Linda chica, no huyas romance Capítulo 9

Su corazón se desplomó cuando levantó el edredón.

«¡Maldición!».

-Por fin te has despertado, ¿eh?

La profunda y grave voz de un hombre se alzó desde las cercanías. Leonor enderezó la espalda mientras giraba la cabeza en su dirección, sólo para ver a Claudio sentado en un sofá con una carpeta en la mano. Levantó los ojos hacia ella cuando escuchó sus movimientos al volver en sí, pero su expresión era indescifrable. Ella podía oír el rápido bombeo de la sangre detrás de su propia oreja.

—Tú... Yo... como...

Su cara hervía de mejilla a mejilla mientras las sábanas se retorcían y arrugaban dentro de su puño. Le costó mucho esfuerzo vocalizar sus pensamientos y sacarlos de entre sus labios:

»¿Vas... ¿Vas a explicarme lo que pasó anoche?

El desconcierto de la mujer se yuxtaponía a su relativo distanciamiento.

-¿Qué hay que decir al respecto?

-Tú... ¿Qué me has hecho?

Él entrecerró los ojos en respuesta.

—Creo que lo que querías decir es, ¿qué hemos hecho?

—¡Tú! No he consentido a esto... —protestó ella indignada.

—¿Consentir? —su interlocutor se rio—: Apareciste en mi habitación sin invitación por la noche y te escondiste en mi armario con una cámara ¿Acaso crees que yo he consentido a eso?

El color cayó del rostro de Leonor mientras evadía su mirada para enmascarar su propia culpa. El hombre cerró la carpeta que tenía en la mano y se puso en pie antes de acercarse.

—Las fotos. ¿Dónde están?

-¿Cuáles fotos?

-¡Las que tomaste para Amanda Granados! -gritó.

-¡No había ninguna! -se agarró las manos mientras doblaba las rodillas hacia su cuerpo-, ¡No conseguí fotografiar nada, y tú ya tienes mi cámara!

-¿Borradas? Entonces, ¿disparaste alguna, o no?

-Yo... lo hice, ¡pero las he borrado todas!

-¿De verdad? ¿0 tienes una copia de seguridad en algún sitio?

-Yo...

Apretó las manos mientras su cuerpo se estremecía.

-Voy a ofrecerte una última oportunidad -el hombre dijo entonces en términos inequívocos—: Entrega de inmediato las fotos que tomaste anoche, o vas a encontrar que tus fotos aparecerán en otros lugares aparte de mi teléfono.

Sus pupilas se contrajeron al pensar en eso. No esperaba que él también fuera capaz de extorsionarla. Leonor se mordió el labio. Después, se quitó el edredón y se puso una bata de baño. La mujer se dirigió con seguridad hacia Claudio y ajustó el cordón alrededor de su cintura mientras se ponía frente a él. Luego lo miró con desagrado.

—Es un poco decepcionante saber que el reputado Presidente de la Compañía Blandón caiga tan bajo. Ya que el Señor Blandón parece disfrutar tanto de la fotografía, ¡estaré encantada de complacerlo!

Con eso, se incline sobre él.

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