Mario
Eli trata de contener a los monstruos que salían del portal, no me alejaré de ella, nunca más la dejaré pelear sola, sé que ella no me necesita para luchar, es muy fuerte, es más, yo la necesito más a ella que ella a mí.
La pelea es muy dura, combatir contra seres que solamente se escuchan en historias, es algo sin igual, observó un lobo parecido a mi padre peleando contra uno de los Titanes.
—No es parecido, es tu padre. —dice Leros en mi mente.
Maldita sea, él tendría que estar con mamá y mi hermanita. Me alejo de mi Eli para acercarme a papá, ella se da cuenta hacia donde me dirijo solamente asiente dándome una mirada preocupada y sigue luchando.
—¿¡Papá, qué haces aquí!? —lo miró alarmado.
—¡Pelearé con ustedes! —dice enojado, su lobo lo está controlando, sé que está enojado por lo de Dalí, pero mamá y mi hermanita lo necesitan.
—¡No! ¡Tu deber es con mamá, nosotros podemos con ellos! —gritó, justo en ese momento se escucha una explosión, busco su origen y veo como mi Eli había hecho explotar un arma de los cazadores a unos monstruos de cuatro brazos.
—¡Mi deber es defenderlos a todos, además tenemos que calmar a César! —lo miro muy confundido.
—¿Qué tiene que ver César?
—César no es el problema —me dice —es Zet —yo lo miro, no sé qué tiene que ver el lobo de César.
—Sigo sin entender.
—Recuerdas que el lobo de César es un lobo muy antiguo —asiento, de pronto del portal salen lobos del mismo tamaño que nosotros, dando a entender que son hombres lobo —es tarde, ellos están aquí — dice papá alterado.
Noto como el lobo César sale de la nada gruñendo a los lobos que salieron del portal, pero hay algo en esos lobos distintos a nosotros.
—Ellos son lobos por maldición. —vuelve a hablar papá.
—¿Como por maldición?.
—Recuerdas las historias de los humanos que dicen que te conviertes por la mordida de un hombre lobo.
—Si, te pregunté si podíamos y me dijiste que no.
—Pues esos lobos de allá se convirtieron por una maldición, son esclavos de la Luna y si ellos muerden a un humano se convierten en lobos. —me explica mientras esquiva los golpes de un neófito.
—Y eso que tiene que ver con César, él es licántropo de nacimiento.
Papá no termina de explicarme por qué uno de esos lobos se lanza a morderme, lo esquivo clavándole mis garras ya convertidas en su espalda. Me siento mucho más rápido y ágil después de tomarme ese brebaje.
Los fénix están llegando con más lobos que son de las manadas más cercanas. —¡César! —Lo llamo cuando su pelaje está teñido de sangre, mi temor es que se descontrole y mate a alguien inocente, solo me mira y sé con eso que Zet está al mando de todo su cuerpo.
—Yo lo ayudo —dice Yassi acercándose a su mate para calmarlo.
Todos estaban peleando, cada parte trataba de salir victorioso, los Dioses están matándose entre ellos, siempre quise conocer a la Diosa Luna, nuestra Diosa madre nunca pensé que sería así, es toda una guerrera destruyendo a esos seres gigantes. Lo que no vi fue que atacaron a mi Eli.
—La mayoría de Titanes han sido derrotados, los lobos que salieron del portal huyeron, pero aun así estamos perdiendo por los monstruos que ni los demonios pueden derrotarlos tan fácilmente, los Grigori los ayudan a combatir liderados por Semyazza.
—¡Tenemos que hacer que entren al portal! —grito para que todos me escuchen, ellos sienten y hacen lo posible para hacerlos retroceder.
—A ¡no!, eso no —dice Gaia mi abuela, me agarra y me sujeta para que no me mueva —yo no entraré ahí de nuevo. —trato de soltarme, pero es más fuerte que yo.
—¡Eli! —escucho que me llama mi lobito, corre hacia donde yo estoy, pero un titán se le atraviesa y lo hiere dejándolo inconsciente.
—¡No, suéltame, maldita! —estaba desesperada por llegar con mi lobito. Quiero llegar a donde él me necesita, forcejeo para que me suelte, pero no lo hace.
—Esa es la forma en la que le hablas a tu abuela, eres una insolente.
—¡Gaia suéltala, ella no te ha hecho nada! —grita mi abuelo muy asustado.
—Mamá suéltala.
—¡No!, si yo entro ahí, ella se irá conmigo. —me aprieta más a su cuerpo, papá intenta acercarse, pero ella le hace una mirada de advertencia —Ni lo intentes cariño, sabes nunca quise un hijo, pero tu padre dijo era lo más maravilloso del mundo, pues que crees no es verdad. —La mirada de dolor de mi padre es notoria. Eso me llena de furia cómo se atreve esta maldita a hablarle así a mi padre.
Hice lo más estúpido que se me pudo ocurrir y como en cámara lenta veo a todos luchar a los dioses Griegos, luchar con los Titanes, a los demás luchar con otros Dioses, a mis guerreros, pelear vi a Yassi y ella parece que supo lo que haría.
—¡Eli no!— grita, pero ya es muy tarde.
Me impulsó hacia arriba lo más alto que pueda llegar, hasta que ya no siento oxígeno en mis pulmones. Gaia intenta soltarse de mí, pero no la dejo, ahí enciendo todo mi poder de fénix, desplegó todas mis alas en llamas, siento como su cuerpo se enciende, la escucho gritar; pero no la suelto hasta que ya no me quedan fuerzas para más, siento mis párpados cerrarse también como voy cayendo al vacío quedando en la inconsciencia.
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