La hija de mi padrastro romance Capítulo 11

Después de que Melissa se fue, no vi otra salida que ponerle una piedra a todo lo que le pasó a Yanka. Tenía que ser muy claro. Dije que ya no podía pasar. Quería a Yanca de una manera absurda y no sabía cómo iba a poder cumplir con lo que había dicho. Pero si quería salvar mi relación con Melissa, tendría que alejarme de Yanka. Subí las escaleras con nerviosismo, mis piernas se sentían pesadas y mi cabeza estaba a punto de explotar. Entré a mi habitación, me puse algo de ropa y salí con la intención de ir a la casa de Demetrius. No miré a Yanka, así que no me arriesgaría a retractarme de mi decisión. El malo Demetrius abrió la puerta y pronto le estaba contando lo que acababa de pasar.

- Melissa se asustó hombre, yo... Interrumpí mi discurso en el mismo momento en que me di cuenta de la presencia de Rayssa.

- Lo siento Rayssa, no sabía que estabas allí.

Rayssa: Espero que no hayas jodido a Rodrigo, no olvides que yo te la presenté. No quiero que me culpen por presentarle un gilipollas a mi mejor amigo. Respondió enojado, y ya sacando su celular, seguramente para llamarla. Cambié mi mirada a Demetrius, quien me llamó para ir a otro lugar. Fuimos a la cancha, nos sentamos y escuchó todo lo que había pasado. Por primera vez, Demetrius no bromeó sobre la situación. Demetrius: Amigo, si puedo darte algún consejo, creo que deberías terminar con Melissa. No podrás estar en la misma casa que Yanka y no hacerle nada después de todo lo que ha pasado. Escuché esas palabras, imaginando mi vida sin Melissa. Tenía planes de casarme con esa chica.

- No quiero hacer esto Demetrius, ni siquiera puedo imaginar un futuro sin Melissa.

Demetrius: Entonces tendrás que decirle la verdad, porque yo te conozco Rodrigo. No podrás enfrentarte a ella después de todo lo que ha pasado. Te consumirá poco a poco, hasta que no puedas más. Y luego, cuando finalmente hables, será imposible que ella te perdone, por el tiempo que hayas esperado para contarlo. Así que es mejor contar ahora que más tarde.

- Ninguna de estas opciones me parece aceptable Demetrius, de todos modos, sigo en riesgo de perderla. Y no quiero correr ese riesgo.

Demetrius: Amigo, lo siento, pero tal vez ya perdiste, en el momento en que le dijiste que se fuera, especialmente frente a Yanca. Melissa debe sentirse humillada en este momento Rodrigo. Ni siquiera sé qué decirte hermano, porque te metiste en una gran mierda. Respiré hondo, sabiendo que Demetrius tenía toda la razón. No quería perder a Melissa, pero tampoco quería tener que enfrentarla. Quería una manera de encubrir mi error sin sentir que mi conciencia me acusaba en todo momento. Después de la conversación con Demétrio, me fui a casa, pero quería volar al departamento de Melissa. Sin embargo, no podía irme y dejar sola a Yanca en casa. - Que gran hijo de puta soy. Dije, golpeando el volante. Cuando llegué a casa, no encontré a Yanka. Tal vez fue lo mejor. Se ahorraría más dolores de cabeza. Fui a la cocina, porque después de que Melissa destruyó mi sándwich, todavía tenía hambre. Noté que Yanca había limpiado todo, me hizo otro y hasta me dejó una nota. "Decidí salir con un amigo, pero te dejé otro sándwich listo, no tengo tiempo para volver". Yanka.

- Qué quieres decir con un amigo? Esta chica acaba de llegar, no se fue a ningún lado, cómo puede tener una amiga?

- Mierda, grité. Yo estaba muy cabreado, no porque ella se fuera, sino porque sabía que era con un chico. Empecé a caminar nerviosamente por la casa.

- Y si ella estaba en peligro? Qué pasaría si te fueras a encontrar con algún extraño de Internet? No sabía qué hacer, no tenía su número de celular y no quería llamar a mi madre, para no preocuparla a ella ni a Pyter.

- Maldita Yanka, por qué no me das un respiro? me dije a mí mismo. Respiré hondo y traté de mantener la calma. Yanka estaba loca, pero no era tan irresponsable. Me senté a la mesa y me comí el sándwich.

Luego me fui a mi habitación a escuchar música para intentar desconectar un poco de todas las causas que había en mi vida. Habían pasado horas y no había llegado ningún yanka. Bajé las escaleras y me quedé en la sala pensando qué hacer, hasta que la vi entrar. Llevaba un vestido azul turquesa, el cual le llegaba arriba de las rodillas, el escote era en forma de V, la espalda estaba cubierta solo por una X, y la cremallera estaba a un costado del vestido. El vestido resaltaba el volumen de sus senos, y su cabello era ondulado en las puntas, dando más volumen a las hebras, y su boca estaba con un labial rojo, lo que hacía que su boca fuera mucho más llamativa de lo habitual. Yanca fue la perdición de todos. Mi pene inmediatamente se puso duro, y ella se dio cuenta del efecto que tenía en mí, pero por primera vez ignoró ese detalle, lo que me hizo extrañar.

- Maldita Yanca, dónde estabas niña? Mientras te vas así, preocupándome, pensé que algo estaba pasando.

Yanka: No viste mi mensaje Rodrigo?

- Lo vi, pero no hizo ninguna diferencia Yanka, no conoces a nadie aquí. Qué amigo es ese que salió contigo? Mi pregunta no era de preocupación, sino de celos, al verla tan producida así, para salir con un extraño.

Yanka: No conoces a Rodrigo, pueden pasar muchas cosas mientras estás en el trabajo sabes? Incluyéndome salir y hacer amigos. No todo lo que hago con mi vida lo necesitas saber. Y acabo de dejar el mensaje para que no creas que me han secuestrado. Dijo riéndose. Oírla decir que salió mientras yo estaba en el trabajo y se encontró con alguien al salir, me cabreó.

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