La verdad de nuestra historia romance Capítulo 178

Dentro de la sala privada, Abril levantó lentamente la cabeza. No tenía ni una sola lágrima en el rostro.

—Ten paciencia —exclamó Gina.

Además de cancelar el compromiso, la otra manera de acallar los rumores era organizar la boda y la mujer estaba segura de que Sonia pensaba lo mismo que ella.

A la mañana siguiente, Luciano llegó a su oficina y se dio cuenta de que Camilo actuaba de forma extraña.

—¿Qué ocurre? —Estaba desconcertado.

—Señor Fariña, usted y la señorita Pedrosa... —respondió Camilo luego de dudar por un instante.

—¿Qué ocurre con nosotros? —Luciano frunció las cejas.

—¿En verdad se casará con ella? —preguntó con cautela al notar que él también estaba confundido.

Después de decir eso, Camilo bajó la mirada con rapidez. A primera hora de la mañana, se enteró de los rumores que decían que su jefe iba a casarse en verdad con Abril. Todos allí se mantenían al margen, pero el asistente trabajaba hacía varios años con él y notó desde un principio lo cercanos que eran Luciano y Roxana y que en verdad no quería a Abril. Incluso para una persona ajena a la relación, era notorio que la única enamorada era la señorita Pedrosa. Durante los últimos seis años, Luciano se negó a comprometerse con la joven, pero era extraño para Camilo que accediera sin previo aviso.

La expresión de Luciano se tornó apática al instante.

—¿Dónde has oído eso?

Al oír lo molesto que estaba su jefe, Camilo comprendió lo que estaba ocurriendo.

—Señor Fariña, fue el director ejecutivo quien dio dicha información —informó con cautela.

Se sorprendió al enterarse de que el padre de Luciano era quien estaba detrás del asunto. De hecho, fue el asistente de Elías quien contactó a varios medios de comunicación y les ordenó que sacaran la noticia antes del amanecer. Eso provocó que algunos medios tuvieran que retener la información que debían publicar ese día sobre el matrimonio por conveniencia. En tan solo una mañana, la noticia llegó a todos los titulares y casi todas las personas en Horneros estaban hablando del asunto.

Luciano se quedó perplejo; luego de un momento, recobró los sentidos, pero continuaba inexpresivo.

—Entiendo; puedes retirarte.

Camilo asintió y, al darse cuenta de que su jefe estaba de mal humor, no dijo ni una palabra, salió de la oficina y cerró la puerta.

Luciano se acercó a la ventana de su oficina y se quedó observando hacia afuera; estaba confundido. Durante los últimos seis años, sus padres le recordaron de manera constante que debía casarse con Abril, pero él siempre los ignoraba y supuso que ellos comprendían que no quería hacerlo. Por desgracia y después de insistirle durante tantos años, actuaron en contra de sus deseos y anunciaron la boda al público.

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