—Vale, vamos a dormir juntos.
Mirando la cara roja de Isabella, Gustavo sonrió.
Se sorprendió Isabella y levantó la cabeza a mirar los ojos de él con alegría.
Después del registro casado, ellos dormían separados. En este momento, ella se esperó que durmiera en su abrazo amoroso con tranquilidad.
Después del traslado, Gustavo estaba arreglando la casa. Afirmó el tiempo en el reloj de pulsera y notó que tenía que ir a trabajar. Solo quedaba Isabella haciendo el arreglo. Aun en una tan corta distancia, Isabella le seguía a la puerta con sonrisa como siempre.
En la ida de la empresa, Gustavo se encontraba a una antigua casa de empeños con la historia de diez años.
Gustavo se vaciló en la puerta de la casa de empeños, pero finalmente decidió a entrar. Quitó el reloj de la muñeca mientras sacó una caja de la cartera y la dejó en la mesa.
El patrón cerca del mostrador los tomó y los revisó detenidamente, dijo:
—El reloj, 30 mil. La pluma, 15 mil.
—¡Qué bajo! —Gustavo frunció el ceño.
—Sí, el reloj y la puma son de alta marca, pero el precio ya es bastante alto. Sea más baja en otros lugares.
El patrón se mostró que no daba importancia.
Gustavo reflexionaba en ceño. El próximo mes comenzaría a pagar el préstamo. Era insuficiente aun con todo el salario. Además, tendrían los gastos de vida.
Para Isabella, él los empeñó.
El reloj era del amigo quien se lo regalaba después de ganar el primer dinero. Y la pluma era un regalo de cumpleaños que se la daba Abril seis años antes cuando eran novios. En aquel tiempo, Abril era una chica y le decía que ella compraba el regalo con los dineros que había acumulado. Creía que él lo valía porque ella le amaba.
Pero ahora Gustavo creía que él fuera inútil, ya que mantenía la vida mediante empeñar el regalo de su ex.
Gustavo acabó de salir, Abril apareció de la esquina cercana mirando a la figura desaparecida pensativamente. Ella quería saber qué hacía aquí Gusti.
Viendo que Gustavo se había ido, ella entró en la casa de empeño para preguntarlo.
Al comienzo, el patrón se lo ocultó a ella con palabras ambigua, pero cuando Abril sacó una tarjeta para comprar los que se habían empeñado por Gustavo, el tendero la trató con risa amablemente,
—El hombre parece pobre.
Esperando el pago el patrón dijo.
Aun sabiéndolo, Abril no podía renunciar a Gustavo.Ella no sabía la razón, aunque no era la chica inocente antes y quería conquistar a Gonzalo para hacerse su esposa, no entendía porqué no podía resignarse a abandonar a Gustavo. No podía aceptar que él olvidara a ella.
Abril se aspiró profundamente y le gritó a Luca por molestia:
—¡Luca, si todavía quieres que yo atraiga a Gonzalo y me case con él, deberías ayudarme!
—Vale, vale. ¡Oye! ¿Paloma queda con un rico en los últimos días? Un amigo me dijo que veía que ella estaba en un coche lujoso. Pero no busco el dueño del coche porque la matrícula es de otro lugar —él hablaba de los rumores de Paloma.
Después del secuestro, la relación entre Paloma y los familiares se empeoró. Como la madre impedía que el padre la rescatara por dinero, ella debía odiar a la madre.
—No sé. Ya me la he visto una vez tras la cosa. Ella no cambia nada. En una palabra, no nos metamos en sus asuntos, porque ella nunca nos agradezca —dijo Abril indiferentemente.
Abril creía que ellos no debían preocuparse por Paloma, la hija bastarda.
—Vale. Te informaré si encuentro algo sobre Gustavo.
Luego Luca colgó la llamada.
Al llegar la oficina, Gustavo la dio a Abril unos papeles y la dejó que se los llevara a Gonzalo.Esto la ofrecía una oportunidad de acercarse a Gonzalo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: LA ESTRELLA DE MI VIDA