Esam
No estaba agitado como Cam, él estaba en una mala fase loca, no entendía muy bien qué le estaba pasando, pero sabía que mi hermana estaba detrás de todas las locuras que estaba haciendo.
- Amigo, no sé si debería?
- ¿Te estás rindiendo?
- Sabes, tu hermana, he hecho tanta mierda que terminé perdiéndola.
- Sé cómo te sientes - recordé lo estúpido que fui con Nathi - Y Nadia es un hueso duro de roer.
- Nunca la volveré a tener y estoy jodido están tratando de llevarse a mi hija, a su abuela - bebió el líquido ámbar de un trago - Voy a perder a mi hija, hombre, ¿de qué sirve tener dinero y tener poder como el que tiene mi familia, y al final la vieja viene del infierno y quiere llevarse a Manuela.
- No lo logrará, pero tendrás que dejarla ver a la niña – la pelirroja no deja de mirarnos – ¿Habló con sus abogados?
- Ahora y la conversación no es alentadora, la anciana es influyente en todo el mundo, maldita vez me involucré con Daniele.
La pelirroja al darse cuenta de que ambos estábamos muy interesados en la conversación que estábamos teniendo se acercó a nosotros, era delgada, alta, su largo cabello rojo, su piel se veía tersa y vestía una máscara negra con plumas que ocultaba parte de su rostro pero dejaba la boca que tenía labios finos y ojos tan azules como el agua cristalina de las Maldivas.
- Hola chicos - y sonrió seductoramente.
"Hola" fue justo lo que dije.
- Tardaste mucho en volver, vine a ver si te rendías.
- No me di por vencido - respondió Cam.
- ¿Y tu amigo participará?
"Pregúntale", le dijo Cam al oído.
Le dio la espalda a Cam y tomó la corbata que llevaba puesta, y la jaló contra su cuerpo delgado, y vino hacia mí inclinándose, su cintura se ajustaba a la cintura de mi amigo, y él sonrió, ella se acercó mucho a mi boca, quería bésame, pero yo no besé a extraños.
- ¿Quieres participar?
– y pasó su mano por mis partes inferiores.
Hice señas para que se encendieran las luces de la jaula de cristal, y todos los que estaban allí ya estaban ansiosos por verlos elegidos o por ver qué pareja subía a dar su show privado.
Caminé hacia allí, y ella me siguió, y Cam al principio no entró.
Se anunció que éramos la pareja elegida, y toda esa picardía de qué luz se elegiría y si el público podía sumarse a la diversión.
La gente gritaba verde, pobres bastardos, no sabían que nunca participaría en algo como esto.
Cam y yo ya hemos compartido algunas mujeres, pero no hay más hombres que se unan a nuestro juego.
La pelirroja me sonrió, quería besarme.
"Sin besos, cariño", le advertí.
"Pero…" ella quería cuestionar.
- Nada de besos o nos detenemos aquí.
- Todo bien entonces.
En la jaula de vidrio había dos sillones de acrílico y un diván chaise blanco, me senté en el sillón y la vi bailar, Cam también entró y el público que estaba allí gritó de euforia.
Cerró las ventanas y encendió la luz roja, mostrando que seríamos solo nosotros tres y que sería nuestra fiesta privada.
Llegó detrás de ella que me estaba mirando, sentado observándolos a los dos.
Las manos de Cam se movieron lentamente por sus costados hasta que encontraron su cabello, y suavemente lo apartó a un lado.
- Sí.
Cam se levanto y se puso un condon se sento en el Chaise, dejando sus piernas afuera y pronto se sento en el y empezo a cabalgar gimiendo como loca, mi amiga y yo teniamos bien dotados nuestros juguetes, yo tambien me protegio y le mordi el cuello y así que yo también la entré despacito para no lastimarla, ella gimió y se acostumbró a los dos dentro de ella, y empezamos a movernos y ella también.
Los movimientos cada vez más rápidos la hicieron alcanzar su pico de placer, y yo también alcancé mi placer, tomándolo de ella y Cam todavía tomó un tiempo y la hizo arrodillarse y derramó su placer en ella.
Y nuestra audiencia vio nuestra escena de lujuria allí en esa jaula de vidrio.
Yo, que no me había quitado la ropa, me arreglé y compré una bata para la niña, ya que su vestido se había convertido en retazos.
Cam la ayudó a vestirse y también lo hizo.
"Eso fue surrealista", dijo la pelirroja.
- Que tengas buenas noches - fue justo lo que le dije que no me gustaba quedarme allí mucho tiempo.
- Adiós querida – uno de nuestros empleados vino a ayudarte.
Y ambos salimos de la jaula, sin darle oportunidad a nadie de hablarnos y nos dirigimos a la oficina.
Allí fue simplemente divertido por el momento.
Conocí a Mia a mitad de camino.
- A ambos les gusta presumir.
- ¿Y viste a Mia?
—pregunté, sabía que se enfadaría.
- No solo vine a avisarte que el presente se va a Portugal, pasado mañana.
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