

—¿Me dirás qué es lo que pasa?

Abro mi boca para recitar mi mentira, pero unos toques en la puerta llaman nuestra atención, volteo a ver de quien se trata y dejó caer mis hombros soltando mi presión.

Le dirá.

—Tranquilizate, Amir. Es el momento correcto de que sepas algunas cosas, para que todo lo que hemos hecho no se vaya por la borda.

Sus ojos se topan con los míos sin entender y doy un suspiro antes de empezar—Len Grayson Ivanov. Es un joven ruso con veintiún años de edad, ciento noventa centímetros de altura, piel blanca, ojos color negros y cabello castaño recientemente tintado de rojo. Sabe distintos idiomas y actualmente está estudiando medicina en la universidad a la que yo asisto, da clases de idioma a otras personas y es asistente del profesor de laboratorio de la universidad, tiene un hermano con cambio de sexo que es un vampiro, su nombre es Mery Abigail Ivanova, pero su nombre real es Neal Nosyarg, también tenemos a un primo que es un híbrido entre humano y hombre lobo, su nombre es Alexander Jay Volkov—muerdo mi labio inferior —un punto negativo y a la vez positivo que tengo de Neal y Alexander es que soy su otra mitad—tomo el puente de mi nariz —luego está la madre, Laia, por el momento desconozco información sobre ella, solo sé que es un vampiro más, pero ya tendré más. Otra información que debo añadir es que la cabaña en donde estábamos es de Len, y aparte tienen un apartamento en un hotel no muy conocido en la ciudad donde los escuche discutir sobre el "que me pasaría si muchos me viesen ahí", por lo tanto deduzco que ese edificio podría ser una sede de las personas que buscamos.

—¿Todo eso lo has reunido tú sola?

Asiento —Yo sola, padre. Realmente no tienes idea de cómo soy en realidad porque nadie me presta atención, pero no soy tan tonta como todos piensan que soy.

—Y he aquí porque la elegí a ella —mi abuelo me señala —es astuta, inteligente, no deja pasar las cosas por alto, buena actriz y sobre todo, una manipuladora que vendería hasta su familia por palabra.

—Entiendo —dice mi padre —y también la escogiste porque sabías que no te iba a decir que no, ¿verdad?

—No es momento para que pienses en sí las cosas están bien o mal hechas, mira todo lo que hemos avanzado por su información y la verdad es que ya no nos podemos echar para atrás, ella tiene que seguir.

—ES MI HIJA. ES UNA HUMANA, NO TIENE LA FUERZA Y CAPACIDAD CÓMO LA TENDRÍA UN LOBO O VAMPIRO, ¿QUÉ PASARÍA SI LA DESCUBREN ESTANDO METIDA EN ALGO TAN GRANDE COMO ESO?

—Eres... Zuani está poniendo su vida en riesgo por ti, por mí, por sus hermanos que solo saben andar de fiesta en fiesta, jugando videojuegos en casa y leyendo un sin fin de libros metidos en un cuarto sin aprender a luchar de verdad, por su madre, por su abuela, por la manada entera, lo está haciendo por todos y todavía la tienes en frente de ti y ni un gracias le dices o un abrazo le das por su gran esfuerzo. Ella lo hizo, porque ella quizo, pero no es como que si yo la hubiese obligado a hacerlo.

Ruedo mis ojos y me levanto de la silla —ya dejen de preocuparse por mí —me pego en la frente —parecen dos ancianas fomentando un drama muy gordo por algo sin sentido —me cruzo de brazos —Lo que ahora tenemos que investigar es si ellos forman parte de esos grupos asentados que quieren derrotarnos, aunque creo que ellos son claramente de esos grupos, ya que—cierro mis ojos —no es ni medio normal que en una familia exista un lobo, dos vampiros y si mis sospechas no fallan un aprendiz de cazador brujo.

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