Vivian no pensaba que Abril fuera tan astuta.En el primer día de trabajo, Abril llevaba regalos a la oficina y los repartía a los colegas.
Además, como ella ayudó a una mujer embarazada, se hacía conocida en la red social como la conductora más guapa.
Los colegas tenían buena impresión en ella y las colegas intimaban con ella. Todos la consideraban que era de buen corazón y la admitían.
En esta situación, lo que Vivian hacía parecía ridículo. Aparentemente, todos estaban del lado de Vivian, pero alguien se lo había dicho todo a Abril en secreto.
Abril provenía de una familia potente y tenía la recomendación de Gonzalo. El celo la hacía a Vivian perder la razón.
Cuando Abril preparaba café en el cuarto de bebidas, las colegas la dijeron que Vivian iba a hacerle la contra. Ella se rio apaciblemente y dijo:
—Gustavo es guapo, soltero y está amable para nostras, es normal que nos gusta él. Además, solo le adoramos, no necesitamos apartar a uno por esto, ¿sí? Debemos unirnos y trabajar bien que aumente la venta y desarrolle la empresa.
—Sí, cada bez Vivian veía que Gustavo trataba bien con una compañera, pues hizo trampas para expulsarla.
Otra compañera también habló de los rumores:
—No hace largo, un pasante quien no se había graduado ingresaba en nuestro departamento con la recomendación de Gustavo. Luego Vivian la dejó a Yolanda para crear dificultades a ella.
—¿Qué le pasa?
Abril preguntó curiosamente y no podía creer que Gusti pudiera contratar una estudiante.
—Aunque la novata resolvía las dificultades, copió el diseño de Lila. Lo que hacía Yolanda muy enfadada y la despidió—continuó la mujer.
—¡Qué mala era! —Abril estaba contenta por el resultado, se rio y tomó un sorbo del café.
—Pero Gustavo la justificó a ella y mandó el departamento legal acusar a Lila —anadió otra colega.
Todos se hablaban. Solo Abril prestó la atención a la novata.
—¿Cómo se llama? —Abril se fingió preguntar no intencionalmente.
—Isabella.
—Se llama Isabella Dávalos —dijo otra compañera con risa.
—Sí, es Isabella Dávalos.
—Pero ella no es mala, en cambio, es simpática y trabajadora.
—Desgraciadamente, ella no tiene un amparo.
—¿No es la novia de Damían?
—Es un rumor. ¡Cómo pueda Damían quererla!
—Se dice que su familia es pobre.
Dejó los alimentos en la nevera, Isabella preparó el té atentamente.
Después de ella dejar las tazas en la mesa y pasar el teléfono a Gustavo, su marido la dejó que vuelva a su habitación.
Isabella asintió con la cabeza y se volvió a la habitación.
Los hombres le admiraban a Gustavo por su buena suerte que podía encontrar una novia tan guapa y simpática.
Escuchando sus palabras y sabiendo que ellos se equivocaban, Gustavo sonrió.
Isabella estaba muy curiosa de qué ellos se hablaban. Por eso, apoyaba la oreja en la puerta para oír. Pero no podía escuchar bien el contenido.
De repente, oyó el grito rabioso de Gustavo, como si le ocurriera algo terrible. Preocupándose por Gustavo, ella quería ir a su lado pero temía que le molestara. Solo podía andar en vueltas anciosamente en la habitación.
Hasta que ella oyó que la puerta se abrió y se cerró, pensó que ellos se había ido salió de la habitación.
Isabella entró en la sala y vio que Gustavo se echaba en el sofá en depresión y su corbata estaba aflojada. Ella se le acercó y se asentó en su lado.
—Gustavo, ¿qué pasa? —preguntó con inquietud Isabella.
La expresión de Gustavo estaba reflexiva y dijo de repente:
—Isabella, vamos a divorciarnos.
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