natalia
Este oficial es realmente abusado, no puedo creer que me acompañó en la entrada y además les mostró a todos que estamos juntos.
Y lo peor que estamos en todos los sitios de chismes con la siguiente leyenda:
Diputado y Sugar Princess
Tras ser visto en una fiesta en Copacabana Palace, esta noche, el propio diputado confirmó que los dos están saliendo, y que son muy felices.
Se puede ver la felicidad en los rostros de la pareja, y aquí en Gofoca da Cidade felicitamos a la nueva pareja.
Y que suerte nuestra querida Nathalia Miller Campbell, porque ese hombre es hermoso, poderoso y millonario.
Bibi Ventura.
No puedo creer que ya salió en el canal de esta Bibi Ventura, la chismosa más seguida de Brasil, mi teléfono comienza a sonar, probablemente alguien filtró mi número en Internet, mis redes sociales están llenas de mensajes, envié un mensaje a mi madre para que no se preocupara de que apagara mi celular por algún chisme, así que apagué mi celular.
Fui a la barra y me senté en una banca, y pedí un tequila y me bebí el vaso de una vez, y lo peor de todo miré a las personas al lado del Diputado y sonrieron y lo felicitaron, y algunas personas hasta lo saludaron. todavía decían que tenía mucha suerte de estar con un hombre íntegro y poderoso.
Quería decirles a esas personas que se fueran al infierno, pero por cortesía sonreí, me disculpé y me alejé.
- ¿Qué hace mi hermosa novia aquí sola, que no está al lado de su amado novio?
- Al escuchar su voz detrás de mí estaba extremadamente nervioso.
- Cuando encuentres a tu novia ahí le preguntas - se sentó a mi lado.
- Tranquila Nathalia, sabes que solo fue un malentendido.
- ¿Mal entendido?
Y no lo negaste y no me dejaste decir nada – Tomé otro vaso de tequila – No quiero salir con nadie, especialmente contigo – Pedí otro tequila – Sabes que ya estamos en todos los sitios de chismes?
– me reí burlonamente – Como la pareja perfecta, no tiene gracia – pedí otra copa – Hombre – señalé con mi dedo índice hacia arriba – Deja la botella – y así dejó la botella.
- Creo que has bebido demasiado por hoy.
- ¿Y tú quién te crees que eres para venir aquí a decirme lo que debo o no debo hacer?
- ¿Su novio?
- Rodé los ojos.
- Sabes muy bien que no tengo nada - volví a señalar con el dedo - Nada.
- Vamos, te llevaré a tu habitación.
- ¿Se está invitando a mi habitación, diputado?
– era lo que realmente necesitaba.
- Te juro que solo te acompaño y luego me voy a mi habitación - me tendió la mano, y no voy a negar que ya estaba un poco borracho - Prometo no hacer nada contigo, nos Estamos en un lugar público y mi asesora está aquí si quieres que nos acompañe – así que tomé su mano y sonreí.
- No hace falta - al levantarme vi el daño que me había hecho el tequila, pues mis piernas se tambaleaban y no podía equilibrarme, cayendo hacia adelante y luego el Diputado me agarró - Ups creo que perdí el equilibrio.
Miré la cara del diputado y nunca me había fijado en lo guapo que era en realidad, su piel bronceada, sus ojos castaños, su nariz bien dibujada, su boca carnosa y dientes rectos y su pelo, pelo lacio bien peinado en un tono rubio oscuro. , los míos como si tuvieran vida propia caminaban en sus fuertes brazos, un hombre alto.
Cuando me miró, se le cayó un mechón de su cabello lacio y lacio, así que llevé mi mano allí y lo aparté suavemente.
- Si sigues mirándome así, no puedo controlarme y te voy a besar aquí mismo.
- Tal vez quiero ser besado por usted, Diputado.
- Nathalia no juegues conmigo, estoy tratando de ser un caballero contigo con todas mis fuerzas - sonrió - Lo estoy intentando.
- Tal vez quiera jugar contigo.
- Nathalia dice esto porque bebió demasiado, no quiero que mañana cuando me despierte en mi cama diga que me aproveché de ti.
Así que lo besé, así es, lo besé.
Estoy locamente enamorado del idiota de Esam, ese pervertido.
Pero ya me rendí con él, cuando mostró cómo es su vida no lo lograría.
Y luego seguiré con mi vida, él siempre será mi gran amor, pero los dos somos como el agua y el aceite, no nos mezclamos y es mejor que cada uno siga su camino.
¿Qué estoy pensando en Esam en este momento con un hombre maravilloso frente a mí?
- Cálmate mi hermosa – rompió el beso – Estamos en una fiesta y no puedo estar exponiéndome demasiado, soy una figura pública y todo lo que hago pesa en mi reputación.
- Solo somos una pareja de enamorados, Diputado.
Me alejé y lo dejé atrás y él vino detrás de mí, como todavía no estaba muy bien equilibrado, tropecé y me atrapó, realmente parecíamos una pareja enamorada, poco sabía la gente que yo estaba un poco borracho, si había es tal cosa medio borracho, me río para mis adentros.
- ¿De qué te ríes tanto?
- De nada, diputado, de nada.
Salimos de la fiesta que estaba en su apogeo, la gente no se dio cuenta de que nos íbamos, y fuimos directos al ascensor que estaba allí esperándonos, y entramos yo me quedaba allí.
También se hospedaba allí.
Nos miramos y tocamos los botones que llevan a los pisos, él en el último piso, el ático por supuesto y yo en el tercer piso.
- Cobertura por supuesto, el ilustre diputado no se quedaría en el piso de los menos favorecidos.
- Eso es cosa de mis asesores, no míos - se miró los pies - A ellos les gusta presumir.
- Con dinero público, por supuesto.
- Nathalia tú no me conoces y no sabes nada – presionó el botón del tercer piso y el botón del penthouse, parecía un poco molesto con mi comentario.
La luna bañaba el mar frente al hotel, el ir y venir de las olas del mar traía una hermosa noche a cualquiera que pudiera detenerse a observarla.
Ver gente pasar abajo, algunos saliendo de la fiesta en la que estábamos, otros haciendo ejercicio cerca de la playa y un grupo de amigos jugando con sus patinetas y sus bicicletas.
- ¿Qué miras en ese balcón? - Estaba parado en la puerta del balcón.
- Observando la vida de las personas - sonreí - Cuando era niño, allí en la planta me paraba viendo trabajar a la gente, y me preguntaba ¿qué estarán pensando?
- él se rió.
- ¿Y en qué estás pensando ahora?
- Yo - Me puse el dedo índice en la barbilla e hice la pose del famoso pensador - Que tengo hambre - se rió.
- Cuando era niño, también me quedaba allí en la granja de mi padre, persiguiendo bueyes y montando caballos todo el día.
"De ahí viene esta piel dorada", dije sin querer.
- ¿Crees que mi piel es dorada?
- Tu piel es hermosa, con razón las mujeres quieren salir contigo.
Se rio, y se avergonzaba, estuvimos hablando un rato, yo me senté en el piso y él se sentó al lado de la puerta en una silla, ahí me confió que le tenía miedo a las alturas y que nunca se acercaba a los balcones y que le gustaba una casa de un piso.
Me confió que la vida de un diputado que realmente trabaja no es fácil y que todavía va a la hacienda de su padre y ayuda en el manejo del ganado allá en Mato Grosso.
Y vi que el tipo que pensé que era un imbécil es un tipo muy agradable y me divertí.
Llegó la pizza, y trajo un poco de vino, ya no estaba tan borracho, a esa hora de la noche estaba sobrio otra vez.
Comimos la pizza y bebimos una botella de vino, y entramos por la segunda botella al amanecer.
Cada vez nos acercábamos más, me contaba una de sus payasadas cuando era niño y yo miraba esa boca carnosa, yo quería esa boca, me levanté y me arrastré hacia él y lo besé.
El que seguía sentado en la puerta estaba recostado, y me senté a horcajadas sobre él, lo besé, desabroché sus pantalones y sentí su gran miembro duro, no dejaría que el recuerdo de Esam volviera a arruinar mi noche.
Y le bajé los pantalones, y él me ayudó, con la prisa y el deseo que nos dominaba en ese momento, se metió dentro de mí y tuvimos sexo en el piso de la recámara, y fue intenso y delicioso.
Rodé encima de él sintiéndolo todo dentro de mí, eché la cabeza hacia atrás y él cerró los ojos y me sostuvo la cintura ayudándome a montar, me acosté sobre él y el diputado invirtió nuestros lugares y mi espalda entró en contacto con el hielo. mármol y ahora el que mandaba.
Sus embestidas me arrastraban al suelo con cada encuentro de piel que teníamos, encontraba mi placer y me estremecía debajo de él lo que aceleraba sus movimientos de ida y vuelta, eran movimientos rápidos que me hacían estremecer y él sacaba su miembro de dentro de mí y lo lanzaba .tu placer en mi vientre.
Me miraba con deseo y algún otro sentimiento que el suyo no me dejaba ver.
Le sonreí y luego su rostro se iluminó y él también me sonrió.
- Vamos a darnos una ducha, estás un poco pegajosa, lo siento - se levantó y me ayudó a ponerme de pie también.
- No usamos condones.
"No me arrepiento de eso." Bajó la mirada.
- Fue mi culpa, yo estaba encima así que es mi culpa - se rió.
- Solo me disculpo si... - No esperé a que terminara la frase, y lo besé deseando otra ronda de sexo en la ducha.
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