La Chica Dhall © romance Capítulo 6

Capítulo cinco

El tal Len es algo, estoy segura.

Camino de un lado a otro en mi habitación y pienso en todas las posibilidades que hay de que él sea un vampiro, lobo o demonio.

Su piel, sus ojos, esos movimientos y sobre todo esa sonrisa, sin mencionar el hecho de que tiene una mente algo peculiar.

Es que está más que claro que es algo, ¿y si solo me estoy inventando cosas en la mente y es un simple humano como yo? entonces es un humano muy listo, pero es que no me lo creo, y otra cosa que tampoco me creo es la mera casualidad de chocar o hablar justamente con su hermana.

Nada tiene sentido.

Confirmo que me estoy volviendo loca en menos de dos días de haber llegado.

La puerta de mi cuarto es tocada y Danna se asoma ligeramente —¿Puedo?

—Pasa — digo y restiego las manos por mi cara.

—¿Estás aún pensando en ese tal Len? —tomo asiento en la cama y agarro la taza de té que me extiende.

—Yo creo que deberías dejar de darle tantas vueltas, pero si quieres hacer algo por tu cuenta y saber que hay detrás de ellos—Danni baja su móvil y conecta sus ojos con los míos —deberías empezar por la hermana, es más que claro.

Paso mis pulgares por el bordo de la taza de té y soplo antes de tomar un sorbo, doy un suspiro y muerdo mis labios —No lo sé, la última vez que hice algo de esa magnitud no terminó bien.

Siento la mano de Danna palmar mi hombro —Nosotras estamos aquí.

—Sí, y puedes contar con nosotras ya que somos cien por cien fieles a ti—Danni se hace a un lado de la cama —es algo de familia. Somos fieles a nuestros jefes y en este momento tu eres nuestra jefa superior, por lo tanto si quieres matar a alguien, lo hacemos por ti; si estás en peligro de muerte nosotras daríamos la vida por ti, es mas, podríamos ser lo que tu quieres que seamos.

—Ya sé lo que ustedes son, lo que me agobia ahora es intentar averiguar esto que tal vez sea algo o nada.

—¿Y si llamas a tu padre? —habla Danna y se encoge de hombros —él sabría que hacer.

Niego con la cabeza —antes de salir de la casa me dijo que como persona madura que soy debía resolver los problemas por mi cuenta, que si tenía que matar a alguien lo hiciese, pero que por nada del mundo lo llamara si fuese un insignificante problema.

—Así que ahora tenemos que descubrir algo de lo que no estás segura.

Asiento —exacto.

...

El día de hoy no ha sido el mejor.

La lluvia me ha dejado mojada de la cabeza a los pies, no tengo abrigo, el aire acondicionado de la universidad está a tope y tampoco puedo salir con el auto, porque hay neblina y esta todo sumamente oscuro, la tarjeta desgraciadamente se me quedo en la casa y estoy tan hambrienta como una leona que no ha comido en días.

Que alguien me adopte, por favor.

—Yo te puedo adoptar —escucho a alguien detrás de mí y doy media vuelta para enfrentarlo.

Trago grueso y siento como mis piernas flaquean —¿dije eso en voz alta? —lamo mis labios y coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja, doblo mis pies hacia adentro y miro con cautela sus ojos ámbar.

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