¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 188

Mario estaba consciente de que era muy probable que, en el futuro, Anastasia se convirtiera en la sucesora de Franco, y la realidad es que el hombre también tenía sus propias intenciones, después de todo, todos querían tener una vida fácil.  

Mientras tanto, Anastasia ya estaba aburrida y sacó su teléfono para revisar sus mensajes al tiempo que Mario iba en busca de algo que comer; dado que el hombre había tomado la decisión de quedarse con Anastasia durante toda la noche sin importar en dónde estuviera.  

Así mismo, la joven tenía curiosidad por saber qué estaba haciendo su hijo, así que le envió un mensaje de texto a Elías: 

«¿Qué está haciendo Alejandro?». 

Luego de enviarlo, no recibió respuesta, hasta esperó 10 minutos, pero seguía sin responder, así que solo dedujo que el hombre había olvidado su mensaje. Justo en ese momento, un dúo de madre e hija entró a la recepción del hotel: no eran ni nada más, ni nada menos que Noemí y Érica, quienes recién habían llegado tarde debido al terrible tráfico de la ciudad. La joven llevaba un vestido de noche color burdeos y en cuanto entró al hotel, recordó algo: 

—Mamá, olvidé mi teléfono en el auto, ¿podrías traérmelo? 

Al escucharla, a Noemí no le quedó otra opción más que aceptar.  

—Ve a sentarte en el sofá, yo iré por tu teléfono; ya no deberías usarlo tanto mientras estamos en el auto.  

Y así, Érica se levantó la falda y tomó asiento en el sofá mientras esperaba a su madre; en ese momento, un auto color negro se detuvo en la entrada y bajo la luz, un hombre abrió la puerta del asiento trasero y salió del auto: medía aproximadamente 180 centímetros y su porte era imponente; luego de ajustarse el traje, entró al hotel con sus largas y delgadas piernas. Detrás de él iba Ray, quien llevaba un maletín, no obstante, este último que también era guapo e iba vestido con ropa de élite, no llamaba tanto la atención como Elías.  

Cuando Érica miraba hacia la puerta en la espera de que llegara su madre con el teléfono, su corazón comenzó a latir con fuerza.  

«¡Oh, Dios mío! ¿Cómo puede existir un hombre tan guapo y elegante en este mundo?». 

Así mismo, el porte del hombre era elegante y frío, su traje era entallado y de él emanaba un aura fuerte y al mismo tiempo intimidante, lo que dejaba a entrever que tenía una posición muy importante.  

A Érica casi se le sale el corazón del pecho. 

«¡Es tan guapo y sexy!». 

—Hola, señor Torres.  

Franco volteó a verlo y se quedó un tanto confundido al no poder reconocerlo. 

—¿Y usted es? 

A lo que rápidamente Ray le entregó una tarjeta de presentación de Elías.  

—Esta es la tarjeta de presentación del presidente Palomares, por favor, revísela.  

Franco la tomó y sus pupilas se dilataron al instante, luego miró al joven hombre frente a él con incredulidad.  

«¿Es el joven de la familia Palomares? ¿Es por quién mi esposa se sacrificó?». 

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