La Chica Dhall © romance Capítulo 18

Advertencia: capítulo no apto para personas sensibles las cuales la mínima cosa les da ganas de vomitar.

Capítulo diecisiete

La puerta es tocada con desesperación y la madre de Danna y Danni entra alterada al despacho —Alpha, perdone la interrupción, pero tenemos un muy grave problema.

Bajo mi cabeza al suelo y tomo el puente de mi nariz. Que no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensando.

—¿Qué sucede Paola? —habla mi padre.

Esta traga grueso y calma su agitada respiración —Hay dos personas al límite de la manada identificados como un vampiro y lobo, con mis hijas, y dicen que si Zuani no está viva las van a matar.

Me volteo hacia mi abuelo —Te lo dije, te lo dije y te lo dije.

—¿Les diste algún tipo de información sobre Zuani?

Niega —No.

—Hiciste lo correcto. Ahora anda a ver a tus hijas que en menos de un minuto estoy contigo, tengo que resolver una cosa primero —esta asiente y sale corriendo de la habitación.

—Sabía que esto iba a pasar —paso una de mis manos por la cara —¿qué pasa si ellas ya le han contado todo a ellos y solo están planeando esto para sacarme de aquí y matarme?—tomo asiento—¿cuál es el plan ahora? Teniendo en cuenta que estoy aquí y no en el calabozo, no tengo ningún rasguño y es más que obvio que no puedo salir como si nada de aquí.

—Amir, tú decides si seguir con esto o no.

Mi padre me observa fijamente y niego cansada —Ya no importa. Si igual dijese que sí, ¿cómo llegaría a la mazmorra? No tengo ningún signo de tortura, y, ¿qué explicación le daría a Len? —me dejo caer al respaldo —Un momento, ella dijo que solo eran dos personas, un vampiro que debe ser Neal y el lobo que es Alexander, por lo tanto, Len tiene que estarse infiltrando por algún lugar—cierro mis ojos—a la mierda todo.

—No —dice rápidamente —Sígueme —me hace señas y lo sigo en dirección contraria al despacho—no sé si te acuerdes padre, pero creo que una vez me contaste que una mujer se escapó de la mazmorra y que en vez de sellar el hueco que hizo lo que hicieron fue construir otro pasadizo y sellar la entrada del viejo.

—Creo que ya sé lo que quieres hacer.

—¿Me están diciendo que hay un túnel del calabozo a la casa?

Mi padre levanta sus cejas —no exactamente, pero sí, es algo que solo conocemos los Alphas y está totalmente prohibido mencionarlo a alguien más, ni siquiera tu madre o tu abuela saben, asique tú también tendrás prohibido mencionarlo.

Entramos a uno de los tantos cuartos solitarios de la casa y él cierra la puerta, mueve la cama con cuidado y jala la gran alfombra negra revelando una puerta en el piso de madera, la abre hacia arriba y me tapo la cara al sentir el polvo pegar directo en mi cara.

—Ahora escuchame bien, Zuani —mi abuelo toca mi hombro —tienes que bajar y al llegar al final del todo hay dos corredores, uno a izquierda y otro a la derecha, toma el de la izquierda y no te perderás —asiento y muevo mis pies al hueco —otra cosa —volteo y siento un golpe dar directo a mi cara, me agarro de mi padre y parpadeo varias veces para dejar de ver doble, paso el dorso de mi muñeca por la boca y veo atentamente la sangre que sale de esta.

—Buen golpe, viejo, pero no es suficiente—sonrío aguantando el dolor en mi mejilla.

—No use toda mi fuerza—se encoje de hombros— por cierto—su semblante cambia a uno serio —desde aquí en adelante estarás sola, todos pensarán que has traicionado a la manada, por lo tanto si te cruzas con alguien es mejor huir.

—También, otra cosa más —mi padre examina mi rostro —ten cuidado con lo que haces, no dudes en informarme si te sientes insegura de lo que haces, si necesitas algo o estás en problemas —da un beso en mi frente y me abraza —eres mi hija y a mí me duele mucho más dejarte ir por el mero hecho que te puedo perder.

Me despego —ya, no es para tanto, nos volveremos a ver —sonrío —me tengo que ir —señalo las escaleras y les doy una rápida mirada —adiós —me despido de mano y bajo, escucho la puerta cerrarse y suspiro antes de hacer lo que tengo pensado hacer.

Limpio mi mano con el pantalón y desabrocho el mismo, sacudo mi cabello para que parezca más alborotado de lo normal, me pego a la pared de tierra y bajo de arriba a bajo dando una vuelta entera para ensuciarme.

Creo que esto ya está bien.

Ahora a quedarme aquí como una bolita llorona. Si me pregunta el por qué no escape por el agujero, pues la respuesta será "estaba muy asustada, no sabía cómo había llegado ahí, solo sé que me intentaron tocar y me resistí, me dieron un golpe muy fuerte en la cara y cuando desperté estaba en esa fosa".

Deberían pagarme por ser tan buena actriz, además de las buenas mentiras que me monto.

Me arrimo a una esquina y abrazo mis piernas, miro los gusanos comerse los ojos, salir de la boca y otros lugares en las víctimas de mi padre. Dejo que las lágrimas corran por si solas y aguanto las ganas de vomitar, bajo la cabeza a mis rodillas y concentro toda mi atención en lo que está pasando arriba.

Solo silencio.

Vuelvo a alzar mi cabeza al sentir algo húmedo en los dedos de mis pies, veo de reojo en esa dirección y muevo mi pie al ver en donde estaba pisando.

Un estómago a medio comer.

No aguanto más. Doy tres arcadas y expulso todo lo que había comido un día anterior, presiono mi estómago para sacarlo todo y al terminar limpio la comisura de los labios con el dorso de mi mano.

Estoy en una situación lamentable.

Escucho la puerta de arriba abrirse y levanto la cabeza, dejo que las lágrimas corran por si solas y los pasos se apresuran cada vez más a donde me encuentro, su cuerpo se inclina hacia adentro y sus ojos dan con los míos, un gran latido salta en mi pecho y trago grueso al quedarme sin aire.

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