La chica fénix: ¿Mi mate? romance Capítulo 2

Tuve que asimilar muy rápido que mis amigos son hombres lobo por el bien de todos, aunque estoy un poco en chocheada por la noticia, no todos los días té enteras de que todo lo que lees y vez en películas es real, pero, los amo mucho como para rechazarlos. Estaré para ellos siempre como sé que ellos lo estarán para mí.

Fer me trajo a casa, mi querido Aldo, que se supone que es mi chófer personal por mandato de mi madre; se iba a ver a su novia, preferí no decir nada, ya que su rostro se iluminó cuando le llegó un mensaje de Dinora no pude pedirle que me llevará y a Karla la llamo su mamá porque tenía que arreglarse para la noche.

Así que no tuve otra opción cuando Fer se ofreció a llevarme, tenía tiempo sin estar a solas con Fer, pero no fue nada incomodó. Ya todo entre nosotros está todo claro, pero, su mirada, la forma en que agarraba mi mano es igual que cuando salíamos, tengo miedo de que se haga falsas esperanzas.

¿Cómo le digo que solo lo veo como mi amigo?, nada más que eso sin otras intenciones.

En mi casa voy directo a la cocina para saludar a mamá, ella es muy hermosa, para la

edad que tiene se ve muy joven, a veces nos confunden y dicen que somos hermanas, la única diferencia es que mamá es pelinegra y yo soy pelirroja, creo que eso lo saque a papá, él es un pelirrojo guapo según mamá, aunque solamente saque su color de cabello, cada que le pregunto a mamá por papá solo me dice que tuvo que irse por nuestro bien, ella siempre nos habla bien de él nos dice que nos ama a los tres que él volverá, no sé si creerle, ella ha sido padre y madre para nosotros, nos cuida mientras trabaja en una panadería a lo largo de mis diecisiete años, vi a mamá trabajar de lo que ha podido para no estar lejos de mi hermano y de mí la amo mucho y siempre tendré presente sus sacrificios.

—¡Ya llego tu hija favorita! —le doy un abrazo fuerte, logrando que se asuste, pero al ver que soy yo se relaja.

— Sabes que tengo otro hijo al que también amo. —sonríe —Y hablando de él, sácalo de la cueva para cenar. —me señala hacia arriba, me tocará a mí entrar ahora espero que no me pase lo mismo que anoche.

—Claro mamá. —acepto para no molestarla más, ya que ella tiene un número de

estricto de bromas que podemos hacer al día, lo sé, mi madre es genial, al menos hasta que se enoje cuando eso pasa tiembla todo, me dirijo hacia la cueva de mi hermano, puesto que es el lugar sagrado de él, al ser el menor tiene su guarida de hombre, aunque aquí hay más cosas mías que de él lo bueno de ser unidos y casi no pelearla clave está en él casi.

—Cabeza de zanahoria a comer ya. —lindo apodo no.

—Ya bajó. —no despega la mirada de la pantalla —Y por cierto, cabeza de antorcha, hoy hay revancha. —el hijo de mi santa madre sabe que odio ese apodo, salió vengativo el niño.

—No gracias si juego contigo, seguro no salimos de aquí hasta mañana— se ríe porque sabe que es la verdad.

Adoro a mi hermano menor, por desgracia es más alto, intentar mandar como hermana mayor es difícil si parezco un minion a su lado.

—Bueno, pero tú y yo tenemos un juego pendiente. —pasa a mí, lado en forma retadora. Tiene agallas, el niño aun así perderá.

En la cena estábamos compartiendo un rato de, familia, está hora podemos hablar de todo lo que nos pasó en el día obvio, tuve que omitir lo de mis amigos caninos. Nos reíamos de la historia que mamá nos contaba, al parecer otro hombre se le acercó a pedirle una cita y termino rechazado; como los otros ellos saben que no tienen oportunidad igual lo intenta con la esperanza de que mamá de su brazo a torcer, yo que la conozco sé que jamás aceptará a otro hombre que no sea papá.

Algún día quisiera conocerlo y saber si él es merecedor de ese amor que mamá resguarda tan celosamente, ella sonríe, pero sé que lo extraña. Siempre que pasa esto prefiero cambiar el tema y que mejor que algo que sé que seguramente se habrá olvidado.

—Mamá hoy es la fiesta de Aldo. —sonrió al ver el rostro de confusión de mamá y más cuando se sonroja cuando nota que yo sabía que lo había olvidado.

—Si cariño solamente déjame lavo los platos y te llevo. —recuerdo que Aldo me dijo que la fiesta va a ser en su casa, pero la de la manada; y después no quieren que los compare con los animales si le dicen manada al lugar donde viven.

—No, tranquila ma Fer dijo que me llevaría. —me queda mirando, como si esperara que siga hablando, eso da un poco de miedo

—Fer, Fernando, tu exnovio, el que te terminó y se fue de ese Fer me hablas. —si a ella le cuento todo lo que me pasa, eso tiene sus ventajas y desventajas, como en este momento que tiene el ceño fruncido y conociéndola está planeando la forma de hacerle algo a Fer.

—Si mamá mi ex, el que te dije que quedamos como amigos. —trato de no rodarlos ojos porque si lo hago terminó con alguna chancla pérdida por mi cabeza.

—Eli eres de las pocas chicas que conozco que se hace amiga de su ex. —me molesta mi bello y muy fastidioso hermano.

—Claro hermano, soy única e inigualable. —pongo la mejor pose de diva que puedo, en esta familia nunca te aburres.

—Bueno, pero no llegues tan tarde mañana. —A, pero la señora si se acuerda que el día que Aldo vino a pedir permiso le dijo que después de la fiesta haríamos pijamada. Creo que mi señora madre tiene memoria selectiva.

—Si mamá. —me apresuro a comer y ayudar a alzar los platos, ya que hoy le toca lavar a Bastian y mamá no se acordaba lo que dije, tiene memoria selectiva, cuando se lo recordé termine con un brócoli en la cabeza.

Termine de arreglarme, me puse un vestido color azul rey suelto, no soy mucho de vestidos, pero porque es un día especial para mi amigo, lo haré.

Mientras me miraba en el espejo tratando de encontrar algún error en lo que me puse, escuché el timbre y a mi hermano gritar que él abría. Ni bien escuché eso, agarre mis cosas y salí corriendo a la puerta, no quería que mi hermano o mamá hablarán con Fer y le recriminaran alguna cosa.

— ¡Hola! —digo agitada, creo que sí debería hacer ejercicio —¡Y adiós! —grito a mi mamá que está de tras detrás de mí junto a mi hermano.

A medio camino del patio de mi casa me regreso para abrazarlos.

—Los amo. —por algún motivo sentí que tenía que decírselos, es como un nudo en tu garganta que no desaparece hasta decírselos.

—Y nosotros a ti. —responde mamá, les sonrió, depósito un pequeño beso en sus mejillas y salgo corriendo al auto de Fer sin decir nada, ya que aquel nudo en mi garganta volvía a formarse.

De camino a la casa de Aldo, me di cuenta de que la entrada a su manada está en el bosque, nunca me percate de esto, antes eso me pasa por despistada; el bosque en la noche da un poco de miedo claro, está que ahora sé que los seres mitológicos existen me da miedo saber lo que podría encontrar en lo más profundo de este lugar.

Llegamos a un portón dónde se encontraban unos hombres con aspectos de guardias, pero con poca ropa y con armas nos detienen, me pongo un poco nerviosa haciendo que mi corazón se acelere, ellos me quedan mirando un poco raro, yo creo porque soy humana.

—Cálmate que hasta los guardias escuchan tu corazón, parece que te dará un

infarto. —Fer trata de calmarme un poco asustado por mí.

—Es por eso que los guardias me miran raro. —respiro un poco mejor, yo pensaba que era que no debía estar aquí o algo peor.

—Si y porque eres humana, no siempre se ve una humana en la manada, eso y que tu belleza los tiene tontos. —hace que me ruborice. —Vez lo que digo hasta sonrojada, te ves hermosa. —sus palabras son así, te hace sentir tan especial y única.

—Ya deja de decirme eso. —trato de calmarme un poco por lo que dijo.

—¿Por qué debería? Sí, digo la verdad. —cuando estábamos juntos él era así, nunca dejaba de decirme cosas bonitas, cosas que me enamoraron, pero que ahora solo me hacen sonrojar.

Cuando llegamos a la fiesta veo a mi amiga bailando, ella se ve muy bonita, no me sorprende que algunos chicos de aquí se la queden viendo embobados, ella lo sabe, por ese motivo solo sonríe y baila, cuando me ve se lanza encima de mí.

—Pensaba que no venías. —comienza hacer pucheros, cosa que me hace reír, siempre se aprovecha por ser la menor del grupo.

—Nos distrajimos un poco en el camino. —le responde Fer a lo que mi amiga pone cara de pervertida, no sé que pasará en esa cabeza loca, pero nada bueno es.

—A donde se habían ido ustedes. —a veces me da ganas de matarla yo que no quiero que Fer se haga falsas esperanzas y ella con sus insinuaciones.

—A ningún lado deja de imaginarte cosas —la miro sería lo bueno que ella captó rápido que no quiero que confunda mi amistad con Fer —y dime, ¿dónde está Aldo? —está vez ella niega y hace una mueca de desagrado.

—Está con la bruja de Dinora. —lo dice con tanto desprecio que a veces asusta, creo que de las dos Karla aborrece más a la novia de nuestro amigo.

—Oye, si le dices que Dinora es una bruja es porque lo es o porque no te cae

bien. —Quiero salir de esta duda, ella siempre se refiere a ella con ese apelativo.

—Sí, es una bruja y no me cae bien, me cae mal la tipa. —me quedo con la boca abierta, como si no estuviera aturdida con la existencia de los hombres lobos, ahora sé que hay brujas; que será mañana las sirenas existiendo o algo más grande, dejo mi lucha interna cuando Karla me arrastra hasta la pista de baile con ella.

Pasamos bailando toda la noche hasta pudimos robarnos a Aldo un rato para bailar con él, tuve tiempo de bailar con algunos chicos de la manada, eran muy lindos, pero Fer los espanto creo que tengo que tener una charla sería con él.

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