La chica fénix: ¿Mi mate? romance Capítulo 11

Mario

Un soul mate es lo más importante para un hombre lobo, nos hace más fuertes, más rápidos, muchos solo esperan a sus parejas por el poder que esta les das; el lazo es tan fuerte que te podrías volver loco si no lo tienes, es un regalo de la Diosa Luna que no muchos lo aprecian, ya que he escuchado de casos donde los lobos rechazan a sus parejas sin importar que podrías morir por hacerlo.

Siempre quise tener una historia de amor como las de mis padres, fueron una pareja inesperada, pero una de las más fuertes que existen: ellos se aman, se cuidan, son perfectos los dos, por ese motivo anhelo tanto encontrar a mi mate, la cuidaré, la amaré y estaré con ella por siempre.

Paso cada día de mi vida anhelando la llegada de mi pareja y pasaría todos los días buscándola, pero no puedo al ser un alfa, tengo que cuidar de mi manada. Se supone que tengo ayudantes, pero veo como llega mi beta cansado como hubiera corrido un maratón como la de los humanos.

—Mario llegaron unos guardias, dicen que hay neófitos en los límites de la manada. —está casi sin aire, juro que si no supiera que es un hombre lobo, pensaría que es mortal, se recuesta en el mueble de la esquina de mi oficina, siempre hace eso. No me sorprende, es como su segunda cama y no sé por qué duerme tan cómodo, ahí es un mueble rústico muy viejo, se es como una reliquia de la manada.

—Voy, pero donde estabas tú, que parece que no puedes con tu vida. —trato de no burlarme de él, imagino cuál es la razón de su cansancio todos los años, es lo mismo.

—Sabes que no he podido dormir bien porque mi hermanito no deja de llorar en toda la noche, no sé por qué a mis padres les dio por tener otro hijo. —se queja y no lo culpo, los Rossi son la familia más antigua de la manada y la más numerosa también, es tradición que el primogénito de cada generación de esta familia son los betas de la manada.

—Quédate a dormir, que yo iré a ver qué es lo que pasa. —decido ir a ver a mi delta Saíd que se encuentra ya preparado con los guerreros, este al menos duerme, bueno más o menos a veces se queda hasta tarde en las rondas nocturnas para tener los días libres. Prefiero caminar a los límites de la manada, usar un auto por aquí no es factible, hay muchos riachuelos por este lugar y sin sonar arrogante, somos más rápidos que un auto; este lugar es muy tranquilo, solo se pueden escuchar el canto de las aves, el agua chocar con las rocas, cada sonido es tan gratificante, nos relaja y nos hace saber que no hay peligro lo sabemos lo sentimos, estamos muy ligados a la naturaleza somos parte de ella somos hijos de la Diosa Luna.

—No veo nada, creo que es falsa alarma. —todos giramos a ver con mala cara a Saíd, de seguro quiere ir a comer, se supone que mis ayudantes son guerreros de élite aparte de mis mejores amigos, pero no uno piensa en comida y el otro el dormir de milagro somos una manada fuerte.

—No creo tal…—no pude terminar, ya que me llega un delicioso olor a tierra mojada y chocolate dirán como se puede mezclar ese olor, pero es tan delicioso y adictivo.

—¡Mate es nuestra mate búscala! —se exalta mi lobo Leros.

—Si, ya se déjame buscarla. —cierro la comunicación con Leros sé que si mi lobo toma el control de mi cuerpo nada será bonito, comienzo a buscarla alejándome de mis hombres, acelero el paso hasta correr esquivando los árboles delante de mí, no me detuve hasta que la vi tan linda pelirroja su rostro Diosa los mismos ángeles envidiarían su belleza, está vestida de negro no es cazadora porque si no la sintiera no huele a humana y tiene dos espadas en su espalda creo que también me está buscando no aguanto más y me lanzo donde está ella.

—¡Mía! —la tengo acorralada en un árbol, no me lo espere, no medí mi fuerza, ella me queda mirando y me va a decir algo, sus labios se abrieron, pero, se desmaya en mis brazos.

—Mi Luna — muevo un poco su cuerpo, pero no reacciona —despierta mi Luna —me preocupo, no sé que es ella o porque perdió la razón, la tomo en mis brazos para llevarla a mi manada, pero una chica que no había visto me detiene.

— Será mejor que tengas una buena explicación para tratar de llevarte a la jefa —no entendí lo de jefa, esta chica es muy rara, solo me ve con el ceño fruncido.

—Ella es mi mate, tiene que estar conmigo, es ¡Mía! —la apretó más a mi cuerpo, no dejaré que nadie me separe de ella, la chica me mira asombrada porque le acabo de decir para después sonreír como dije, esta chica es muy rara.

—Bueno, ahí cambia todo, pero te daré unos concejos, primero no la trates como un objeto si no quieres que ella te golpee, segundo voy con ustedes si no me golpea a mí y tercero dale de comer cuando despierte o si no nos golpea a los dos entendiste. —me quedo viendo a la chica rara sin entender. Trato de comprender y no reírme porque la rubia delante de mi habla en serio y prefiero estar precavido a hacer enojar a mi Luna.

—O sea, si se despierta y no come, si no te ve y si la reclamó como un objeto seré golpeado. —asiente emocionada dando pequeños saltos.

—Qué bueno que entiendes ahora a caminar, que no queremos que despierte en estos momentos que no hay comida —dice la chica rara —ya que a mí me estuvo molestando que tenía hambre. —comienza a divagar, perdiéndose en su propio mundo.

—Entonces sígueme. — aunque no sé si me escucho va detrás de mí, mi delta con los guerreros se quedaron donde los deje que seguro me siento pude haber muerto y estos chicos comiendo manzana y se supone que solo Saíd tiene hambre.

Lo bueno de la imagen es el compañerismo que tienen, fue duro hacer que lo acepten ni los ancianos lo querían en la manada; ya que los deltas tienen un historial de atacar a sus alfas, pero él no es así, al igual que con Cesar crecí con el son mis mejores amigos.

—Es tu Luna. —me ve sorprendido, sabe que tengo dos años buscando a mi mate, desde que me convertí en Alfa cuando me cumplí la mayoría de edad.

—Pero que le insiste para que se desmayara —me ve divertido —¿Acaso no aguanto tener un mate feo? —sé que solamente está bromeando, pero igual le doy una mirada amenazante acompañada de un gruñido asiéndolo retroceder. Él sabe que no debe molestar a Leros su lobo le teme mucho.

—Yo pienso que le dolió el golpe del árbol, pero he visto que ha recibido peores, así que creo que está hablando con su papá. —la chica rara le quita la manzana de la mano a uno de mis guerreros, sin temor alguno lo encara cuando este le gruñe —¿Qué paso lobito?, no seas llorón. —esta chica no le teme a nada, me agrada.

—Y tú quién eres ladrona de comida. —le pregunta mi Delta a la chica.

—Me presento soy Yassi un gusto con todos, ahora vamos. —dice muy alegre la chica rara, comienza a caminar en dirección contraria de mi manada hasta que se detiene porque no la seguimos —¿Eh? ¿Vamos?, o por donde. —le señalo con mi cabeza para que me siga.

El camino de regreso fue más corto, creo que es por la alegría de llevar en brazos a mi pareja, a mi Luna, a la mujer de vida, sonara muy precipitado, pero, algo me dice que ella estará igual de feliz que yo, solo queda esperar a que despierte quiero conocerla hablarle escuchar su voz que me diga lo que le gusta lo que odia. Los guerreros se quedaron en posición por si se volvía saber de los neófitos, todos en la manada nos veían pasar, algunos hacían la reverencia, eso lo hacen, los más ancianos están acostumbrados a hacerlo, ya le he dicho que no lo hagan, me siento incómodo cuando lo hacen.

La manada se compone por casas de madera que se amplían cuando hay un nuevo integrante en su familia, mi casa está al frente de todas, es más grande porque mi familia a veces se quedan en mi casa, cuando entramos Cesar acorrala a la chica rara a la pared.

—¡Mía! —grita César muy feliz, a la pobre chica que está más que asustada, espero que si lo acepte y no me hayan dañado la puerta siempre me toca arreglar las cosas de la casa cuando se dañan.

—Co.… Co.mo que mate padre fénix no me dijo nada. —esta chica que cada vez me confunde más, mi beta la queda viendo triste, él es igual que yo en el tema de las parejas.

—¿Me…me vas a rechazar? —espero que no, eso lo parodia matar.

—¡Qué no, solo es que me sorprendí! —lo sorprende dándole un beso a César, si demasiado privado para yo este aquí.

—Okay, ustedes ya tienen a sus mates, ahora solo quedo, yo me quedaré solo, solin, solito. —tendré que quitarle esas películas para niños a Saíd, a veces se comporta como un infante y se supone que este es el lobo "feroz" del que debía cuidarme, él haría todo menos agredirme. Dejo a los chicos y decido dirigirme a mi habitación.

La dejo en la cama de mi habitación estaba tan pacífica, me gusta verla dormir, se ve tan linda y calmada por la Diosa, parezco un acosador viéndola dormir y como no si es tan bella. Ella es hipnotizante, sus largos cabellos pelirrojos brillan como seda, su fragancia tiene otra una mezcla con rosas, ese olor no lo había captado, es igual de perfecto. Trato de acomodarla mejor en la cama, pero, no medí fuerza, casi tiro, solo logré que se quedara al filo de la cama.

Me quede tan absorto de su belleza, hasta que escucho la alarma sé que nos están atacando los neófitos, con todo esto me había olvidado de ellos, mejor voy antes que se les ocurra atacar las casas habitadas de la manada.

Dejé a mi Luna bien resguardada con dos guardias, espero que no se asuste, con temor a que se despertara y no me viera para explicarle donde estaba, decidí ir a combatir con esas sanguijuelas.

Eli

Lo primero que veo en aquella sala que tanto adoro por su belleza es a aquellos en sus tronos tan bellos, me interrumpieron cuando iba a conocer a mi bombón sin camisa apenas y lo pude ver eso es injusto.

— Ni lo digan —los miro desafiante —estuve esperando este momento por un año y cuando pasa ustedes me llaman. —no estoy enojada, solo quiero saber por qué me llamaron justo en el momento que le contestaría a mi mate.

—Lo siento cariño Luna recién nos dijo que se encontrarían. —se disculpa papá.

—Si, si lo que digan mejor me voy, si demoro más allá, pasara una semana. —sin decirles más me concentro para volver a mi cuerpo.

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