La verdad de nuestra historia romance Capítulo 89

Antes de que el grupo se dirigiera al piso de abajo, Alfredo le preguntó a Roxana si podía levantarse de la cama en su estado. En cuanto obtuvo su aprobación, dejó que Jonatan y el mayordomo lo sostuvieran y bajó despacio las escaleras.

Roxana mantuvo la cabeza baja cuando se sentó en la mesa del comedor; hizo lo mejor que pudo para no llamar la atención. Por desgracia, parecía que Frida quería complicar la situación haciéndole preguntas a ella y a Abril cada tanto; debido a Alfredo, Roxana respondió todo.

—Señor Fariña —dijo el mayordomo desde la puerta.

Todos escucharon la breve respuesta de Luciano con su voz grave y vieron su alta y esbelta figura frente a ellos.

—Hola, gran señor Quevedo. —Luciano lo saludó y le dio un vistazo a la sala, cuando sus ojos se posaron en Roxana, no pudo evitar detenerse un momento.

Ella se clavó las uñas en las palmas de la mano mientras sostenía su mirada y asintió con calma. Sin más preámbulos, él levantó las cejas y respondió con una sonrisa.

—Toma asiento. Abril estuvo esperándote casi todo el día —dijo Frida con gusto haciéndole señas para que se sentara junto a su amiga.

Antes, Frida había utilizado la excusa de que su abuelo quería agradecerle a Roxana para que esta se sentara frente a él, mientras que ella y Jonatan se sentaban junto a Roxana, como tal, el único asiento vacío era el que estaba junto a Abril. No obstante, dado que la mujer sabía que Luciano tenía una relación más cercana con el anciano que ella, se puso de pie de inmediato y le cedió su lugar. De esa manera, el hombre se encontraba junto a Alfredo y también justo enfrente de Roxana. Al verlo sentado frente a ella, la mujer se tensó mientras bajaba lentamente la mirada.

—Es cierto. Ambos han estado juntos durante tantos años, incluso Estela ya creció. ¿No es hora de sentar cabeza?

—Sí, debieron haberse casado hace mucho tiempo. Ni siquiera sé por qué lo han pospuesto hasta ahora —bromeó Jonatan.

Todos miraron a Luciano por un momento, como si esperaran su respuesta. Sin embargo, en lugar de responder de inmediato, él solo le dio un breve vistazo a la mujer que tenía enfrente. A pesar de que solo fue un instante, no pasó desapercibido para los demás. Roxana apretó los puños y logró reprimir su vacilación antes de levantar la mirada para encontrarse con la de Luciano. Sus miradas se fijaron por un segundo y el hombre notó la indiferencia en el rostro de Roxana, por lo que frunció el ceño y sintió cierto disgusto.

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