-¿Dónde demonios estás, mi doncella? -Luis sonaba como si estuviera a punto de romper en llanto-. No te metas en problemas ya que no podemos llegar tarde a las escenas que filmaremos mañana.
-Regresaré de inmediato. -Elisa sonaba muy tranquila.
Al escuchar que no había nada malo con la voz de Elisa, Luis suspiró aliviado. Ella cortó de inmediato y luego continuó consolando a Elena:
—Compré un pequeño departamento en Pueblo Rivera. Después vivirás allí y me desharé de esta casa así padre no podrá volver a causarte problemas.
—Elisa...
Elisa le acarició el rostro a Elena.
-Sé buena. Tengo que regresar porque ya no tengo tiempo. Haz lo que digo y llámame si necesitas algo.
Elena aún quería decir algo, pero Elisa ya había tomado su bolso, se había colocado de nuevo su cubrebocas y había llamado a un taxi para irse de inmediato. Veinte minutos después, apareció en el lujoso departamento que Luis había alquilado para ella. Para su sorpresa, cuando abrió la puerta y entró, la persona que vio no era Luis, sino que era Cristóbal, quien esperaba sentado en el sofá de manera inexpresiva.
La mirada de Cristóbal se ensombreció un poco, se puso de pie de inmediato y se acercó a Elisa, la tomó del brazo con fuerza y dijo con el rostro sombrío:
—¿Qué te sucedió en el brazo y en el rostro?
-Me caí por accidente. —Elisa encontró cualquier excusa ya que no tenía ganas de explicarle.
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